El sobrino de Reymundo

Jorge Milanés Despaigne

Esta mañana fui de compras a la feria agropecuaria de fin de semana, recorrí el área de ventas para ver los precios y analizar lo que podía comprar con el dinero que disponía.  Al pasar por una tarima me detuve, pues me pareció que había visto antes la cara del dependiente.

Pregunté por el último mientras discretamente lo miraba.  De repente había aflorado en mí la preocupación por saber de dónde conocía a aquel muchacho, pero decidí concentrarme en lo que tenía que comprar: frutas, plátanos verdes, aguacate, papas y verduras.

Cuando llegó mi turno, pegado a la tarima, le señalé todo lo que quería.

“Que estén buenos.” le especifiqué.

El joven inmediatamente comenzó a escoger lo mejor para mí, en tanto esbozaba en su mente una pregunta, que luego me dirigió:

“¿Tú no te acuerdas de mí? Soy el sobrino de Reymundo, yo fui el del accidente con el machete pegado al cable eléctrico.”

“Ah, sí, ahora recuerdo, desde que llegué tenía la duda que si te conocía, pero me fue difícil, porque desde aquella vez no te había vuelto a ver, además, has cambiado.” le dije.

“Después de aquello estuve un largo tiempo en recuperación, fue un poco difícil, pero aquí estoy, echando pálante, porque hay gente muy querida que depende de mí.  Mira -indicó hacia atrás- aquella mujer es mi esposa y ese que está en el coche es mi hijo.” me dijo muy contento.

“¿Y el accidente, no te dejó secuelas?.” indagué.

En pocos segundos puso en el bolso la mercancía que le había pedido, le pagué y entonces extendió su mano izquierda para mostrarme su palma:

“Estas dos heridas, hasta el momento.  Tú sabes que yo dije que no me tocaba.”

“Es verdad, tienes siete vidas, como los gatos.” lo celebré.