El viejo y el mar, antes y ahora
HAVANA TIMES – Por segunda vez leo el libro de Ernest Hemingway “El viejo y el mar”. He de confesar que, en esta segunda ocasión reflexiono mucho al respecto y no puedo dejar de establecer una comparación entre la vida del pobre pescador, Santiago, a quien todos llamaban «el viejo», una Cuba entre las décadas de los 40 y 50 y nuestro presente.
No, no es mi objetivo entrar en detalles históricos ni políticos, sin embargo, las disfruto. Es una lectura sencilla, amena. Un libro que ha sido calificado como uno de los mejores del escritor estadounidense.
El viejo, vivía de lo que pescaba, y luego de una mala racha de 84 días sin conseguir nada en el mar, se lanza nuevamente en busca de la suerte, y esta vez le acompaña (depende del punto de vista de cada cual), ya que, consigue un pez aguja pero, es un pez tan terco como el pescador, y, ninguno de los dos, quiere rendirse, por lo que se sumergen en una batalla que dura tres días, donde al final, ambos salen perdiendo, aunque de cierta manera, Santiago, recupera su antigua fama de «buen pescador».
No, amigos lectores de Havana Times, esto no es un ensayo literario, sino que, Santiago, el viejo, el pescador, puede ser y es, cualquier cubano de a pie de esta Cuba de hoy, del año 2024. A casi siete décadas de diferencia.
Hemingway no pudo haberlo hecho mejor. El Hemingway de aquella época, que vivió en Cuba, que tomaba daiquirí y mojito, para quien esta isla fuera motivo de inspiración, y que ahora simplemente ya no es la de antes. El viejo y el mar, quizás obra cumbre del autor, amén de las críticas luego de ser publicada la novela, es sin duda, un reflejo de lo que somos hoy. Por esta novela, Hemingway recibió al año siguiente de ser publicada (1953) el premio Pulitzer y el Nobel de Literatura.
¿Escribiría una novela como esa un Hemingway de estos tiempos, de esta Cuba?
El pobre Santiago, así mismo como los cubanos de hoy, atravesamos una mala racha, la de él fue de 84 días, la nuestra lleva más de seis décadas. A nuestros peces también se los han comido los tiburones, casi seguro los del norte, que tienen la culpa de todo. Por lo mismo, en esta isla, la nuestra, no se consumen pescados o mariscos, al menos no los cubanos comunes. ¿Qué habría pensado el escritor norteamericano de esta Cuba de hoy?
Las gracias siempre a Hemingway, por su legado literario.