Venezuela: De buenas intenciones…

Janis Hernandez

Nicolás Maduro. Foto: Wikipedia.org

HAVANA TIMES — De buenas intenciones está hecho el camino del infierno. Así reza un viejo proverbio. Y esta sentencia es aplicable a esos partidos de izquierda que llegan al poder bajo las pancartas del poder del pueblo y a medida que pasa el tiempo, notamos que se van haciendo cada vez más totalitarios.

Un buen ejemplo de eso es Venezuela, y si alguien no está de acuerdo conmigo, el tiempo me dará la razón. Desde la llegada de Maduro a la silla presidencial, ha trazado una maniobra que a la larga lleva al absolutismo.

Las leyes habilitantes que tantas prerrogativas dan al mandatario, pueden ser un cuchillo de doble filo para la real democracia.

Don Nicolás dice que habla en nombre del pueblo, pero me llama la atención que siempre lo hace en primera persona del singular. Yo he decidido, yo determiné, yo he dicho y yo…., son términos habituales en los discursos del presidente.

El nosotros, el nuestro gobierno…, son vocablos que no aparecen en las aburridas diatribas del entusiasta gobernante.

Ya antes, alguno de mis colegas se había referido a su tono siempre ríspido y amenazante. Que es además uno de los señalamientos más frecuentes que le hace la oposición. Pero que al parecer, el dignatario hace caso omiso.

En sus supuestos alegatos en pro de la paz, hay una marcada tendencia a definir los bandos, a subrayar la división y a acentuar la diferencia.

En nombre del socialismo del siglo XXI, una directriz que heredó de su antecesor Hugo Chávez, ha puesto en práctica los proyectos contenidos en el llamado Plan de la Patria. Las misiones sociales, los nuevos reajustes económicos y demás, contienen en sí mismos muy buenas intenciones.

Pero cuidado, que esa película ya la hemos visto antes.

En teoría todo funciona muy bien. Mas, a largo plazo, tantas “dádivas” traen consigo muchos males: inflación, parasitismo social, y el peor de todos: una deuda subjetiva que contraen los pueblos con este tipo de gobierno generoso, que luego son cobradas con las más elementales libertades ciudadanas.

Este socialismo de nuevo tipo, se me parece mucho al de viejo tipo. Es más de lo mismo con dos o tres enmiendas. Y siempre bajo el velo de “las buenas intenciones”.

Janis Hernández

Janis Hernández: No pretendo cambiar el mundo, menos aún dar recetas de cómo debe o no debe ser. No creo tener el don de la oratoria, ni dotes de literata. No soy una analista, ni una filósofa. Soy solo una observadora de las cosas que pasan a mi alrededor y me siento en el deber de hablar de mi país sin tapujos, ni frasecitas hechas, solo hablar y eso hago en mi diario.

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3 thoughts on “Venezuela: De buenas intenciones…

  • Janis, tienes toda la razón, todo comienza muy lindo dándole “regalos al pueblo” y con el objetivo dicen ellos de disminuir las injusticias sociales. Una vez que ya tienen el poder en sus manos arreglado de tal forma que sea imposible perderlo entonces sacan las uñas.
    El resultado final ya lo sabemos.
    Los venezolanos solo tienen que ir a Cuba para ver el resultado final de tal proceder. El precio a pagar es muy alto. Y no se limita solo a perder las libertades sino que rompen toda la fabrica económica de una nación y el resultado final es un país totalmente dependiente de otras naciones. Y esto no será culpa de nadie más que del propio gobierno aunque por supuesto siempre dirán lo mismo que el gobierno Cubano La culpa es siempre de otros.
    Cuba es el espejo donde debe mirarse cada país latinoamericano que quiera ese sistema. A eso es a lo que conduce. Una clase elite enquistada en el poder que no le interesa en lo más mínimo resolver los problemas del pueblo. Solo le interesa la manera de perpetuarse en el poder.

  • El socialismo no es un sistema de distribución, sino de producción. Eso no lo entiendieron los “comunistas”del siglo XX que terminaron todos fracasando y muchos comunistas del siglo XXI andan comentiendo el mismo error. De lo que se trata no es de repartir entre todos por igual el fruto del trabajo de otros, sino de producir entre todos y recibir según el esfuerzo realizado. El socialismo no es repartir riquezas, quitar a lo Robin Hood a los que mas tienen para repartirlo a los que menos tienen, sino avanzar a nuevas formas de producción de tipo autogestionarias, hacia la paulatina desaparición de la explotación asalariada, de manera que todos sean duenos reales, colectivos de medios de producción, de sus empresas de producción o servicios, gestionen democráticamente sus empresas autogestionadas y se distibuyan justamente parte de las utilidades. El socialismo será el predominio de esas formas de producción (cooperativa, autogestionada, cogestionada con el estado o con otra forma de producción, mutuales, trabajadores libres por cuenta propia). No será tampoco acabar a la canona, a golpe de la violenta expropiación de los capitalistas grandes, medianos y pquenos como se hizo en Cuba, por todo el desastre, desbalance y contradicciones que eso ha generado en lo economico, politico y social. El “socialismo de estado”, concentró la propiedad aun más que el capitalismo privado, mantuvo la explotación asalariada y centralizó en una élite burocrática la gestión y la repartición de las utilidades de todas las empresas, por lo que en verdad no pasó de ser un capitalismo monopolista de estado. Cuando ya se conoce esa experiencia anterior y se sigue repitiendo el mismo error, entonces deja de ser un error para convertirse en un capricho populista, pensando no en resolver los problemas de los desposeidos, sino en mantener su apoyo, para conserva el poder concentrado en una élite, porque en verdad nunca se repartio, nunca se socializó el poder económico ni el político.. Cuando las malas politicas distributivas “socialistas” estatalistas terminan con los recursos a su disposición, o no pueden seguir siendo subvencionadas, sin haber logrado la necesaria reproducción, vienen las crisis, la falta de productos y servicios necesarios. Lo vimos en el “campo socialista”, lo estamos viendo en Cuba desde la caída de la URSS y se aprecia ahora en Venezuela a cuyo gobierno no le alcanza toda la renta petrolera para sus políticas populistas. nacionales e internacionales.

    Y claro de eso se aprovechan los enemigos que han ido generando esos gobiernos, para tratar de cambiarlos por otros más afines a sus intereses.

  • Así mismo es Jani, tienes toda la razón en tu análisis y en tus conclusiones.

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