Voto castigo para la Venezuela chavista

Isbel Díaz Torres

Maduro se considera hijo de Chávez.
El presidente Nicolás Maduro se considera hijo de Hugo Chávez.

HAVANA TIMES – Acabamos de presenciar la primera gran derrota electoral para el chavismo en Venezuela, y ahora todos los “pronosticadores” podrán comprobar cuán certeros o errados fueron sus respectivos augurios.

De muchas maneras puede leerse este resultado, por supuesto, y quiero aportar mi visión que, aunque no es todo lo profunda e informada que pudiera, al menos, intenta no participar del silencio que muchas veces ensucia la imagen de las izquierdas a nivel global.

Lo primero que pienso es que vientos difíciles se avecinan para el presidente Maduro y también para el pueblo venezolano (que no es la misma cosa).

A Maduro y su élite, ya lo sabemos, le interesa mantenerse en el poder y garantizar la gobernabilidad de su país, pero su demostrada incompetencia junto con la presión de la mayoría del parlamento en su contra, serán un doble traspié que probablemente ni le permita llegar al final de su mandato.

Sé que tal cosa representaría un alivio para muchos, dada la abultada lista de desmanes y atropellos de ese Gobierno, su gradual centralización y verticalización del poder y exclusión de las voces diferentes, violaciones de los derechos humanos, la vergonzosa corrupción de esa élite, sus políticas clientelares, todo a nombre de un socialismo cada vez más ausente de la práctica cotidiana y solo presente en los discursos del nuevo mesías.

Porque lo cierto es que en 15 años de chavismo los rasgos estructurales de la economía capitalista venezolana persistieron, y garantizaron el movimiento de millones de dólares a las élites burocráticas y empresariales, junto con transnacionales y banqueros.

Pero tampoco me alegro con la llegada de esa oposición, pues para la gente común en esa hermana nación tampoco será fácil. Las maniobras de la disidencia en muchos casos no fueron ni tan limpias ni tan democráticas como se autoproclaman, sin contar el hecho de tener la “defensa de la propiedad privada” como uno de sus ejes, lo cual dice bastante sobre las perspectivas para aquellos sin propiedades en el país.

Tampoco creo que la MUD aúne a todas las “fuerzas democráticas” de esa nación, ni que todas las fuerzas dentro de la MUD sean tan democráticas como se presentan. Por demás, esta ha jugado junto al Gobierno, un rol decisivo en la polarización política y el clima tenso que se vive hoy en Venezuela.

Si las conquistas sociales del Gobierno de Chávez se encuentran en franco retroceso y la pobreza se expande por el país, no me parece que sea esta coalición quien pueda resolver el asunto. De hecho, no sería descabellado pensar un intento de echar atrás varios de los programas sociales de Chávez.

Es por eso que, según mi criterio, pienso que no fue que la MUD ganara estas elecciones por su atractivo programa, sino que simplemente había que estar loco para votar por un partido como el PSUV, que aseguraría el mantenimiento de las calamidades actuales. Fue un voto castigo.

Ciertamente, no soy de quienes privilegia la labor electorera, ni gastar energías tremendas a nivel nacional para colocar a alguien en una silla, y sentarme a esperar que cumpla mis expectativas. No obstante, respeto y admiro en Venezuela a fuerzas que considero revolucionarias que sí participan de esos procesos.

Desafortunadamente, la tradicional rencilla al interior de las izquierdas, sus desencuentros, su falta de solidaridad en muchos casos o la certeza de tener en sus manos la respuesta absoluta a los retos políticos de cada momento, sirvieron esta vez para garantizar que el poder fuera a parar a manos de la centroderecha venezolana.

La izquierda revolucionaria venezolana independiente (anarquistas, trotsquistas, marxistas-leninistas, y otras) no logró articular un frente común que pudiera convertirse en opción ante la decepción generada por el PSUV, estrategia en la que la MUD sí tuvo éxito.

Huelgas, protestas, cierres de calles, movilizaciones, y otras acciones han tenido lugar en Venezuela en estos últimos tiempos, todas sin que respondan ni al PSUV ni la MUD; pero estos movimientos no pudieron alcanzar la articulación necesaria.

Mientras, un colega me señalaba la presencia entre las fuerzas de la MUD de Tamara Adrián Hernández, una abogada y activista Trans, quien se considera de izquierda, y que ha mantenido una lucha tenaz por los derechos de las mujeres y la comunidad LGBT de su país. Vi en Internet unos pocos videos de esta mujer y me causó buena impresión su tenacidad y mirada crítica.

Tres cosas buenas pueden leerse, no obstante, de estas elecciones venezolanas. La primera se refiere a que la alta participación popular puede ser síntoma no solo de un malestar generalizado, sino de una voluntad también generalizada de cambiar las cosas.

La segunda es la actitud cívica de respetar en resultado desfavorable en las urnas, por parte del grupo en el poder; lección supervaliosa, sobre todo, para el Gobierno cubano, tan poco acostumbrado a reconocer derrotas.

El otro asunto se refiere a que, una vez instaurada la centroderecha en el poder (con presidente Maduro y todo), la labor de la izquierda puede ganar en claridad. Estos gobiernos autotitulados de izquierda muchas veces son más difíciles de combatir que el más descarnado programa neoliberal.

Los partidos, colectivos o movimientos sociales anticapitalistas debiéramos aprender que no basta con que alguien se coloque un cartelito de socialista o algo similar. A mí, por ejemplo, me basta con ver cuando el presidente de cualquiera de estas naciones progresistas, socialistas del siglo XXI, empieza a luchar por prorrogar indefinidamente su mandato… aún sin haber atropellado a nadie todavía…

A las izquierdas mundiales, sin embargo, esto nunca les sorprende ¿A dónde va a parar entonces la democracia?

Mientras, para el gobierno de Cuba, el panorama está cambiando más rápido que lo que sus avejentados dirigentes pueden digerir. Me parece que aún no han organizado totalmente el traspaso de “metrópolis económica” desde Venezuela hacia EE.UU., y eso pudiera romperles algunos planes.

Es posible que en el poco tiempo que le queda de vida al chavismo, las élites militar-económicas cubanas intenten apresurar algunos ajustes para minimizar el impacto (aunque la inesperada crisis migratoria actual es una traba complicada).

Y mientras todos ellos juegan a la geopolítica, a las alianzas, a las negociaciones secretas, los pueblos de Cuba y Venezuela bien podrían ir anotando en una libretica, para que estas lecciones históricas algún día sirvan para algo.

 

Isbel Diaz

Isbel Díaz Torres: Pinar del Río y La Habana son mis ciudades. En una nací, el 1º de marzo de 1976, y en la otra he vivido desde siempre. Soy biólogo y poeta, aunque eventualmente he sido músico, traductor, profesor, informático, diseñador, fotógrafo, o editor. Soy un gran inconforme y defensor de las diferencias, quizás por haber sido desde siempre un “niño modelo” muy reprimido. Nada me subyuga más que lo desconocido, la naturaleza y el arte me funcionan como fuentes de misterio y desarrollo. Un sorprendente activismo ha nacido en mí en los últimos tiempos. Aunque no estoy muy seguro de cómo utilizarlo, siento que es una energía noble y legítima. Ojalá tenga discernimiento para manejarla.

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3 thoughts on “Voto castigo para la Venezuela chavista

  • Isbel mejor hubieras dejado este análisis para la próxima semana después que explote el caso narcosobrinos y su vinculación con altos funcionarios y militares chavistas, así como la financiación de sus candidatos Esa es la cereza del cake.

  • La ultima noticia q vi daba 105 vs 55 practicamente 2:1 y eso que no votaban los millones de gusanos residentes afuera.
    Los pronosticadores la tienen facilita a menos que sea capaz de multiplicar los panes (no los penes) y los peces, Maduro va pa afuera.

  • Cosas que puede hacer la bancada chavista con 55 diputados:

    – Firmar todas las peticiones de hazteoir.org, change.org, yoinfluyo.com y SOSVOX.
    – Organizar el amigo secreto, e intercambio de regalos para los legisladores
    – Ventas de catálogos de Herbalife, Tupperware Andrea y Mary Kay
    – Organizar bazares y ventas de jardin
    – Administrar el grupo de Whatsapp, en la legislatura
    – Armar torneos de dominó, ping pong, ajedrez y damas chinas intercameral.
    – Elegir el color y diseño del uniforme del personal afanador.
    – Adornar las instalaciones de la asamblea en navidad, carnavales, semana santa, día de muertos y fechas patrias.
    -Adornar y tener al día, el mural del recinto legislativo.
    -Organizar cursos gratis sobre Autoayuda y Superación Personal (Todos queremos estar siempre de buen humor, ser positivos y responder “MEJOR IMPOSIBLE…” tener gente que nos siga por nuestra actitud, decirle a todos como ver el lado positivo de las circunstancias.)

    Si a usted se le ocurre, otro asunto (sin importancia), por favor háganoslo saber para someterlo a votación y ver si son aptos para esa tarea y el resto de los legisladores consideran que tienen la capacidad para encarar esa encomienda.

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