Poesía tras las rejas

Isbel Díaz Torres

Mario Castillo durante la marcha del 1º de mayo de 2010.

HAVANA TIMES, 17 dic — Lo más triste fue ver cómo se llevaban a Mario Castillo esposado. Pero a la vez, fue lo más hermoso: ver su rostro firme, sin odio para los hombres que no sabían comprenderlo.

Ayer unas 17 personas leímos poesía en un bar de una esquina de la Habana Vieja. Uno de esos bares pobres que no están en las “Rutas y Andares” que diseña la oficina del historiador de la ciudad. La lectura, promovida por el Observatorio Crítico en saludo al Festival Poesía sin Fin, fue hermosa.

Mario, mi hermano, improvisó unos bellos versos con voz de reguetón y espíritu libertario. Daisy leyó “El burócrata” de Roque Dalton. Marfrey trajo sus propios poemas, que impactaron a todos.

Todo eso, con el cuidado de estar correctamente sentados, cuatro personas por mesa, como nos pidió en varias ocasiones el suspicaz pero amable administrador del local. Todo eso, cumpliendo el deber de consumir (beber ron) para que nos dejaran leer poesía allí.

Cerca de las 6 p.m. salimos del bar, pues algunos queríamos terminar la jornada viendo el anochecer en el malecón.

Nos despedíamos en la acera cuando un hermoso y joven policía vino a pedirnos la documentación. Sin ánimos de enfrentamiento, entregamos nuestros carnés de identidad, pero Mario había perdido el suyo. Ahí comenzó la segunda parte de nuestra jornada.

Al agente le informaron (no se sabe quién) que nosotros estábamos teniendo una “conversación no autorizada”. Además, según el inexperto muchacho, las personas no cubanas estaban violando la ley, al consumir en un establecimiento no diseñado para turistas.

Mario Castillo durante el primer encuentro LEER POESÍA, del Observatorio Crítico.

Por supuesto, era estéril explicar que los compañeros que nos visitan no tienen dinero para pagar el consumo en un “establecimiento para turistas”.

El agente ni siquiera pidió la documentación a todos. Ya cuando tuvo a uno indocumentado, se dio por satisfecho, y llamó a la patrulla para que viniera a llevárselo a la estación policial. El resto de la gente nos quedamos en la misma esquina, acompañando a Mario, espera que demoró dos horas.

Durante ese tiempo, terminamos de beber lo que quedaba de ron, junto a Mario leímos un poco más de poesía, e incluso conversamos mucho con el agente, quien al cabo de una hora fue reemplazado por otro.

Este segundo policía me explicó que el anterior llevaba apenas unos días trabajando, que era muy inexperto. Llamó varias veces a la Unidad para cancelar el arresto de Mario, pero no aceptaron su pedido. En una de las ocasiones se le escuchó lamentarse diciendo “ay, Cuba… Cuba…”

A nuestro equipo se había sumado Javier, un vecino del lugar que durante la lectura sintió curiosidad por lo que hacíamos y atracción por el ron que bebíamos. Estuvo hasta el final con nosotros, dándonos recomendaciones de cómo lidiar con la policía.

La gente del Observatorio que no estaba allí también seguía los sucesos por teléfono, y hacían llamadas entre ellos recabando solidaridad.

Ya de noche llegó la patrulla. Después de dos horas conversando y riendo en la esquina con el agente, fue necesario no obstante cachear a Mario y esposarlo. Tal espectáculo ridículo y penoso, me llenaba de dolor. Uno de los jóvenes más honrados, sabios y revolucionarios que conozco, era tratado públicamente como un delincuente.

Caminamos a la estación de Dragones y Agramonte y allí esperamos, mientras una finísima lluvia nos rociaba a intervalos sin lograr mojarnos del todo. Durante más dos horas Mario permaneció que en una celda, injustificadamente tras las rejas, a la espera de que le pusieran una simple multa.

Mario Castillo junto a líderes abakuá, durante el homenaje este año a los hombres caídos el 27 de noviembre de 1871.

Cada 20 minutos uno de nosotros, con persistencia, pedía información sobre nuestro compañero. Nunca fuimos atendidos en la entrada principal, en la carpeta que recibe a los ciudadanos, sino que debíamos tocar en una oscura puerta de hierro por un lateral de la estación.

Finalmente, Mario salió. Nos abrazamos y reímos mientras cada cual regresaba a su casa. Un simple arresto por estar indocumentado había dado un giro profundo a nuestra lectura poética.

Nuestra solidaridad fue puesta a prueba durante cuatro horas, y salió fortalecida. Fue un pequeño entrenamiento. Comprendimos que la poesía no es tan inofensiva como parece, cuando a veces algunos necesitan ponerla tras las rejas.

Isbel Diaz

Isbel Díaz Torres: Pinar del Río y La Habana son mis ciudades. En una nací, el 1º de marzo de 1976, y en la otra he vivido desde siempre. Soy biólogo y poeta, aunque eventualmente he sido músico, traductor, profesor, informático, diseñador, fotógrafo, o editor. Soy un gran inconforme y defensor de las diferencias, quizás por haber sido desde siempre un “niño modelo” muy reprimido. Nada me subyuga más que lo desconocido, la naturaleza y el arte me funcionan como fuentes de misterio y desarrollo. Un sorprendente activismo ha nacido en mí en los últimos tiempos. Aunque no estoy muy seguro de cómo utilizarlo, siento que es una energía noble y legítima. Ojalá tenga discernimiento para manejarla.

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14 thoughts on “Poesía tras las rejas

  • carajo, que susto me dieron!!!! que bueno que no fue mas complicada la cuestion, al final los dos policias se encargaron de negar el estereotipo del esbirro maton, el cual es real no obstante. y, al final, se gano en todo. los abrazo por la sangre fria mostrada, la solidaridad y lo que sabemos que se debe tener pa hacer estas cosas. pa alante, hermanos!

  • Eso pasa continuamente. La policía te para, pide tu carnedidá y si no lo tienes vas preso (puede que sea para cumplir una cuota).

    Lo que más me gustó fue esta parte:

    “Uno de los jóvenes más honrados, sabios y revolucionarios que conozco, era tratado públicamente como un delincuente.”

    ¿Si no hubiera sido revolucionario merecería que lo trataran como delicuente? ¿O es que no hay revolucionarios que son delicuentes? Yo sé que “la calle (y la universidad) es de los revolucionarios”, frase con la que estarás de acuerdo, pero hay leyes. Si el compañero estaba sin su carnedidá entonces realmente merecía que lo metieran preso, ya que les pasa a todos. Para no acabar preso, además de revolucionario, tiene que estar en el Partido Interior, tener influencias, esas cosas.

  • Si no hubiera sido revolucionario, tampoco me hubiera gustado. Desprecio ese control constante sobre las personas. Pero sucede que Mario es una persona especial, y entre sus muchas virtudes está la de ser revolucionario. Por eso lo mencioné. ¿Estuvo mal hacerlo? Reconocer las diferencias entre las personas no es en sí un acto de exclusión. Por cierto, muy interesante cómo Ud.escoge el carácter de “revolucionario” para ser cuestionado. Es decir, también Ud pudo decirme “¿Si no hubiera sido sabio merecería que lo trataran como delicuente?”, y mi respuesta hubiera sido la misma: tampoco me hubiera gustado.
    Realzo las virtudes de mi amigo, entre las que me faltó su nobleza, su valentía, y su honestidad.
    Si lo que preocupa es que yo considere ser “revolucionario” como una virtud, pues bueno, eso podría discutirse perfectamente. Pero no intente hacer ver que he sido excluyente en esa frase, ni que quito derechos al resto de mis conciudadanxs. Todxs tenemos derecho a que nos respeten.
    Por cierto, tampo he dicho que se ha cometido una violación de la ley, pues Mario realmente no tenía carné. Ese es el procedimiento. Solo que el procedimiento (y esa ley) apestan.

  • Qué me dices del nuevo delito: “conversación no autorizada”

  • Entonces, en Cuba, por no tener la documentación a mano te lleva la policía esposado y te encarcela durante varias horas.

    Me parece un abuso de autoridad. Las esposas se usan para inmovilizar a reos violentos cuando hay peligro de fuga. Son una medida completamente desmedida frente a un delito menor que solo se merece una pequeña multa. Además atentan contra el honor de la persona.

  • En efecto, la frase “honrados, sabios y revolucionarios” enumera dos virtudes evidentes (ser honrado y ser sabio) y, por contaminación o transitividad, ser revolucionario también recibe el tratamiento de virtud. Sí, es totalmente cuestionable, en especial porque ser revolucionario es totalmente excluyente, cómo no. Quien se declara o es declarado no-revolucionario en Cuba es automáticamente una no-persona, sin derechos, como supongo que debe saber. Las palabras tienen sentido. Por ejemplo, decir que el Papa es un ex-nazi no es una forma inocente de hablar: se le niega de salida cualquier virtud, razón por la cual su amiga Yasmín no estaba tratando de propiciar ningún debate, como su amigo Boris sugirió. Debate cero, es un nazi. Ir preso por qué, si es revolucionario. Ustedes son universitarios, me imagino que saben utilizar las palabras.

    “Todos tenemos derecho a que nos respeten.” Bonito. ¿Te imaginas lo que debe haber pasado por la cabeza de Reinaldo Escobar cuando una multitud de virtuosos revolucionarios lo atacó como si fueran un bando de… revolucionarios porque quiso enfrentar al agresor de su esposa? ¿Te imaginas lo que debe haber pensado cuando, de forma virtuosamente revolucionaria la virtuosa revolucionaria Elaine mintió sobre lo que había sucedido? ¿Se imagina la frustración de ser agredido por virtuosos revolucionarios en todos los ámbitos por no ser revolucionario?

    Y no me respondió, ¿hay o no hay delicuentes revolucionarios?

  • Gabriel, pues qué me dice de esto: voy caminando por la Habana Vieja, me detienen dos policías que me piden mi carnet de identidad, les muestro el documento y… me llevan preso, porque sí. Eso es Cuba revolucionaria. Y sin ningún conocido a mi alrededor que pudiera, qué sé yo, avisarle a mi familia. Fue inútil que “exigiera” (qué simpático) que me permitieran llamar por teléfono para avisar lo que estaba sucediendo. Nada, así son las cosas.

  • al parecer el dichoso termino aun sigue haciendo de las suyas, eh? sin embargo, creo que como cualquier otro adjetivo, debe tenerse cuidado en su utilizacion y mas aun en estos tiempos de (in)tolerancia y resemantizacion de los yo individuales o colectivos. hace muchos años que el adjetivo revolucionario en cuba entro en crisis y actualmente no creo que haya muchas personas, teniendo en cuenta los fanatismos y dobles raseros, que lo consideren como algo completamente positivo. y me atreveria a decir que su significado puede llegar a hacer que personas de decidida prestancia y actuacion progresista no se definan como tales (como ha sucedido con “marxista” o “comunista”), habiendo constatado su sobreutilizacion y degeneracion. indudablemente esta no es solo una cuestion linguistica, es politica e ideologica tambien, y el estado cubano tal vez sea el principal, no unico, responsable en esta cuestion: cuando se igualaba revolucionario a verde olivo y a barbas y pelo largo, los funcionarios no estaban pensando en rock ni en pantalones apretaos; cuando se igualaba con discursos y palabras aprendidas, no estaban pensando en actitudes horizontales ni de cooperacion; cuando se igualaba con el nuevo tipo de vida al que se debia aspirar, no pensaban en que era el pueblo en toda su contradiccion el que debia decidir que hacer con la suya, sino que estan seguros de que ellos son los que deciden que vida debe vivir y buscar el pueblo. por tanto, utilizar el adjetivo de marras a estar alturas provoca ronchas en mas de uno. no creo que isbel haya estado pensando en su acepcion mas conservadora, la que sigue blandiendo el estado cubano a diestra y siniestra, cuando es evidente que incluso los corruptos pueden ser “revolucionarios” hasta que no se demuestre lo contrario. estoy convencido que isbel busco apartar esta idea y tratar de ubicar el termino en un nuevo contexto que tribute a la descolonizacion de muchos sentidos, reales o imaginados, en la cuba de hoy. aunque quiza todo esto sea mas muela que otra cosa y sencillamente este en estrecha relacion con las consideraciones puramente personales de cada cual: lo que es honesto para unos no lo es para otros, o que para unos ser honesto es genial y para otros es la mayor imbecilidad de este mundo.

  • Sí, quizás habría que empezar por la definición de “revolucionario”. En Cuba, a menos que haya cambiado mucho, significa “el que apoya al gobierno castrista y sus acciones, con (muy) eventuales críticas, debidamente autorizadas, eximiendo siempre a los escalones superiores.”

  • Me pregunto si el concepto de Habeas Corpus es familiar en Cuba. Me refiero del derecho de un detenido a que se presenten cargos contra él y se ponga a disposición judicial en un tiempo corto. Por poner un ejemplo en España la Constitución establece como tiempo máximo de detención sin cargos el tiempo estrictamente preciso para hacer indagaciones policiales, con un máximo de 48 horas.

    Como medida excepcional se establece una semana en caso de delitos de terrorismo y narcotráfico. Y por culpa de eso no hacen mas que dar la lata los de Amnistía Internacional.

    Todo esto lo pregunto porque, por poner un ejemplo, Alan Gross estuvo casi un año encarcelado sin que se presentasen cargos contra él y sin ponerlo a disposición judicial.

    ¿En casos como este no contempla la legislación cubana que la defensa curse un procedimimento de Habeas Corpus?

    Me resisto a creer que la legislación cubana ampare detenciones prolongadas sin presentar cargos. Eso fomenta todo tipo de abusos contra el derecho. No puede ser que la policía cubana pueda detener a alguien por tiempo indefinido sin encontrarle ni siquiera sospechoso de ningún delito.

  • Pergunta-me se HC ha sido aplicado en la base naval estadunidense en Guantánamo.

  • ¿Meter a alguien preso por no tener el carnet de indentidad encima!

    Me parece un castigo desproporcionado. La cárcel tiene su lógica para asesinos, ladrones y violadores, que son personas que hacen mucho daño.

    Pero ¿Exactamente qué daño hace alguien por no llevar un carnet de identidad encima?

    Como mucho le causa una molestia el policía que tiene que perder algo de tiempo averiguando su identidad por otras vías.

    Señores, por favor, un poco de mesura y sentido común. El castigo tiene que ser proporcional al daño realizado. Una persona por no llevar un carnet encima no produce prácticamente ningún daño a la sociedad.

  • “Me acuerdo” :
    Cuando dices que en Cuba ser revolucionario ES … eso que dices…, estás adoptando como tuyo el discurso oficialista de acá. Esa es tu opción, y me parece razonable.
    Por mi parte, prefiero alejarme de ese discurso y construir el mío propio, y que en este caso tiene mucho de lo que decía Julio en su comentario, en el sentido de tributar a la descolonización de los individuos, sus miradas, y los procesos en que están insertos.
    El ser revolucionario en Cuba es un gran riesgo, y entraña una entrega que no es usual encontrar.
    Puedo entender que te resientas de heridas sufridas, pero el término “revolucionario” trasciende la historia de un país o una persona, y se define en los procesos que han buscado las des-enajenación del ser humano, el empoderamiento de estos, su total y libre expresión.
    El revolucionario al que aludo, respeta al otro, pero no solo lo respeta, sino que lo ama, y defiende su derecho a ser en plenitud.
    Si querías una definición, pues ahí la tienes.
    Ya puedes escoger entre ese revolucionario, y el de los discursos oficialistas de acá.
    Saludos.

  • Dice Isbel: “estás adoptando como tuyo el discurso oficialista de acá.” Bueno, si ahora se define usar la definición dada como “adoptar el discurso”… Durante todos estos años “revolucionario” es el que defiende las acciones de la Revolución Cubana, las decisiones de su dueño, y lo que eso conlleva. ¿Tú no eres programador? Si ves esta función:

    double transformar(double x){return x*PI/180.0;}

    podrías decir, razonablemente, que dado x en grados sexagesimales retorna su valor en radianes. Claro, suponiendo que antes se haya dicho

    #define PI 3.14

    Si el programador, por los motivos que sean, definió PI de forma diferente, entonces se obtiene cualquier otra cosa. Si quieres usar “revolucionario” y PI con los valores arbitrarios que desees, pues adelante, pero no me parece muy razonable que desees simultáneamente que todo el mundo sepa lo que quieres decir.

    Cuando Fidel Castro dice que Jesús fue el primer comunista no está haciéndolo de forma inocente o aludiendo al comunismo primitivo (suponiendo que haya existido eso). Está cogiendo la parte que le conviene de su particular definición de cristianismo con la parte que le conviene su particular definición de comunismo y diciendo que uno es parte del otro.

    “El revolucionario al que aludo, respeta al otro, pero no solo lo respeta, sino que lo ama, y defiende su derecho a ser en plenitud. Si querías una definición, pues ahí la tienes.” Eso no es una definición, has elegido algunos atributos y se los has asignado al término “revolucionario”.

    Como te dije, las palabras tienen sentido. Quien se declare nacional socialista no puede después asombrarse de que le pregunten si repetiría Auschwitz, por poner un ejemplo.

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