Pantalón para mi cumpleaños
Jorge Milanes
HAVANA TIMES — Cuando uno necesita mandar a hacer una prenda de vestir ―sea pantalón, traje, vestido o camisa―, surge la preocupación. “¿Quién pudiera hacerlo?”.
Es que encontrar costurera o sastre en La Habana, que trabaje con respeto, es muy difícil. De hecho la última vez pasé casi un año indagando para encargar un pantalón que estrenaría el día de mi cumpleaños.
Al final me recomendaron un atelier de aparente seriedad y hasta allí fui con la tela. Hablé con la recepcionista y me suministró una detallada información de los servicios que ofertan y el tiempo que tardan, mientras yo observaba algunas confecciones terminadas.
Satisfecho con la explicación, saqué la tela tanto tiempo guardada, regalo de una amiga a la que, por cierto, le debe haber costado muy cara, y expliqué a la recepcionista cómo quería el pantalón. Ella llenó un modelo con mis datos personales y los detalles que le indiqué, incluyendo las tallas corporales. Al terminar me informó que regresara quince días después.
Nunca supe si era ella la que iba a hacer mi pantalón u otra persona. Creí que estas coordinaciones se hacían directamente con el sastre o la costurera, la recepcionista solo cobra. Así que no quedé muy claro en eso.
Al tiempo señalado fui a buscar mi pantalón y la recepcionista era nueva, de todos modos le entregué el comprobante. Noté en su rostro la duda y luego su demora en buscar la prenda.
De vuelta me comunicó que no aparecía nada, ni la tela ni el pantalón, que lo sentía mucho pero que la persona con quien yo había hecho ese contrato estaba detenida por robo de telas y prendas de vestir a los clientes. ―Creo que usted debe ser otro de los testigos en el juicio, ―me dijo.
Al parecer no tendré pantalón para mi cumpleaños.
Me pregunto que hubiera pasado si al volver a recoger tu pantalón hubiera estado la misma recepcionista a la que le entregaste la tela. Una pena que sucedan estas cosas.
Jorge, me parece muy bueno tu post, porque lo más grave del asunto es que nadie se hace responsable del robo. Nadie te indemniza por la pérdida de tu tela, y nadie tampoco se responsabiliza con el nuevo pantalón.
Esa indefensión del consumidor es uno de los tantos ataques a la dignidad de los ciudadanos cubanos en la cotidianidad.
Milanés:
¿Qué talla de pantalón usas?