Mis días sin electricidad en La Habana, Cuba

Gente cargando teléfonos.

Por Irina Pino

HAVANA TIMES – Estamos en un limbo, en un país donde reina la incertidumbre y no sabemos lo que nos deparará el día siguiente. Pero, ¿para qué pensar?, vivimos sujetos a la inercia de una cotidianidad en que sólo subsistimos, el dinero se usa nada más que para alimentarnos, mal alimentarnos, mejor dicho.

Ayer cuando salí al agro-mercado, mientras caminaba, veía a la gente hablar de los mismos temas: de los constantes apagones; de que en cualquier momento se les iba a ocurrir eliminar por completo la libreta de abastecimiento; de que los de arriba eran dueños de la mayoría de las negocios particulares.

Mientras compraba unos frijoles y viandas, la que despacha contó que había vendido toda la sal y botellas de vinagre, pues sin electricidad las personas estaban tratando de conservar la carne que tenían guardada.

Después que pagué mis cosas, una anciana que estaba al final de la cola se desmayó. Rápidamente, los empleados le dieron un vaso de agua y le abanicaron el rostro. Cuando se recuperó, dijo que no había desayunado aún, porque no tenía café, y el pan faltó dos días por venir a la bodega. Se ven casos tristes, como este, más ahora.

Con respecto a los apagones, en mi zona, La puntilla, en Miramar, llevábamos tres días seguidos. Entonces el viernes vino la desconexión total del país, el rostro más oscuro de la isla. Las noticias siempre son las mismas, el bloqueo de los Estados Unidos, que no dudo sea cierto, pero que no lo pueden culpar de las dificultades que tenemos desde el siglo anterior.

Otras noticias aluden a obsoletas termoeléctricas que no se les da el mantenimiento ni han tenido actualización técnica. La realidad es que el pueblo ha seguido sufriendo. El tiempo, con sus ciclones y huracanes, no nos ayuda, tal parece que Cuba ha sido castigada por un poder superior.

En nuestro edificio, tratamos de ahorrar el agua del tanque principal, incluso un vecino que posee una planta de energía se ofreció a ponerla. Aunque después se dio cuenta que no funcionaba.

De noche ha sido peor, porque ni una vela tenía para iluminarme, antes de cargar el celular. El refrigerador se descongeló completamente. Y tuve que hervir el pescado antes que se echara a perder. A los siete huevos los puse al aire.

Me he estado acostando con las gallinas, por no tener nada que hacer. He dormido mal, y me he despertado repetidas veces en la madrugada para chequear si habían puesto la electricidad.

De alguna manera hubo una ayuda del CIMEX y el centro comercial La Puntilla, que tienen plantas de petróleo, permitió que la gente fuera a recargar sus celulares.

En varios lugares de la Habana, pusieron la electricidad y después la quitaron. Hoy a la nueve de la mañana la pusieron en Playa. Enseguida que se encendió el motor del agua, puse la lavadora. Hay un rumor que la vuelven a suspender.

Esto, me imagino, continuará, es sólo un parche al problema general.

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2 thoughts on “Mis días sin electricidad en La Habana, Cuba

  • Sin comentarios !!! Dan ganas de llorar y llorar hasta el cansancio ! Como diría la escritora estamos condenados y por eso vivimos ciclos de infierno constantes ! Realmente me molesta q nadie paga por tantísimo dolor !! Y lo peor es q no creo q tengamos otra vida para resarcir los desmanes de esta q es y ha sido tan DIFICIL de vivir !!!!

  • En términos generales es la situación generalizada. Por mi barrio en Lawton, la luz se fue por la mañana del jueves y ya por la tarde se comentaba que el apagón era nacional. Casi cuatro días sin electricidad. ¡Qué maravilla!
    Recuerdo un slogan que ha marcado el ritmo de los últimos meses: «¡Y vamos por mas!» Que si no fuera porque ha terminado siendo en realidad situaciones tristes, dolorodramáticas hasta llegar a tragedia, parecería expresión optimista.

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