Respeto por lo ajeno
Jorge Milanes
El invierno es una estación que agrada a muchísimos cubanos, porque es el tiempo en que descansamos del sofocante calor y la humedad del clima de Cuba. Esta es la época del año en que la gente parece más pausada, la ropa invernal sale de los escaparates, el perfume en la piel se prolonga, incluso, se aprecia un aire exótico ante esos días añorados por los mortales que vivimos en esta zona del Caribe.
Una noche mientras regresaba de una fiesta con algunos amigos en el populoso barrio de Centro Habana, el viento proveniente de la zona ártica arreciaba, sobre todo, en las calles verticales a la Avenida Malecón, anegada por un espectáculo natural: las olas que se despeñan más allá del centenario muro.
Eran cerca de las 11 de la noche y una señora desde la acera que da a la puerta de su casa se lamentaba, alcancé a oír: « ¡Ay, Dios mío! ¿Por qué? ¡Tan bonito que estaba!». Ella traía un perro sato entre sus brazos e inmediatamente pensé que su cachorro estaba enfermo, herido, o peor aún, muerto.
Yo me acerqué a ella preocupado, a mí también me gustan esos animales domésticos, aunque no tengo en mi casa, pues en otras ocasiones he sufrido mucho cuando han enfermado o muerto.
“Señora, ¿le sucedió algo a su perrito?” le pregunté.
Aquella mujer, que sobrepasaba los 60 años, me miró vacilante para responder, hasta que con la insistencia de mi expectante mirada se atrevió a decirme:
“Ay, m´ijo, la gente hoy en día no tiene respeto por lo ajeno y con este frío le puse a mi perro un abriguito de los que ya no le sirven a mi nieto. ¡Estaba lindo el abriguito!… Figúrate, entré un momentico a la casa a coger la llave y cuando volví con Pusy, ¡le habían robado a mi perro!
jajajajajajajjajaaaa… ¿eso fue en Belascoain esquina con cuál?
jajajajajajaja de madre !!!!!!!!!!!!! si uno no esta atento te llevan todo, de verdad que no se puede seguir viviendo asi