Nuestra basura

Por Irina Pino

HAVANA TIMES – La rutina es algo que se repite, por algo le llaman así. Sin embargo, a veces ocurren imprevistos. Esto hace que se rompan estas acciones repetitivas en nuestra vida. Hoy, por ejemplo, se incendió la basura. Son tres latones que están en la esquina cercana a mi edificio. Alguien lanzó una colilla de cigarro, accidental o exprofeso, a latones sin tapa, y repletos de papeles y otros regados en el piso.

Varios vecinos se asustaron y echaron cubos de agua, yo misma lancé dos, pero continuaba la llamarada. Incluso, comenzó a expandirse. Luego, un par de CVP (Cuerpo de Vigilancia y Protección) del CIMEX, usaron un extinguidor de incendios, pero no lograron apagarla tampoco. Solo pudieron extinguir el fuego los bomberos. Ellos actuaron rápido, con los fuertes chorros agua de las mangueras, hasta que el fuego se apagó por completo. Menos mal que no ocurrió de noche.

Al rato, apareció un camión y un buldócer para sanear el estropicio. Los que se encargaron de limpiar eran jóvenes del servicio militar, no del servicio de comunales. Ahora los ponen a hacer tareas que no les corresponden. ¡Pobres chicos!

La situación con la basura es un problema que se multiplica. En los barrios pululan latones desbordados y rotos. La mayoría permanecen volcados por días y semanas. Y esto hace que la gente tire la basura encima. Entonces todo empeora y empiezan a pudrirse los restos de comida.

En la cuadra de la bodega de calle 6 de Miramar, hace casi un mes que no la recogen.

Aquí pasa algo peculiar, han puesto dos latones del CIMEX, junto al que nos toca. Se supone que la institución estatal tenga los latones que le pertenecen en su parqueo. Sin embargo, para su comodidad, pusieron estos colectores alejados. Y resulta que siempre los tienen llenos de bolsas de papeles, papeles que no se reciclan, y que en cierta ocasión, escribí que se podían emplear para la confección de libros. Pues la institución se da el lujo de botarlos.

Vienen después, lo llamados buzos, los registradores de la basura, y se roban las bolsas. Por lo que estas hojas de papel se riegan por toda la cuadra. Es una larga cadena de acciones que contribuyen al desorden y a la suciedad del entorno.

Les comento, como dato curioso, que a todos sus trabajadores, les dan la posibilidad, cada cierto tiempo, de comprar productos que la población no tiene acceso, a menos que los compre a precios más elevados, en las Mipymes o tiendas en MLC. Observo la cola de la repartición desde mi ventana. Les entregan botellas de aceite, aseo, refrescos, y hasta tanquetas de yogurt. Los productos vienen envasados en cajas, más tarde dichas cajas van a la basura y, como son tantas, no caben en los latones, entonces permanecen afuera, como lomas de cartón.

Por otro lado, la indisciplina de jóvenes que vienen a bañarse en la costa en esta etapa vacacional, precisamente detrás del edificio del CIMEX, donde hay una piscina natural; ellos también hacen de las suyas, dándoles patadas y tumbando los latones a cada rato, como si fuera algo gracioso.

En esta zona, la gente sale del Centro Comercial La Puntilla con latas de refresco, cervezas y golosinas en la mano, que luego de consumirlas, la tiran en el medio de la acera. Y lo hacen con tremenda naturalidad, como si les estuviera permitido. Y si por casualidad alguien les llama la atención, reaccionan de manera agresiva, o siguen de largo sin hacer caso. Las personas se han vuelto cochinas y sin educación formal.

Ni durante el Periodo Especial, en el pasado siglo, vi esta situación, al contrario, los colectores eran metálicos y tenían tapas. Mucho menos existía esta sociedad consumista de latas de gaseosas y cervezas. Pienso que la humanidad era más limpia y ordenada.

No sé cómo estarán las otras ciudades del país, pero La Habana entera es un basural, y a ningún alcalde, presidente de Poder Popular, ni tan siquiera a Comunales le interesa esta podredumbre. Entonces dicen en las noticias, que aparecieron enfermedades nuevas, proliferación de mosquitos, ratas…

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Irina Pino

Irina Pino: Nací en medio de carencias, en aquellos años sesenta que marcaron tantas pautas en el mundo. Aunque vivo actualmente en Miramar, extraño el centro de la ciudad, con sus cines y teatros, y la atmósfera bohemia de la Habana Vieja, por donde suelo caminar a menudo. Escribir es lo esencial en mi vida, ya sea poesía, narrativa o artículos, una comunión de ideas que me identifica. Con mi familia y mis amigos, obtengo mi parte de felicidad.

One thought on “Nuestra basura

  • Ciertísimo.
    ¡Es la debacle!
    Aunque fuera de interés, no basta.
    Se trata de que los recursos no dan abasto.
    No hay nada que hacer. Tal como dices el que lleguen unos camiones y un equipo mínimo tipo «frente de pala» ya tiene hecho en casi todas las esquinas
    unas furnias cada vez más profundas que
    cuando llueve se llenan de agua. Estamos de
    vuelta a la Edad Media, con señores feudales y
    todo.

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