Confidenciales, el grupo para el que trabajo

Jorge Milanés Despaigne

En las vacaciones muchas personas se mueven de unas provincias a otras, ya sea por vacaciones o, los menos, por trabajo. Todos los años vienen a la cuadra muchas personas, familiares de mis vecinos. Hace pocas semanas se experimentaba un inusual dinamismo, lo sentía, pero no podía imaginar que tan poderosa energía viniera de tan cerca.

Hoy temprano en la mañana un grupo de jóvenes desconocidos, supuestamente parientes de la vecina de enfrente, me saludaron desde la segunda planta y me preguntaron:

¿Cómo está la familia?

¡Muy bien! —les grité sorprendido.

Me preguntaba quiénes eran esos jóvenes. Conozco a casi todos los miembros de esa familia,  incluso, a los que no viven allí, pero estos eran completamente nuevos para mí. Tampoco tengo conocimiento de que la vecina alquilara, lo cierto es que los fines de semana se mueven con gran rapidez en autos elegantes y regresan temprano en la mañana.

Ayer algunos traían instrumentos musicales, por lo que deduje que se trataba de un grupo, sin embrago, ignoraba su procedencia. Hoy mi primo llegó a la casa casi corriendo, dijo que por un cambio de horario en la presentación debió pasar a recoger a sus colegas. Yo le pregunté a quiénes y por qué pasaba a recogerlos.

Mi primo es programador de las actividades de un grupo musical. Hasta hace pocos meses estaba trabajando en Matanzas para un grupo. Él es responsable y, sobre todo, muy emprendedor. Confieso que nunca imaginé que estaba trabajando para un grupo que tiene hoy a mi Habana revuelta,  por el ritmo reggaetón y los temas de sus canciones que versan sobre el contrapunteo social que atrae desde personalísimas sustancias como el aceite y el agua.

En verdad me sorprendí cuando él me dijo:

Compadre, los jóvenes en los altos de Esperanza son los Confidenciales, ¡el grupo para el que trabajo!