El me obligó a no decir nada

Jorge Milanés Despaigne

Foto: Juan Suárez
Foto: Juan Suárez

HAVANA TIMES — “Tengo un secreto que no se lo puedo decir a nadie.” Al pronunciar estas palabras, Katy mira con ojos de complicidad a mi sobrina, que es su amiguita. Las dos tienen 10 años.

“¿Cuál es?” Inquiere Carla, intentando develar el enigma.

“No, no puedo…, el me obligó a no decir nada”.

Y como si el muñeco que trae en las pequeñas manos fuera su gran amor, lo besa en la boca.

Habitualmente,ellas se encuentran para jugar en el patio de casa. Mientras conversan no se dan cuenta que las escucho desde el patio, donde lavo mis zapatillas.

“Si me lo dices, te digo el mío”, propone Carla, pero Katy duda. Al ver que hay una brecha para entrar en la intimidad de su amiguita, insiste:

“¡Dímelo, dímelo!” Lo hace en un tono más persuasivo.

“Tengo… novio”. Contesta ella en voz baja y con miedo, como quien se libera de una enorme carga, a la vez se pone en peligro, por haber hablado.

“Se llama Raúl”…, agrega

“¿Quién es Raúl, un niño de tu aula o de tu barrio?”

En ese momento trato de oírles, disimuladamente. Ellas piensan que no estoy al tanto de la conversación y continúan hablando con menos discreción:

“No, chica, Raúl es un compañero de mi mamá, que trabaja en una cabina de audio. Me da besitos, me toca, me pone música, videos y me presta la computadora para que yo juegue.”

Migdalia –su mamá- la lleva al trabajo en la etapa vacacional, porque no confía en persona alguna a quien dejársela. En lo personal, no puedo imaginar semejante novio. Los niños y niñas sienten especial atracción por algunos maestros, hermanos, artistas, o ídolos con las cuales se identifican, pero sentí algo extraño al oír esa confesión. La madre se desvive por cuidar bien a su niña y la realidad es otra. Está ajena a lo que sucede.

“¿Y cuándo te hiciste su novia?” –insiste Carla.

“Desde que mi mamá me llevó por primera vez al trabajo”.

Escuchar tal respuesta me puso muy incómodo, llamé a Migdalia por teléfono para que viniera a casa y le conté, superficialmente, lo que acababa de oír. Le pedí, además, lograr un clima favorable para tener más información sobre el hecho. Aunque la nena se sorprendió cuando la vio. Su mami actuó tal y como habíamos acordado, hasta que pudo decirle:

“Si yo fuera una niña como tú, ¡por nada del mundo tendría un novio de 70 años!”

Katy en confianza nos contó todo. Al terminar, la madre pidió que le acompañáramos a la policía. Hasta allí fuimos, e inmediatamente comenzaron las investigaciones.

Los resultados de este hecho quedaron en manos de las autoridades pero, el sujeto no está en la cárcel, debido a su edad. Y yo reflexiono:

¡Qué bien! Ahora los viejos desvergonzados, por tener 70 años no reciben el castigo merecido.

Jorge Milanes

Jorge Milanes: Soy animador turístico y relacionista público. Hace 45 años que nací en un pequeño pueblo costero del este de la Habana llamado Cojímar. Me gustan mucho los viajes y las aventuras, ya conozco bastante sobre mi país y me gustaría conocer otras naciones. Disfruto leer, cantar, bailar, la alta cocina y hablar con gente interesante, que brinde sabiduría y alegría.

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9 thoughts on “El me obligó a no decir nada

  • Yo lo hubiera agarrado y lo hubiera tirado de un quinto piso aunque después me metieran a mi presa.

  • Si el tipo tiene una posición política fuerte confiable escapará con solo una sanción indignantemente irrisoria, si es que no sale totalmente indemne de castigo. Que asco de país.

  • A los 70 todavía se puede sobrevivir a un buen pase de tranca…¿La niña no tiene padre?

  • En el que yo vivo, se hubiera ganado una reja con dos o tres cúmbilas, que lo hubieran puesto a coger el jabón todo el tiempo.

  • Tremendo descaro.

  • Tal parece que la impunidad de ese aberrado llega hasta este artículo, porque no se menciona su nombre.
    Entiendo que se mantenga el anonimato de la víctima, pero no la del victimario; mucho menos en casos como este, donde los comisores del crimen generalmente abusan de cuantas niñas puedan; así mejor, para evitar futuras víctimas, identificarlo e informar -al menos, al vecindario donde medra ese depredador sexual.

  • A ese joeputa anciano a la cárcel y que le den por culo!

  • Eso, caerle a patadas por el culo al viejo hijo de puta ese, asqueroso. Digan el nombre para que las autoridades tengan que juzgarlo, ya en el Combinado se encargarán de él.

  • El nombre real del sinverguenza es: Lázaro Castro Pita.

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