“Hasta los 120 años no paro”
Jorge Milanes
Cuando el extranjero llega a Cuba tal vez se sorprenda ante la alegría de nosotros. Con tantas necesidades y carencias, aún mantenemos la alegría.
Al salir de casa en busca de los libros de texto de mi carrera, me encuentro con un señor en la esquina; alto, de cabellera blanca, pero no lo conozco. En su rostro el tiempo refleja cada huella de su disfrute, y a juzgar por mis ojos, está sobre unos 70 años.
Camina lento, pero firme, su deseo de vivir está por encima de lo que yo llamo “fuera de serie.” Atropelladamente intenta alcanzar mi paso, me saluda y pregunta:
– ¿Tu trabajas en la televisión?
– No, ¿qué le hace pensar que yo trabajo en la TV?
-Es que hace unos días te vi en la Feria del Libro con una artista de televisión y luego con las cámaras.
Aminoro el paso para acomodarlo y poderlo escuchar bien mientras el tema de conversación lo emociona.
-Bueno, yo trabajo para ellos pero no con ellos. -respondo.
-Hace muchos años trabaje para la CMQ, aunque no teníamos la tecnología de hoy, transmitíamos muchos eventos y hacíamos maravillas para entretener. Nos reíamos hasta de las desgracias, -me cuenta ya relajado- , si yo fuera joven volvería a trabajar en lo mismo.
Al oír contar su pasado con entusiasmo, le pregunto:
– ¿Cuál era su trabajo entonces?
-Supervisor de estudio, pero no creas que solo hacía eso, había que hacer de todo, en realidad era músico, poeta y loco por un mísero salario. Gracias a ese humor que tenemos, nosotros sobrevivimos, y yo pienso durar 120 años.
“No pierdas la alegría para que dures más.” Me dice mirándome fijamente a la cara y con una de sus manos en mi hombro, luego giró suavemente y continuó su paso.