Postal de mí barrio

Irina Pino

Foto: Caridad
Foto: Caridad

HAVANA TIMES — Mi barrio permanece igual a través de los años: las aceras rotas, el farol de la calle con su luz mortecina, el flamboyán de enfrente, que casi no tiene hojas ni flores, el agro mercado de la esquina, antes bodega, con sus paredes húmedas, descascaradas, oliendo a herrumbre, a viejo. Todas son como imágenes detenidas en un periódico local, que nadie compra.

Lo que ha cambiado es la gente, la gente ha cambiado de lugar. Muchas personas ya no están: la chismosa que se pasaba la vida en el balcón vigilando a todos los vecinos, la periodista que siempre estaba dando charlas políticas, el dentista gordo que le gustaban los jovencitos, Diana, la maestra que le dieron un tiro para quitarle la cadena de oro, el anciano del edificio de enfrente, que paseaba todas las mañanas a su perrito…, mi amigo Carlos, que se lo llevó una cirrosis de tanto tomar.

Pero muchas personas han elegido el camino del exilio: han cogido sus bártulos y se han marchado muy lejos. Y algunas no han regresado ni una sola vez.

Todos mis amigos de la niñez partieron de Cuba. Giovanni fue a Inglaterra a una visita temporal y se casó con una deportista. Tienen tres hijos adolescentes y residen en Manchester. Jorgito está en Australia. Estudió en la misma escuela que yo, Hotelería y Turismo. Su padre le consiguió trabajo en el restaurant de un crucero, y en uno de los viajes conoció a su esposa actual. Ahora maneja un camión- rastra. Cuando vino, hace cuatro años, le pregunté si no era muy fuerte su trabajo, y me contestó riéndose, “con el salario que me pagan se me olvidan las horas y los días en la carretera”.

Luisito, el rubio carismático de la cuadra, vive en Italia y trabaja de bombero en Roma. Tiene mujer y dos hijos. Hace poco se llevó a su hermano y a su padre. También El Niche, el más prieto de nuestro grupo vive fuera. Él sí que se fue a un lugar raro: a Islandia. Aquí vivía con su madre y su hermana en medio de estrechez y miseria, en un solo cuarto con baño colectivo. Se la pasaba conociendo amigos extranjeros, siempre nórdicos. Hablaba inglés a la perfección. En estos momentos ocupa un puesto en una agencia de viajes. Me cuenta que allá hay un alto nivel de vida, la salud se paga con el seguro y atienden que es una maravilla. En ocasiones se ha encontrado con la cantante Bjork en un supermercado o paseando por la ciudad.

Magdalena y Nadia, apodadas las barbies, se casaron con personas foráneas. Hasta la flaquita y desnalgada que vivía en la esquina, logró empatarse con un sueco.

Por supuesto que quedó gente, pues no todos se fueron de la misma manera: los de al lado, vendieron su casa y compraron dos, para separarse, pues el hijo homosexual necesitaba privacidad con su pareja. La hija de la periodista está en Brasil, pasando un curso, aunque creo que no vuelve más, pues su tía le vendió el apartamento a un alemán y se compró otro más pequeño. Yo me fui a vivir a Miramar, y parte de mi familia, también se halla en el extranjero. Luego pasó lo de mi casa… y así, fueron disminuyendo los habitantes de mi barrio del Vedado, como cuando la gente huye de las plagas o de las guerras.

Mi casa natal ya no existe, una parte se cayó, y después la demolieron por completo. Un suceso muy devastador para toda mi familia. Pero aún me gusta imaginar que se fue de una forma metafórica. Ahora solo conserva su portal, aunque sin aquella pintura rosa tenue. Allí transcurrieron aventuras y juegos, memorias que guardo de todos mis amigos.

No es difícil evocar aquellos momentos felices, sin que llegáramos a sospechar cuan separados se volverían nuestros destinos.

Mientras tanto el barrio persiste en su estancamiento, quien sabe por cuantos años más.

Irina Pino

Irina Pino: Nací en medio de carencias, en aquellos años sesenta que marcaron tantas pautas en el mundo. Aunque vivo actualmente en Miramar, extraño el centro de la ciudad, con sus cines y teatros, y la atmósfera bohemia de la Habana Vieja, por donde suelo caminar a menudo. Escribir es lo esencial en mi vida, ya sea poesía, narrativa o artículos, una comunión de ideas que me identifica. Con mi familia y mis amigos, obtengo mi parte de felicidad.

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11 thoughts on “Postal de mí barrio

  • Perfecta metáfora de Cuba, una nación en desbandada en medio de la descomposición material y espiritual que lo consume todo, a la que sólo le falta hundirse en el océano. Tal es el legado de la Robolución del Coma Andante y su banda de cuatreros devenidos generales.

    ¡Gracias Fidel!

  • Esperemos que en un futuro próximo el éxodo de Cuba se invierta y Cuba vuelva a atraer a extranjeros para instalarse a vivir.

  • Si cambio los nombres y menciono barrios de Camaguey puedo firmar el texto. Triste y emotivo.

  • Asi mismo es que describen a mi barrio también , las calles llenas de huecos, las aceras desbaratadas, las casas descascaradas con moho, los árboles ya no existen, nuevos habitantes… En fin Nadie se puede quejar, el mismo texto para todos por igual, ahí si que la repartición fue equitativa.

    Como se dice?,
    ¡Gracias Fidel!

  • Otra excelente pincelada de la realida cubana que nos regala Irina. A ese ritmo de escape de la juventud cubana Cuba sera un pais de viejos en pocos años. Poblacion envejecida, vieja infraestructura, viejos politicos. Dicen que la noche es mas oscura segundos antes del amanecer. Espero que estemos en ese momento

  • Irina:

    Despúes de varios años, acabo de entrar al facebook y me mantengo en estado de shock, viendo el amplio contingente de parientes, amigos, conocidos, vecinos y ex compañeros de estudio y trabajo que están hoy fuera de la Isla, regados por todo el mundo, y de los cuales no había tenido noticias en años. Me alegro por ellos, pues a casi todos les va muy bien. Pero no deja de doler este goteo constante…

  • Eso fue, y como muchas cosas en nuestra América Latina(aunque en realidad es de otros, de otros bien pocos y muy adinerados, ni siquiera son latinoamericanos, la gran mayoría de ellos guardan relación directa con nacidos en Israel…) en fín, como tantas otras cosas eso fue y no tendrá vuelta atrás, ni remedio, ni reajuste, ni recobro, ni reconstrucción… cuanto se destruye, se demuele, no vuelve a levantarse más. Como tantas cosas más de A.L., se tira loza y se despunta sin chistar, sin mediar razón, sobre los restos de lo que creímos que nos incumbía.

  • Irina,
    Mira que este mundo es chiquito…Creo conocer al Jorgito que mencionas y que vive en Australia. De apellido Llado, por casualidad?

  • Isidro: A mi me sucede lo mismo cada vez que navego en las redes sociales. En Facebook encuentro día por día nuevas personas conocidas que estaban en Cuba cuando salí de allá años atrás y que después han emigrado. Algunos de ellos causan sorpresa por su actitud polítca anterior, y muchos mantenían una “actitud correcta” y una “participación activa en las actividades políticas y de masas”. Incluso no pocos eran “come candelas”. Este fenómeno evidencia la doble moral, hipocresía y farsa generalizada que imperan en la sociedad cubana. La cúpula gobernante ha destrozado el país, pero lo más grave es que ha destrozado el tejido social de la nación.

  • Tengo recuerdos lindos de mi niñez. Pero ni los edificios, ni la gente han soportado. Los unos se han desplomado, los otros abandonaron el barrio. Hoy viven en casi cada pais imaginable. Da igual siempre wue haya mar por medio.

    Mi barrio ha parido gente de las más diversas nacionalidades. Si alguien me hubiera dicho cuando niño que yo sería ciudadano europeo no lo habría creído. La inocencia de la niñez es bonita y útil.

  • Rafael, pero a mí lo que más me llama la atención es que el facebook está propiciando el diálogo, al menos virtual, entre los que “comen” y “no comen” candela…Quizás este será el aporte de Mark Zuckerberg al entendimiento entre cubanos…

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