El cubano no es un ciudadano

Kabir Vega Castellanos

Liñeros cubanos. Foto: radiomayabeque.icrt.com

HAVANA TIMES – Casi la totalidad de los cubanos analizan los beneficios de un trabajo estatal, no por su salario, sino por las ganancias extras que puedan obtener (por lo general bienes adquiridos por la vía ilícita).

Algunos ejemplos:

Si trabajas en construcción, siempre hay una oportunidad de “desviar” parte de los materiales  asignados para obras estatales (bloques, cemento, pintura…) y venderlos por la izquierda,  o de utilizarlos en la reparación de tu propia vivienda.

En una panadería los empleados pueden llevarse sacos de panes, harina y se turnan un pepino de aceite al mes, (todo de los ingredientes destinados a componer un pan decente). Muy similar es el caso de trabajar en restaurantes o cafeterías del Estado, incluso en la cocina de escuelas primarias o círculos infantiles: venden sacos de arroz, pomos de aceite, etc., mermando la calidad del almuerzo de los infantes.

Una carrera de ganancias casi surrealistas es la Medicina. Si el profesional de la Salud no tiene la suerte de salir a cumplir misión internacionalista, siempre recibirá un caudal de regalos por parte de sus agradecidos pacientes: desde un frasco de champú, jabones, hasta pacotilla traída de afuera, porque aquí “todo vale”.

Para un extranjero esa realidad resulta inverosímil, pues los médicos son muy bien pagados en cualquier país, y aunque en Cuba, fue uno de los pocos sectores privilegiados con un ascenso de salario, este sigue siendo “una falta de respeto”, como le escuché decir a una enfermera.

Los regalos son la compensación principal también de muchos maestros, y el soborno establecido por los propios funcionarios para resolver trámites legales. Es la forma natural de sobrevivir introducida por el sistema socialista, donde no solo la dignidad se ha perdido, sino que además se ha distorsionado la realidad hasta el punto de que los cubanos eligen estas vías para prosperar y se ven a sí mismos como orgullosos “luchadores”.

Ahora, hablemos de los beneficios que el Estado mismo brinda de forma legal, según el puesto de trabajo.

En las altas esferas de la FAR o el Minint, un gran privilegio es la posibilidad de comprar el mismo aceite que vende el Estado a 11 cup, en vez de a casi 50, o 1.95 cuc. De igual forma, pueden adquirir otros objetos y hasta codiciados equipos como un televisor plasma, con ese tipo de rebaja radical. Aparte de eso, son recompensados mensualmente con un paquete de víveres, una especie de réplica aumentada de la clásica “Libreta de abastecimiento”.

En otras palabras, la posición laboral se convierte en un espectacular cupón de descuento con algunos bonos. Los cubanos menos perceptivos, con seguridad lo encuentran envidiable. Sin embargo, no es más que una astuta medida de retención.

Puedes revolcarte toda la vida con abundante comida y básico confort, pero debido a que el salario sigue siendo bajo, nunca podrás emprender acciones que requieran alto nivel capital, acciones donde seas el proveedor y el beneficiario. El dinero es la llave de la sociedad, si no te la dan solo eres un perro de raza encadenado al Gobierno.

Mencionemos otro ejemplo, mucho más triste:

Los jóvenes atletas, para su desarrollo físico, (que será explotado en aras de honrar a la nación), reciben una alimentación diaria de gran calidad, y de paso también les sirven pródigamente a los empleados.

Como trabajador que fui de la empresa relacionada con la seguridad del Inder, recuerdo perfectamente la mala paga de menos de 240 cup al mes. No obstante, ninguno de los trabajadores, adultos o jóvenes, que al igual que yo cumplían su servicio alternativo de dos años, criticaban el salario. En vez de eso, veían como una gran ventaja la comida gratuita que les ofrecían.

Tres ancianos bastante estropeados por la vida recalcaron ese criterio, y una mujer procuraba comer en el comedor de los deportistas y trataba de llevarse raciones extras a su casa para no tener que comprar comida.

Es asombroso que en Cuba se haya perdido de vista algo tan básico: la comida es lo mínimo que debe abonar cualquier salario, por más bajo que sea. Si nos pagan con comida no somos muy diferentes de los esclavos, o el ganado, no el que pasta de la naturaleza, sino el que vive en el lodo esperando que venga el dueño a alimentarlo.

En la sociedad que constituye el mundo el dinero es la llave, la herramienta que usa el ser humano en distinción del resto de las criaturas. Además del derecho a expresarse sin restricciones, el dinero es la primera prueba de libertad.

Kabir Vega

Soy un joven cuyo desarrollo en la vida no ha sido lo que consideramos normal o apropiado, pero no me arrepiento. Aunque soy muy reservado, disiento de muchas cosas de forma implacable. Considero que la sociedad, y no solo de Cuba, está errada y necesita cambiar. Amo a los animales en ocasiones incluso más que a mi persona ya que ellos carecen de maldad. También soy fan de la tecnología y del mundo Otaku. Empecé en Havana Times porque me permitía contar algunas vivencias y quizás incentivar algún cambio en mi país. Puedo ser ingenuo en mis argumentos, pero soy fiel a mis principios.

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3 thoughts on “El cubano no es un ciudadano

  • Kabir, la profesionalidad, dedicacion y atencion de muchos medicos cubanos siempre ha sido reconocida y porque no, retribuida por muchos de sus pacientes. Y esto no es de los ultimos 28 annos. Fue incluso antes del 59. No en balde se decia que junto con el maestro y el alcalde, eran las personas mas respetadas en los pueblos de campo.
    Es cierto que desde hace muchos annos, eso que dices es cierto. El cambio de un trabajo a otro obedece no a un mejor salario, sino, en el mejor de los casos, a una jabita, un mejor almuerzo, transporte o cercania al lugar de residencia, etc. En el peor de los casos, en la “busqueda” o la ” lucha”
    Por eso yo me canse y un buen dia agarre el avion. Una muda de ropa al ano, con una bolsa mensual de aseo, transporte, buen almuerzo y trabajar en una oficina con aire acondicionado estaban muy pero muy lejos de mis aspiraciones personales y mucho menos, de satisfacer mis necesidades en mi hogar. Asi que como no fui educado para robar, un buen dia decidi empacar mis maletas e irme con mi musica a otra parte.

  • Sí, el cubano es ciudadano. Llevo más de 30 años viviendo en un país donde no necesito llevarme en el bolsillo la goma de borrar para que mi hijo tenga una para sus tareas escolares. Tampoco he tenido que echar en una lata de galletas vacía, un ventilador “Orbita” para que en mi hogar haya un poco de aire cuando el calor es sofocante. Ni me han tenido que registrar a la salida de mi centro de trabajo porque me llevo un pedazo de jamón escondido en el ajustador de mis senos para ponerle algo de comer a mis hijos a la hora de la cena… Ejemplos como los anteriores hay cientos de miles. No culpo al cubano, ni mucho menos al ciudadano. Ladrones siempre hay donde existe abundancia y carencias. Eso se llama cleptomanía.
    Cuba no es la excepción y existen ciudadanos dignos, ayer los hubo, hoy los hay.
    Ahora, el “des”gobierno nos quiere pobres, fanáticos, idolatras y agradeciéndoles todo. Esa ha sido parte de la estrategia para subyugarnos y formarnos (entiéndase formarnos en escuadrones). ¡Y lo sabe! Es precisamente que nos tolera todos esos desaciertos porque nos “comprometen” a ser “dóciles y maleables”, nos “hace culpables”, nos hace “cómplices” de su propia decadencia.

  • Me sorprende este niño, por su madurez e inteligencia. Buen orgullo de Verónica. Muy bien Kabir Vega sigue escribiendo, tu generación se merece una Cuba libre, democrática y sobre todo con un futuro para ustedes.

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