Peleas de gallos en los medios cubanos

Isbel Díaz Torres

A los gallos finos les quitan las plumas de las patas. Foto: http://www.absolut-cuba.com/

HAVANA TIMES, 5 dic — El atractivo programa televisivo “Como me lo contaron” abordó la semana pasada con gran entusiasmo el tema de las peleas de gallos. Aunque este lucrativo negocio es promovido por el estado cubano, que exporta anualmente unos 700 ejemplares, ese no fue el centro de atención del programa.

A mi juicio, se trató de otro intento por legitimar esta violenta práctica. Busqué en la prensa cubana y en efecto: encontré algunos artículos que defienden a capa y espada el mencionado “deporte.”

Como casi siempre sucede, esa búsqueda de legitimidad requiere de encontrar huellas que vinculen el glorioso pasado histórico de la isla con el tema en cuestión. Y las encontraron.

El historiador Ciro Bianchi, que es entrevistado cada semana en “Como me lo contaron,” nos informa que en 1956 había en Cuba unas 500 vallas de gallos.

Recuerda Bianchi que el emblema del Partido Liberal portaba la imagen de un “gallo fino” sobre un arado, y figuras políticas de la talla de José Miguel Gómez o Carlos Mendieta (ambos fueron presidentes) eran criadores y jugadores de gallos. Olvidó mencionar al tirano Fulgencio Batista.

Para Bianchi es motivo de admiración una anécdota donde se describe al presidente Mendieta, subido sobre un taburete en una valla de gallos, aupando a su ave “asesina” mientras gritaba ¡Viva Cuba Libre! ¡Viva Cuba Libre!

Para la periodista Lisanka González, de Granma Internacional, “las peleas de gallos son una de las pocas actividades que algunos pueblos siguen practicando desde tiempos inmemorables como bastiones de la cultura tradicional,” según expone en un artículo de 2004.

“El grito de Libertad e Independencia se dio en una valla de gallos, el 24 de febrero de 1895 en la ciudad de Bayamo, en el oriente del país, por un grupo de patriotas cubanos que de esta forma daban inicio a la segunda guerra de independencia,” nos ilustra con orgullo Ramón R. Corona, desde el periódico pinareño El Guerrillero.

Siempre sospecho cuando se empieza a invocar a la “patria,” la “identidad cubana,” los “bastiones de la cultura tradicional,” los “gritos de independencia.” Por lo general detrás hay alguna manipulación, algún pensamiento retrógrado que se quiere imponer.

Históricamente, el tema de las peleas de gallos ha sido utilizado con sutileza e hipocresía por los políticos de turno, quienes aprobaban o prohibían este tipo de actividad en dependencia del apoyo popular con que contaban en cada momento.

En el programa televisivo Bianchi cuenta cómo, al fin de la guerra de independencia en 1898, un grupo de patriotas como Máximo Gómez y Manuel Sanguily, y personalidades de la política y la cultura, piden al gobernador norteamericano que suspenda las corridas de toros, y las peleas de gallos.

El dominicano Máximo Gómez consideraba que “ese espectáculo sangriento era ajeno a la cultura moderna.” Para Bianchi “un hombre que había visto tanto la guerra y tanta sangre, y le sale esa reacción…” es algo difícil de comprender. Al parecer la virilidad del líder mambí debía alejarse forzosamente de cualquier demostración de sensibilidad o pudor.

Es el gobierno de José Miguel Gómez el que aprueba la ley a favor de las gallerías con un solo voto en contra: el de Manuel Sanguily, quien consideraba tales prácticas como contrarias a la salud moral del pueblo.

No obstante, con el apoyo de los corruptos gobiernos de turno el negocio fue prosperando. Con el “advenimiento de la república libre e independiente” (así se refiere El Guerrillero a lo que a mí me enseñaron como gobiernos títeres), algunos se enriquecieron por las fuertes apuestas, mientras muchas familias fueron a la quiebra.

El triunfo revolucionario cerró las vallas

En 1968 el avance de la “ofensiva revolucionaria” que cerró los pequeños negocios privados, acabó también con las vallas de gallos. Determinada moralidad, lejos de cualquier sentido de respeto a los animales, impuso la censura “revolucionaria” a este “bastión de la cultura tradicional,” como lo considera Granma en su artículo.

“Las aves de combate estuvieron a punto de desaparecer, sin embargo, la clarividencia de un conocedor, Guillermo García Frías, más el apoyo de Celia Sánchez, detuvieron la amenaza que se cernía sobre ellos,” así explica Lisanka González el retorno del abuso.

El comandante García Frías estableció el primer criadero estatal de gallos de pelea, y a mediados de la década de los 80 el gobierno despenalizó las lidias, estableciendo estrictas regulaciones que aún permiten vallas controladas por la Empresa de Flora y Fauna, y a la vez prohíben las apuestas.

En otras palabras: ahora se puede matar gallos de gratis, y legalmente, para el disfrute de los humanos, pero, por supuesto, con la estricta fiscalización del Estado. Los galleros suelen ser multados con entre 1500 y 3000 pesos cubanos si son sorprendidos en vallas independientes, con apuestas o sin ellas.

No obstante, en el mercado informal nacional un buen ejemplar sigue cotizándose entre 2000 y 4000 pesos.

En la Finca Alcona, del municipio Arroyo Naranjo, se encuentra el mayor criadero de gallos de lidia de Cuba. Allí se preparan, se entrenan, y seleccionan antes de ser exportados.

El centro pertenece a la Empresa de Flora y Fauna, que en vez de protegerlos los exporta a precios que pueden alcanzar la escandalosa cifra de 1000 dólares el ejemplar si son gallos ganadores, y 150 dólares si es un gallo fino común. Algunos de los gallos exportados son confiscados después de las redadas que hacen en las vallas clandestinas.

Ahora les pido que lean este fragmento de El Guerrillero: “El gallo es un animal esencialmente poco sensible y muy primitivo, su temperatura es superior a los 40ºC, lo que minimiza su capacidad para experimentar dolor, muy superior a la del hombre y por ello tolera tan bien las heridas, digamos que mucho mejor que los humanos.”

“Son agresivos por naturaleza, pelean entre sí en estado salvaje, y aún en condiciones domésticas, esa es su razón de ser y el hombre, lejos de explotar su situación, lo único que hace es canalizar ese para equilibrarlo y humanizar mediante toda una serie de medidas y reglamentos, lo que inevitablemente habrá de suceder, por imperativo de la naturaleza, en uno o en otro lugar.”

¿Es posible escribir alguna cosa más cínica? Casi todos los animales pelean (el ser humano más que ningún otro), pero la mayoría simplemente hace demostraciones de fuerza, especie de performance de ataque.

Pueden hacerlo para marcar su territorio, conseguir pareja, defender la presa, o a modo de entrenamiento para defenderse de depredadores. Casi nunca estas experiencias llegan a la muerte del contendiente de la misma especie.

Solo mentalidades retorcidas como las de algunos humanos, son capaces de regodearse y disfrutar del dolor, obligando a las aves a luchar hasta la muerte. Muchas veces, incluso, les colocan cuchillas o espuelas de acero para que sea más sangriento el espectáculo.

En el artículo de El Guerrillero el autor llama extremistas a quienes tenemos una postura crítica ante estas prácticas crueles.

Granma, por su parte, busca la legitimidad de las peleas de gallo en la ciencia. Para ello cita a un grupo de investigadores de la provincia Pinar del Río “aficionado a los gallos.”

Tales “científicos” llegaron a la conclusión de que estas prácticas constituyen .”..una tradición del pueblo cubano impuesta durante siglos por la voluntad colectiva y que no ha variado su movimiento interno a pesar de los cambios históricos sociales habidos a lo largo de varios siglos.”

Soy pinareño y conozco la pasión de mi gente por los gallos y por el dinero que producen. La costumbre de torturar animales por supuesto que está presente en la cultura. Pero ¿por eso debemos promoverla, e incluso sacar provecho de ello? ¿No sería preferible educar en el respeto al resto de seres vivos que comparten nuestra estancia en este planeta?

Yo ni siquiera soy vegetariano. Apruebo el consumo de alimentos de origen animal, como parte de nuestra cultura y del reciclaje natural de los elementos. Pero ello no justifica dar muerte por el simple placer de ser testigo de ella, o para calmar nuestro tedio.

Según el artículo 27 de la Constitución cubana “El Estado protege el medio ambiente y los recursos naturales del país.” Pero qué se puede hacer si dirigentes, empresarios, militares y otros que integran la poliburguesía cubana, son asiduos jugadores tanto en vallas estatales como clandestinas.

Isbel Diaz

Isbel Díaz Torres: Pinar del Río y La Habana son mis ciudades. En una nací, el 1º de marzo de 1976, y en la otra he vivido desde siempre. Soy biólogo y poeta, aunque eventualmente he sido músico, traductor, profesor, informático, diseñador, fotógrafo, o editor. Soy un gran inconforme y defensor de las diferencias, quizás por haber sido desde siempre un “niño modelo” muy reprimido. Nada me subyuga más que lo desconocido, la naturaleza y el arte me funcionan como fuentes de misterio y desarrollo. Un sorprendente activismo ha nacido en mí en los últimos tiempos. Aunque no estoy muy seguro de cómo utilizarlo, siento que es una energía noble y legítima. Ojalá tenga discernimiento para manejarla.

Isbel Diaz has 203 posts and counting. See all posts by Isbel Diaz

12 thoughts on “Peleas de gallos en los medios cubanos

  • una vez me llevaron a una valla clandestina en las afueras de marianao. tuve oportunidad de presenciar, luchando contra el asco, una pelea completa de gallos. no me fui en cuanto empezo por un inevitable amor propio machista y primitivo y el temor a las burlas de los que me rodeaban. aun tengo cinceladas en mi cerebro las imagenes del gallo perdedor, lleno de picotazos, banado en sangre y aun vivo, al que le introdujeron una pluma grande en la garganta para que no se ahogara con su misma sangre… me prometi nunca mas ver algo como eso. me imagino los niveles de jodedera en una pelea de perros, o en una corrida de toros… y le zumba el mango que se escriban cosas como las que cuentas, isbel, en periodicos provinciales “revolucionarios” y “socialistas” y en el del PCC, sus razones “cientificas” y “moralmente humanas” apestan. que el estado cubano aupe practicas como estas, que cinicamente dice combatir, ya no me escandaliza: las montanas de dinero que deben estar ganando muchos funcionarios de todo nivel con el negocito!

  • Como me gusto tu articulo Isbel distes voces a quien voces no tienen, los animales, yo quisiera saber quien les dijo a ese Sr y a esa Sra que son tan expertos, me pregunto yo expertos de que cosa, que la mentalidad de las personas se tienen que quedar igual para siempre, las sociedades cambian y cambian las formas de ver las cosas, lo que estaba bien en el ano 1800 no esta bien en este siglo y una persona que dice la gran estupidez que los gallos son animales estupidos y no sienten el dolor es el imbecil mas grande de este mundo, como imbeciles son los que para divertirse tienen que hacer sufrir a los animales

  • Muy bueno, isbel, y muy completo. Es importante que estas cosas se divulguen y se expongan con esta seriedad. Un abrazo.

  • Es criminal que se haga diversión con la muerte de animales. Que en estado natural no se matarían como dice la prensa oficialista. Muy buen post, podemos recoger firmas y hacer una ley que prohiba estas prácticas sanguinarias, que me dices?

  • Excelenete articulo, lo que dicen los periodicos que mencionas solo es una muestra más de la pérdida de valores que sufre nuestra sociedad

  • Amigos, muchas gracias por sus comentarios. Ciertamente, es un asunto muy serio, que pasa también por la indolencia de todos los que convivimos con esa realidad y la aceptamos como tal.
    Eduardo, más que firmas para este caso en particular, pienso que lo óptimo sería lograr que finalmente tengamos una ley de protección animal, tema que ya varios colectivos e instituciones han debatido. Incluso, existe por ahí, en borradores, una propuesta. La historia es cómo se echa eso pa’lante…

  • Hola Isbel me parece muy interesante tu punto de vista sobre las peleas de gallos en Cuba, me da gusto que tuviste la oportunidad de recibir una educación en la que te hace apreciar las cosas de una manera culta y centrada, por supuesto diferente a la gran mayoría de la gente que habita este mundo.

    La vida en la ciudad te hace ver las cosas desde otro punto de vista, te cuento que soy mexicano acá como en toda latinoamérica hay peleas de gallos desde hace cientos de años. He estado en peleas de gallos clandestinas en Cuba y quedé maravillado porque no tenía idea de lo complejo que podía llegar a ser el desarrollo de peleas de esta especial variedad de aves, desde los entrenamientos, los diferentes estilos de pelear, las variedades de plumajes, lo complejo de las apuestas y la caballerosidad y respeto a la hora de cumplir con lo pactado verbalmente y el éxtasis y euforia que llega a tener la gente que gusta de ese espectáculo.

    El origen de esta práctica definitivamente va ligada a la gente de campo,o guajiros como ustedes les llaman, gente sencilla sin mucho estudio acostumbrado al trabajo de campo, gente que es la que le tocó la importante tarea de producir lo básico para alimentar a la gente de ciudad.

    Te pudiera hablar de lo cruel que llega a ser el humano cuando industrializa el huevo o la carne de pollo te pudiera hablar de que esa raza de gallos de pelea se ha extinguido en países donde solo se les ve como alimento y que ha perdurado en países como los nuestros pero no es mi intención abrir una polémica sobre quien tiene la razón y quién no, ni tú ni yo la tenemos, tenemos que haber vivido lo que ha vivido la gente que piensa diferente a nosotros para entender el porqué.

    Entiendo perfectammente los criterios de los que opinaron antes que tu servidor, mi intención es sólo poner un punto de vista de tantos que pasan en mi mente para hacerles ver que un criterio no puede ser absoluto, no se tiene que acabar así nomás algo porque yo opino diferente.

    Ustedes saben bien lo que es tener que vivir como alguien cree que es como se debe vivir.

    Con todo mi afecto a mis hermanos cubanos.

    Arturo

  • Hola Arturo:
    Mi postura no es consecuencia de la educación recibida (ni siquiera mientras estudiaba biología), sino de una toma de partido posterior, en contra de aquellas prácticas humanas que van en detrimento de otras especies, e incluso, de mismo ser humano.
    Ciertamente, ahora vivo en la ciudad, pero nací y viví varios años en Pinar del Río, y mis primos y tíos comerciaban con gallos finos. Allí comprendí que esos bellos animales eran tratados como artículos con los cuales comerciar. Todo el énfasis lo ponían en los atributos que más vendían, y le tenían el amor que se le puede tener a una joya valiosa. Al momento de seprarse del animalito, contaban los billetes, y ni miraban atrás.
    Esa caballerosidad que Ud. refiere, nada tiene que ver con este asunto. Se pueden hacer cosas horrendas, y pactar “caballerosamente” entre las personas implicadas. Tampoco digo que quienes estaban en las peleas de gallos fueran seres de menos categoría que yo. Pero el origen popular de determinadas prácticas, no implica que debamos aceptarlas acríticamente, sin al menos difundir un mensaje ambientalista a fin de concientizar a las personas. Por otra parte, al menos en Cuba, tanto las personas del campo como los de la ciudad recibimos la misma instrucción gratuita en las escuelas. Mis primos de Pinar del Río eran de mi misma edad, estudiaban en mi misma escuela.
    Mencionas la crueldad de la industrialización en el comercio de la carne y los huevos. Comparto tu idea, que se extiende más allá de las “aves de corral”, y sumo mi crítica a la tuya. Por cierto, que eso también demuestra que nada tiene que ver si se es campesino o citadino. Buena parte de la industria apícola se desarrolla en los campos.
    Por demás, no temas abrir polémicas. Son necesarias para crecernos.
    Para terminar, te digo que mi criterio no es absoluto. Solo es mi criterio. Pero de qué sirve relativizarlo todo. Si mis convicciones van en un sentido, a ellas soy fiel. Me dejo influenciar por todas las otras posturas (a favor y en contra) que me enriquecerán, y construirán una nueva postura, que volverá a ser mía… Ello servirá para reafirmarme, cambiar de idea, o encontrar puntos intermedios. Hasta ahora, en el tema de las terribles peleas de gallos, me reafirmo en mi postura.
    Gracias por tu comentario, y abrazos.
    Tengo grandes amigos en México, y la siento una tierra muy cercana.

  • Isbel, gracias por darle contestación a mi punto de vista, igual yo sigo fascinado con lo que para mí es un tesoro cultural, tengo también muchos amigos en Cuba con quien me unen lazos muy fuertes, por eso mi atrevimiento en manifestar aquí mis gustos y preferencias tan diferentes.

    Un abrazo con cariño.

  • Dejen q la gente viva su vida como quiera y los q no son galleros q no vayan a las gallbusqunosotros los galleros no perseguimos a nadie ni nos metemos en sus gustos asi q no sean metiches y vivan sus vidas pero respeten los gustos ajenospersegumos a nafie a ver si sus hobi don buenos o malos y
    No sean metiches

  • Buenas tardes amigos soy un joven de 29 años de edad del estado de chiapas del bello pais de Mexico, saben creo k todos tenemos derechos alas diferntes opiniones pero los k nacemos y cresemos alado de estos bellos animales entendemos k la naturaleza de estos animales es nacer, cantar,ser un exelente combatiente y para despues gosar de las gallinas esto es lo k a los gallos les gusta y es alo k ellos vinieron ala vida ellos vinieron a algo a esta vida, ellos tienen una razon de ser no son como algunos de nosotros k no sabemos mas k hacer k engañar, defraudar, lastimar, mentir y lo peor de todo es destruirse unos a otros, Piensen bien las cosas solo somos galleros solo guiamos alos gallos los crecemos, los alimentamos y los reproducimos como nuestros antepasados lo asian. Esto es lo k yo opino. Cada hijo de cada gallero trae en su sangre la sangre de gallero.

  • Haaaa y de paso amigos galleros me en cantaria compartir opiniones de crias o talvez intercambiar alguna k otra cria.. mi correo es [email protected]

Comentarios cerrados.