Caminos de la promoción “cultural” en Cuba

Isbel Díaz Torres

SEXYLESB: una de las promociones que varios centros recreativos han comenzado a hacer por vía telefónica.

Nuevo espacio para chicas *SEXILESB* hoy sab: Las Vegas (Inf y 25) CV:50MN d 10pm a 12.  Después 3 CUC.  Bailarinas e invitados.  No t pierdas algo especial *just glamour*.

De inmediato les traduzco y les explico.

Lo que leyeron en el primer párrafo es un mensaje de texto que acabo de recibir en mi teléfono celular.  Se trata de una de las promociones que varios centros recreativos han comenzado a hacer por vía telefónica.

En este caso, el establecimiento Las Vegas parece que promociona un espacio para lesbianas, lo cual deduzco por el sugerente nombre de *SEXILESB*.  Las Vegas ocupa un céntrico lugar en la calle Infanta, a escasos metros del Malecón y la Rampa.

Esta práctica promocional tiene apenas unos meses en la isla.  Ya había pensado escribir sobre ello, sobre todo por la molestia que ha representado para mí recibir constantemente mensajes en mi teléfono.  Con este último sms me he decidido a hacerlo.

Considero que la existencia de un espacio para mujeres homosexuales es tan legítimo como cualquier otro.  Las personas LGBTI en Cuba reclaman hace tiempo este tipo de locales donde poder relacionarse, sin que ello implique un gueto o una automarginación.

Aún son bien pocos en la isla, y casi ninguno es exclusivamente para este público.  Casi siempre se trata de establecimientos que ceden su espacio temporalmente (una vez a la semana).

Por otra parte, debo aclarar que no estoy en contra del servicio telefónico en sí, siempre que sea dispensado a las personas que lo hayan solicitado.  Existe un público en Cuba que cada fin de semana sale a la búsqueda de discotecas y fiestas.  Disponen del tiempo y del dinero suficiente, y disfrutan de esos espacios donde se reúnen otras personas con intereses similares.  El servicio debería ser para ellos.

Asistí a una de las oficinas de Cubacel, empresa responsable de todo lo que tiene que ver con telefonía móvil en el país.  Al plantear mi queja la respuesta fue que no podían hacer nada.  Yo repliqué que si ellos contrataban ese servicio, debían tener modo de regularlo, pero la realidad no siempre es como uno espera.

En fin, parece que seguiré recibiendo estos mensajes cada viernes, sábado y domingo.

El carácter de los mensajes también ha despertado cierta preocupación en mí.  Están escritos con suficiente ambigüedad como para atraer a los curiosos.  En casi todos se promueve esa cosificación de la mujer contra la que tanto luchamos.  Expresiones como: ‘chicas sexys’, ‘chicas calientes’, ‘bailarinas’, ‘las veinte primeras mujeres entran gratis’, ‘gratis para las chicas sin pareja’, proliferan sospechosamente en los textos.

Cabaret “Las Vegas.” en El Vedado habanero.

A eso se le suma la promoción de las bondades tecnológicas de los locales: ‘aire a full’ (se refiere al aire acondicionado), ‘humo’, ‘espuma’, ‘pantalla’ (se refiere a la proyección de videos musicales en grandes pantallas), karaoke, entre algunas otras.

Cuando se suman los dos perfiles, se comprende que se está construyendo un nuevo público.  Las características de la diversión juvenil de otros países comienzan a proponerse a la juventud cubana, estimulando en ella esa visión consumista, sexista y banal que abunda en todo el planeta.  Tales prácticas existían en el país, pero siempre enfocadas al consumo de los turistas extranjeros.

Por otra parte, se sigue endureciendo la estratificación de la sociedad cubana.  Quiénes van a una discoteca de última generación como estas, pagan un cover de 3 a 10 CUC, y consumen bebidas cuyos precios casi duplican su valor estándar; difícilmente asistan al cabaret de la esquina, donde ponen música de una radio vieja, venden las cervezas nacionales más baratas, y algún bolerista aficionado brinda sus canciones a un público muchas veces invisible.

Debo recordar que no estoy hablando de negocios privados, aunque algunos existen más o menos ilegales.  Lo preocupante no es que existan algunos, sino que la participación institucional a gran escala en este diseño lo legitima totalmente.  Es un síntoma de hacia dónde nos dirigimos.  Ya sabemos que acá el discurso oficial y la prensa casi siempre van por una parte, y la realidad por otra.  Si alguien me quiere convencer que esta es una nueva estrategia para construir el socialismo, pues lo escucho.

No es que exista una diversión políticamente correcta y otra incorrecta.  Dios me libre de tal aberración.  Estaría reproduciendo aquellos esquemas que promovía (imponía) el llamado socialismo real.  La diversidad en estas prácticas debe estar relacionada con la diversidad de los sujetos que participan.  Si entre ellos existen diferencias económicas y de oportunidades, pues esas diferencias se reflejarán en sus modos de entender la diversión, el ocio, el arte.  Pero seamos sinceros, y asumamos su carácter clasista.

Los que luchamos contra las injusticias sociales necesitamos llamar las cosas por su nombre.  Quienes aspiramos una sociedad socialista, libertaria, sin individuos enajenados, empoderados en sus prácticas vitales y en sus relaciones con los demás, debiéramos reconocer que esa sociedad no es la que vivimos hoy, ni está en los planes construirla.

 

Isbel Diaz

Isbel Díaz Torres: Pinar del Río y La Habana son mis ciudades. En una nací, el 1º de marzo de 1976, y en la otra he vivido desde siempre. Soy biólogo y poeta, aunque eventualmente he sido músico, traductor, profesor, informático, diseñador, fotógrafo, o editor. Soy un gran inconforme y defensor de las diferencias, quizás por haber sido desde siempre un “niño modelo” muy reprimido. Nada me subyuga más que lo desconocido, la naturaleza y el arte me funcionan como fuentes de misterio y desarrollo. Un sorprendente activismo ha nacido en mí en los últimos tiempos. Aunque no estoy muy seguro de cómo utilizarlo, siento que es una energía noble y legítima. Ojalá tenga discernimiento para manejarla.

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