En mi calle Silvio canta para el 1 de Mayo

Isbel Díaz Torres

HAVANA TIMES – Este Primero de Mayo parece será diferente. Ya comienzan a probar los altavoces de la Plaza de la Revolución, y como cada año, comienzan también las sesiones de canciones de Silvio Rodríguez.

Pero esta vez, por causas desconocidas, el sonidista principal ha estado repitiendo una y otra vez un tema de Silvio especialmente hermoso, pero que nada tiene que ver con el espíritu carnavalesco que caracterizan estas marchas, por lo melancólico y profundo que es.

Se trata de “En mi calle”, que aparece en el disco “Causas y Azares”, de 1986.

En mi calle hay una acera gris
donde se pegan las miradas
del que mira a dónde va.
En mi calle hay un banco que es
tan largo y blanco
como el mármol donde iremos a parar.

Ciertamente, esta canción no es “Sueño de una noche de verano”, ni “El Necio”, ni “Fusil contra fusil” (que también tienen sus propios valores)… sino una mirada aguda a aquella lacerante realidad, que entre otros muchos problemas, condenaba a los cubanos a no salir del país, y conformarse con su suerte.

Sigue Silvio entrando por mi falso techo de cartón:

Yo no sé por qué son tan altas
las blancas ventanas que miran al cielo.
En mi calle el mundo no habla,
la gente se mira, y se pasa con miedo.

Qué bien captado el espíritu de represión y auto-represión que podía vivirse en un simple barrio cubano en aquellas décadas, bajo la adusta mirada de “el de vigilancia” del CDR. En ese entonces la censura era tan fuerte, que las personas temían hasta sus propios pensamientos.

Si yo no viviera en la ciudad
quizás vería el árbol sucio
donde iba a jugar.
En mi calle de silencio está
y va pasando por mi lado,
es un recuerdo desigual.

¿Pero eso qué tendrá que ver con este Primero de Mayo, post 17 de diciembre?

Silvio termina con unas preguntas que, miradas desde hoy, me temo que nunca logró responderse. De haberlo logrado, quizás no estuviera ahora en ese espacio raro que habita: entre la genialidad, belleza y hondura de pensamiento; y una esquizofrénica fidelidad a ese estado de cosas que tan bien logró nombrar, describir, y criticar.

Yo no sé por qué estoy mirando,

por qué estoy cantando,
por qué estoy viviendo.
Yo no sé por qué estoy llorando,
por qué estoy amando,
por qué estoy muriendo.

Si no fueron órdenes precisas, el sonidista de la Plaza bien podía haber puesto el tema que le sigue a continuación en el disco, nada más y nada menos que “Te convido a creerme cuando digo futuro”.

Pero no. El piano dolorido de “En mi calle” se reinicia, y nos machaca la triste certeza de un proyecto abandonado, cansado, y reenfocado hacia su propio reverso.

¿Rara cosa, verdad?