ONAT: cuándo esté la planilla

Por Jorge Milanés

HAVANA TIMES – ¿Qué será de nosotros y del país si todos los documentos para entregar a la población en las entidades estatales siguen el curso de una informatización insuficiente?

Hace poco una colega me pidió que le hiciera el favor de recogerle el Vector fiscal, planilla que se usa para llenar la declaración jurada de los negocios por cuenta propia. El documento lo entrega la ONAT (Oficina Nacional de Administración Tributaria).

El día que escogí para ayudar a mi colega, llegué a la mencionada oficina, del municipio La Habana del Este, a las 8 de la mañana y pedí el último. Por suerte, la fila no era muy larga. Apenas unas seis personas. “Usted, que llegó ahora, nosotros estamos esperando”, me contestó un señor y agregó poco después: se entrega el Carnet de cuentapropista en la mesa y ellos te llaman cuando esté lista la planilla”.

Pero yo no soy cuentapropista, era la primera vez que hacía ese tipo trámites y fue por un favor. Así que me acerqué a la mesa y entregué el documento de identificación de mi colega, en tanto la señorita que atendía me sugirió que esperase sentado.

Desde mi asiento vi entrar y salir a personas que por su rostro parecían haber solucionado sus trámites. Entretanto, no escuchaba que mencionaran mi nombre o el de mi amiga.

A las 11:30 de la mañana, disimular mi inquietud ya era imposible. “Señorita, por favor, ¿qué pasa que no veo entregar el Vector fiscal a las personas que lo solicitan?”

Me pidió un momento en el que al parecer se dirigió al departamento donde se imprime ese tipo de documentos. 

“Vivo lejos, llegué temprano para ser el primero, pero la mañana se me ha ido en una planilla, es inadmisible”, dijo en alta voz el que me sugirió entregar el Carné en la mesa. “Someternos a una larga espera sin explicación, también es maltrato”, añadí.

Los empleados ya estaban casi listos para el almuerzo. Era mediodía y se veía el ajetreo de pozuelos, común en ese tipo de entidad. Al fin, por la puerta del fondo salió un joven con un grupo de planillas entre las manos, que comenzó a entregar. Pidió disculpas y aclaró que la demora se debió a problemas con la impresora. 

Ante situaciones como esta, es necesario explicar a los clientes sobre el problema, porque la decisión de aguardar o no, es nuestra. No se espera que en una oficina de esa índole falte tinta, o esté rota la impresora, con la cantidad de dinero que se abona.

Casi a la una de la tarde me entregaron el dichoso Vector fiscal, entendí entonces lo que quiso decir el señor con la frase “cuando esté lista la planilla”.