Los amigos, examigos

Por Irina Pino

HAVANA TIMES – La amistad es una de las posesiones más valiosas del ser humano. Surge de manera espontánea, como una atracción de ideas, afinidades, espiritualidad, y puntos de vista. No siempre hay coincidencias, sin embargo, el debate resulta sano.

Para que funcione, debe existir una regla: la sinceridad. Si algo malogra la amistad es la falta de esa cualidad. Lo turbio se apodera de los pensamientos y las acciones tienen sus consecuencias, se destruye lo que era hermoso por naturaleza, la facilidad por compartir, la alegría.

He tenido amigos que luego han pasado a ser ajenos, con los que he cortado drásticamente, alejándolos totalmente de mi vida. Es una sensación rara, como de haber perdido el tiempo.

En mi juventud, el mejor que tuve fue Pepito, un gay que se vestía de manera llamativa; por aquella época le decían “loca de carroza”. Siempre estábamos juntos y lo compartíamos todo.

En mi barrio, lleno de gente homofóbica, decían que yo era lesbiana por andar con un maricón. Nunca me importó lo que pensaran aquellos estúpidos vecinos. Mi familia me criticaba por andar en su compañía. Recuerdo historias divertidas, otras tristes, pensaba que nuestra unión perduraría, mas luego develó su verdadero rostro.

Cuando me mudé con mi novio, él pasaba días en mi casa. Después de marcharse, me daba cuenta que faltaban objetos, se perdían cosas, casetes de música. Esa fue la primera señal.

Desavenencias con mi pareja me llevaron a consultar a una santera que me había recomendado mi propio amigo. Esa persona que trabajaba la religión yoruba me pedía dinero constantemente. En ocasiones, Pepito servía de intermediario.

Caí en una trampa, la religión no resolvió nada, por el contrario, resultó que ambos me estafaron y llenaron sus bolsillos con mi dinero. Una amistad de 15 años tirada por la borda.

Hace poco, uno de mis más queridos amigos dejó de comunicarse conmigo. Al principio no entendí el porqué del alejamiento.

Su visión de artista independiente lo ha cegado, su paranoia lo ha llevado a desconfiar de todos los que no se animen a participar en su activismo. Su actitud me ha dolido, pero más aún su firmeza en un criterio equivocado.

Pienso que cada cual escoge su camino, y que cada artista refleja su obra de manera diversa.

No es mi intención contarles historias sobre decepciones, por suerte la lista de mis examigos no es muy larga.

De los amigos nuevos y de los viejos que mantengo, solo espero que sigan creyendo en este sentimiento y lo alimenten, porque la amistad es como una cadena, sus eslabones no ciñen, solo conectan.