Mutilando la fantasía

Kabir Vega Castellanos

HAVANA TIMES — “El principito” es una de las obras más recurrentes de la literatura universal. En Cuba se estudia en la Enseñanza Primaria o a principios de la secundaria. Pero uno realmente no llega a desentrañar sus fundamentos filosóficos hasta que alcanza la adultez.

Le Petit Prince o The Little Prince, disculpen la reiteración, es como se llama también una reciente película animada inspirada en el libro. Aunque hay muchos dibujos animados sobre este, del que deseo hablar es de la coproducción americana-francesa, dirigida por Mark Osborne, realizada en el 2015.

Además de ser un filme en 3D, con una animación primorosa y dinámica, el guión es muy ingenioso. Incluye escenas realizadas en Stop Motion que ilustran fragmentos del libro, un recurso muy acertado. Pero cabe destacar que el valor de esas escenas no radica solo en su impecable factura, sino en lo bien que los realizadores capturaron la esencia del aviador, cómo veía y sentía la realidad Antoine de Saint-Exupéry, lo importante que era para él volar, ser libre y, sobre todo, conservar siempre el espíritu de un niño.

Es un animado que critica lo mecánica y avasalladora que se ha vuelto la sociedad contemporánea. Como no solo es asfixiante su sistema de producción y consumo desenfrenado, sino que te arrastra a él, incluso si no lo aceptas. Simultáneamente trata de rescatar la poesía y magia detrás de las cosas más simples, ya sea un amigo, una puesta de sol o la belleza indescriptible de un cielo inundado de estrellas.

Viendo la película me pregunté cuántos niños han podido entender, no obstante con la guía de sus padres o maestros, el profundo mensaje del texto.

Aunque Cuba es un país subdesarrollado sin el ritmo feroz capitalista (todavía, pues eso está cambiando), no escapamos de la mecánica. Solo que en lugar de trabajar en uno o dos empleos para ganar suficiente dinero y pagar la renta y montones de facturas, los cubanos sobreviven o logran progresar ”raspando” (desviando recursos) al Estado o al prójimo. En esa lucha se les apaga también la fantasía y el deseo de soñar.

También aquí necesitamos un aviador que nos recuerde que el cielo representa la inmensidad del alma humana y ese misterio que se llama existencia.

Kabir Vega

Soy un joven cuyo desarrollo en la vida no ha sido lo que consideramos normal o apropiado, pero no me arrepiento. Aunque soy muy reservado, disiento de muchas cosas de forma implacable. Considero que la sociedad, y no solo de Cuba, está errada y necesita cambiar. Amo a los animales en ocasiones incluso más que a mi persona ya que ellos carecen de maldad. También soy fan de la tecnología y del mundo Otaku. Empecé en Havana Times porque me permitía contar algunas vivencias y quizás incentivar algún cambio en mi país. Puedo ser ingenuo en mis argumentos, pero soy fiel a mis principios.

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