¿Dónde está el administrador?

Jorge Milanés Despaigne

Aquella señora fue a cambiar la lavadora que compró hace dos meses en la tienda. Sacó la propiedad y mostró al tendero el tiempo de garantía que tenía para cambiar el equipo.

“Esta es la segunda vez que vengo, en la anterior me mandaron un mecánico para que revisara la máquina y la arregló, pero ahora no quiero la visita del mecánico, porque la garantía dice que si el equipo se rompe en un periodo de tres meses, ustedes tienen el deber de cambiarla. Me costó 300 CUC ($330 USD) Y sabes el esfuerzo que hay que hacer para comprar cualquier equipo de estos con una moneda que no gano.”

Algunos cerca del lugar, escuchábamos la argumentación que daba la señora y mostramos gran expectación a la respuesta del tendero.

“En estos momentos no podemos satisfacerla, porque no tenemos equipos disponibles.” respondió.

“¿Qué usted dice?” —se metamorfoseó—. “No es posible que ustedes vendan un equipo sin tener la posibilidad de solución para estos casos. A ver… ¿dónde está el comercial o el administrador?” cuestionó.

“No se encuentran en estos momentos, ambos están para la empresa.” contestó el hombre.

Es inadmisible…

“¿Y que yo puedo hacer?” —él interrumpió, al parecer, apenado—. “No puedo hacer ese tipo de trámites, sin la autorización de ellos.”

“Señor, no es mejor que ella entregue el equipo y que le devuelvan el dinero.” dije para ayudar en la situación.

“Sí, realmente yo necesito una lavadora, pero si no tiene para cambiar, entonces quiero mi dinero.” reflexionó la señora con tono irónico a la vez que firme.

Mientras un conglomerado de personas se detenía para curiosear el motivo de la discusión, la señora puntualizó: “Fíjate bien, quisiera no tener que ir presa por ponerle la lavadora de sombrero a uno de ustedes…!

Ella podía ser mi hermana, o simplemente yo mismo, viviendo en carne propia tamaña ignominia.