Alamar: Ciudad dormitorio de La Habana

Jorge Milanés

Edificios de Alamar. Foto: Cubadebate.cu

HAVANA TIMES – En la década de los años 70, el Gobierno revolucionario toma la decisión de construir edificios multifamiliares en la localidad de Alamar, al este de La Habana, para dar respuesta a la seria situación de viviendas en la capital.

Durante todo ese proceso constructivo, y para satisfacer algunas de las necesidades espirituales de los nuevos pobladores, también se tuvo en cuenta el presupuesto para la construcción de centros recreativos y culturales. Estos propósitos fueron muy válidos, pero más efectivo si se hubiera tenido en cuenta un diseño urbanístico adecuado.

Los edificios de apartamentos, mercados y centros recreativos se construyeron en zonas numeradas sin una parcelación lógica, dejando un difícil vial para el transporte urbano.

Pero en ese tiempo no había “problemas” porque muchos recursos venían a través de la ayuda del CAME, (Concejo de Ayuda Mutua Económica), organismo integrado por los entonces países socialistas de Europa, que asumía los gastos de los errores cometidos.

Toda esa ayuda colapsó en los años 90, con la caída del campo socialista en Europa del Este, situación por lo cual salieron a la luz los verdaderos problemas de Alamar, el caso que me ocupa.

Entre la ausencia de recursos materiales, financieros, el desorden urbanístico y el desabastecimiento, pusieron en crisis la continuidad de tan importante proyecto revolucionario que hasta nuestros días no ha tenido solución.

Por un lado, la deficiente atención del Estado al sistema de transporte, si tenemos en cuenta la densidad poblacional y su constante crecimiento que a todas horas se enfrenta a la carencia de ese recurso, ya que la mayoría de las personas trabajan o se atienden en los centros hospitalarios de La Habana y, por otro lado, la ausencia o escasez de productos hacen que obligatoriamente la población tenga que trasladarse hacia localidades distantes para satisfacer sus necesidades básicas.  

La desaparición de centros recreativos y culturales está entre los serios problemas que afronta esta localidad, aunque cuenta con un nuevo centro cultural muy connotado: En Guayabera, inmueble que antaño perteneciera a una fábrica de guayaberas que luego de muchos años en ruinas se remodeló para este propósito. No es suficiente.

El cine, la piscina gigante, la biblioteca Tina Modotti con colecciones de libros importantes en peligro de desaparecer y los dos anfiteatros, todos apelan a la suerte para que también sean remodelados.

A eso se le suma que en dicho reparto no existen, de momento, elementos que hagan de esta un objetivo económico importante para el Estado, que permita una mirada objetiva por parte de los dirigentes del país.

En tanto se agudizan los problemas Alamar, una de las comunidades  más grandes de la nación con casi 100 mil habitantes, clasifica como Ciudad Dormitorio, o Albergue.

Jorge Milanes

Jorge Milanes: Soy animador turístico y relacionista público. Hace 45 años que nací en un pequeño pueblo costero del este de la Habana llamado Cojímar. Me gustan mucho los viajes y las aventuras, ya conozco bastante sobre mi país y me gustaría conocer otras naciones. Disfruto leer, cantar, bailar, la alta cocina y hablar con gente interesante, que brinde sabiduría y alegría.

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