Conozca a Cuba… primero?

HAVANA TIMES – He viajado a Bayamo por vez primera a mis casi 40 años. Es sin duda, una ciudad bella, la ciudad de los coches, como bien sabe todo cubano y quien frecuenta la isla. Cuba está llena de ciudades preciosas, sitios de inimaginable belleza.
Hay una canción que en su estribillo dice: «conozca a Cuba primero y al extranjero después». Y sí, extranjero que visita esta isla, enamorado de ella queda, pero, por desdicha, pocos somos los cubanos que podemos disfrutar de la belleza que nos rodea. Solamente viajar de una provincia a otra, cuesta miles de pesos, más la estadía y la alimentación. Se necesita el salario de un año para poder trasladarse de una provincia a otra. Alojarse en un hotel también queda descartado, y no solo porque el pago se efectúe en dólares, y aunque en algunos se pague en moneda nacional, el precio por día es súper elevado, y no importa si el hotel es bueno o malo, pero caro sí es. Y es que para el cubano de a pie, resulta imposible pagarlo.
Solo imagine pagar 300 pesos cubanos o más por cada dólar. Pero, el asunto de este post, no es precisamente ese.
A Bayamo llegué con mi pareja, y no para pasear. De Bayamo es su familia y vino a atenderse un problema de salud, pues en la capital de nuestro país, aunque están (supuestamente) los mejores hospitales, ya nadie atiende si no es a través de una amistad o pagando. Entonces, dadas las circunstancias, decidimos venir a esta tierra oriental donde por suerte, hay familiares médicos y por ende, todo se puede resolver mejor. Ya el tema de los recursos médicos es otra historia.
De Bayamo he visto poco, apenas unas calles cercanas al centro, pero algo si es evidente, y es su limpieza, aunque me comenta la familia que a veces pasan los días y no pasa el carro encargado de recoger la basura. Su gente me parece linda y servicial, algo de lo que muchos habaneros adolecen. Me llama la atención los pregoneros, personas que venden dulces, galletas, viandas, verduras y frutas. Cierto es que la familia vive en una calle muy cerca del centro de la ciudad, eso sí, los precios muy similares a los de la Habana, si bien algunos más baratos (no mucho) otros, hasta más caros.
Los amigos de mi pareja dicen que aquí no hay vida, que no hay opciones, ni sitios a donde salir para pasar un buen rato. Salvo algunas cafeterías, pero todas con características similares, y súper caras.
Me cuentan que Bayamo, tuvo años muy prósperos, poco antes de la COVID 19, que incluso parecía otro país. Los precios eran muy bajos y había abundancia por todas partes, pero ya la pobreza y la tristeza de alma anda por cada rincón de la isla. La necesidad obliga, como reza un dicho popular.
Es una pena, nuestro país, como comentaba al inicio de este post, tiene lugares de mucha belleza, desde la punta de Maisí, hasta el Cabo de San Antonio. Pero ya no es asunto de nadie garantizar bienestar y belleza para que el pueblo disfrute de nuestra tierra.
La gloria se la llevan los viajeros, convencidos de aquellas palabras que dijo Colón, al pisar nuestro suelo: «Esta es la tierra más bella que ojos humanos hayan visto».
Y algún día (no pierdo la fé), cada uno de nosotros, los cubanos, podremos visitar cada sitio, cada rincón de nuestra propia isla.
