El más caro del mundo
Jorge Milanes Despaigne
Tenía unas ganas enormes de tomarme una cerveza. Era viernes. En lugar de ir directo para la casa a la salida del trabajo me desvié a un restaurante en moneda nacional, donde preparan unos tragos riquísimos.
Como no tenía CUC para pagar una cerveza le dije al barman que me hiciese una piña colada.
El hombre me preparó el trago con el mayor de los desganos, a esa hora yo estaba muy eufórico, mirando el video clip de Kamila. En verdad se trata de un grupo musical con gran aceptación entre los jóvenes cubanos.
“El otro día le escuché decir a una colegiala que el muchacho de sombrero tiene más presencia que el director del grupo.” conversé con el barman. “Claro, la cámara se enfoca más hacia el director, quien hace esfuerzos por ganar la sensualidad que en su caso reside en la fantástica voz que le acompaña.
No escuché la voz de mi receptor, quien solo asintió con la cabeza, tal vez para no parecer demasiado descortés, pues era obvio que no le interesaba mi tema de conversación.
Tenía la impresión de que la Piña colada era más bien un refresco.
Pero el barman se había ido de la barra y quise animarme con la idea que ese coctel es suave pero contundente. Yo me quería ir alegre a casa y puse todas mis esperanzas en ese momento, sin embargo, al beber las últimas gotas en el fondo del vaso, recordé una frase que se dice mucho en el argot popular: “si te he visto no me acuerdo.”
Con un poco de pesar y de inconformidad, tuve que hacer señas al barman, pedirle la cuenta y sorprenderme: “Son quince pesos.” me indicó a quema-ropa. Sin duda, “el más caro jugo de piña que me he tomado.” alcancé a decirle.