La muerte de mi padre

Por Irina Pino

Mi padre con sus biznietos.
Mi padre con sus biznietos.

HAVANA TIMES — Después de once días en el hospital, el cuerpo de mi padre yace encerrado en una caja, en un horrible féretro, algo extraño y difícil de aceptar, pero real. Quizás la muerte es solo un tránsito de la existencia, y creo en esa posibilidad, me aferro a ella.

Dicen las personas espirituales que la energía se conserva y nos rodea, y nos acompaña también; no se puede negar esa forma de vida. Sin embargo, la muerte en los hospitales pierde su dignidad, un cuerpo entubado por los brazos, cuello, boca, con suero y respirador, es una tortura para el paciente.

¿Por qué no dejarlo morir cuando se encuentra en estado terminal? ¿Por qué los médicos se empeñan en una forma de vida artificial que desespera a los allegados del moribundo y les da a ellos otra forma de muerte? ¿Por qué no lo dejan morir en su hogar, rodeado de su familia?

Creo que estoy a favor de la Eutanasia, por lo menos en personas que han perdido todas sus capacidades, aunque mi padre no era el caso, él siempre se mantuvo consciente. O tal vez fuera mejor adelantar la muerte, como Jeremiah de Saint-Amour, personaje de una novela de García Márquez, que se suicidó a los 70 años, aspirando hongos envenados.

La frialdad de los médicos y enfermeros de la sala de Cuidados Especiales, me dejaron alelada: mi padre murió solo, sin la mirada de sus seres queridos, sin la mano de alguien sosteniendo la suya, lleno de dolor, y en soledad. Esto es lo peor que le puede suceder a una persona: ver como su propia vida se apaga sin la visión de otros ojos para acompañarlo en ese tránsito hacia lo ignoto.

El cuerpo aún caliente, envuelto en una sábana, cual si fuera una momia, y yo confinada en el pasillo, viendo al personal médico pasar de un lado al otro, soportando a los vulgares enfermeros, con sus chistes prosaicos, mirando a los travestis que limpian. Inquieta, esperando a los camilleros que lo llevarían a la morgue.

Tres horas después vinieron a buscarlo. Mi cuñado se ocupó del papeleo. Los apellidos estaban cambiados, el teléfono de mi casa era el de una funeraria; todo un embrollo administrativo de incompetentes.

Recuerdo las madrugadas, los gritos de un paciente de sida, abandonado, al que los enfermeros ignoraban. Nadie quería cambiarle los vendajes de las piernas que supuraban constantemente; le colocaban otros vendajes encima de la podredumbre. La cama permanecía encharcada en orine. El líquido amarillo oscuro terminó haciendo un río en el pasillo.

Todo allí era un caos, debía estar alerta, pendiente de los sanitarios para que le cambiaran los sueros; el líquido del oxígeno se le terminaba muy rápido por la rotura del recipiente. La desidia del personal de enfermería me desesperaba.

Tenía que armarme de una fuerza que no poseía y cambiar sola la sábanas, inundadas de orina y heces. Ellos tenían actitudes autómatas, de quita y cambia. A una enfermerita que sostenía una animada conversación telefónica con su novio, la tuve que ir a buscar millones de veces y decirle que mi padre se moría si no le cambiaba el líquido del oxígeno. Otra fue a saludar a una amiga, y dejó a mi padre con el troque y la aguja colgando del brazo.

La tensión era constante, mis ojos se asqueaban al entrar en los baños colectivos, situados al final del pasillo, deplorables, con las puertas rotas, sin llaves en los lavamanos, con tazas que no descargaban. Afuera, en el piso, estaba el bulto de sábanas sucias, a la vista de todos, exhibiendo orine, heces y sangre.

Los médicos pasaban visita en las mañanas, sacaban a todo el mundo, y luego citaban a los familiares a la oficina para dar el parte. Mejor hubiera sido que liberaran a mi padre de los entubamientos, de aquella fría cama de hospital. La muerte debía haberlo sorprendido en su habitación, al lado de su esposa, de su compañera por más de 60 años, de sus hijos y nietos.

En la funeraria, una nieta le tocó identificar el cadáver: estaba desnudo, el cuerpo esmirriado parecía una línea encima de la camilla. La sábana se la habían quitado –nunca la devolvieron-.

A continuación prepararon el cuerpo. Allí hubo inconvenientes: no lo podían subir a la sala, el ascensor estaba roto, y los técnicos tardarían en arreglarlo. El cuerpo inerte, permaneció varias horas a la espera. Al final, un amigo de la familia, instó a los trabajadores a que lo ayudaran a subir la caja por las escaleras. La escena asemejaba una película de humor negro, pero sin la parte cómica.

El féretro tenía un aspecto innoble, de un gris desteñido, se hallaba despegado por una esquina. Los cojines de flores eran unas mustias azucenas y unas pequeñas rosas. Hubiera sido mejor no ponerlos, pues daban opresión a las paredes. Pero mi padre tenía una expresión tranquila, como si estuviera durmiendo.

Algunas ventanas del recinto estaban rotas, y a otras les faltaba la mitad del cristal. Desde allí se escuchaban ecos de otros velatorios, voces ajenas, llantos por otros muertos.

La sala parecía un congelador de madrugada. A las dos, todos cabeceaban por el cansancio y el sueño: en la funeraria ya no reparten el termo de café, como hacían años atrás.

 

Irina Pino

Irina Pino: Nací en medio de carencias, en aquellos años sesenta que marcaron tantas pautas en el mundo. Aunque vivo actualmente en Miramar, extraño el centro de la ciudad, con sus cines y teatros, y la atmósfera bohemia de la Habana Vieja, por donde suelo caminar a menudo. Escribir es lo esencial en mi vida, ya sea poesía, narrativa o artículos, una comunión de ideas que me identifica. Con mi familia y mis amigos, obtengo mi parte de felicidad.

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33 thoughts on “La muerte de mi padre

  • Irina, me uno a tu dolor, cuánto lo siento.

    Que espectáculo más macabro por Dios!, que país tan macondiano. Que insensibilidad de personal que supuestamente debe ser humano por naturaleza. Despues dicen llamarse potencia médica, comportamiento humano es parte de ese field, un comportamiento standard en cuanto país que se llame civilizado. Im so sorry.

  • Irina, también perdí a mi amado padre en condiciones similares aunque quiero creer que la sala de terapia intensiva donde pasó sus últimos días quizás estuviese un poco mejor. Quiero creer que en aquel año 2001, quizás los corazones de los trabajadores de la salud que lidiaron con él, no estuviesen tan endurecidos, quiero creer que estuvo siempre bien atendido.

    Al estar en terapia intensiva, no tuve acceso alguno a estas realidades, sólo atinaba a saludarlo por un cristal, ansiosa y más muerta que viva por la angustia. Esperaba el parte diario en las afueras del hospital, casi en la entrada (inexplicable por qué eligieron semejante lugar para dar tan sensible parte a los familiares) y en varias ocasiones mi madre y yo, enloquecidas por la angustia, nos aparecíamos con costosos regalos para los médicos y enfermeras.

    No es normal que un ciudadano se vea en la necesidad de obsequiar o pagar por un servicio que se supone es gratuito y ” una de las conquistas de esta gloriosa Revolución” o mejor dicho Robolucion.

    Mis palabras se que no sirven de mucho pero te envío toda la fuerza para que superes, con el tiempo, este dolor. Mi experiencia es que pasan los años y algunas cosas mejoran, otras siguen aguijoneando por más que pasen los años. Deseo tu vivencia en este sentido sea mejor que la mía.

    Fuerza!! Y gracias por denunciar!!

    Ps. Los de la jabita, por favor haganse presentes en este post. Imagino las sandeces que van a decir al respecto, si es que se dignan a aparecer.

  • Irina, lo siento mucho por ti. la descripcion que das de las condiciones ya las sabemos todos, solo pone un aspecto dantesco al suceso. siento mucho la perdida de tu papa, que haya terminado asi como cuentas rodeado de tubos y personal medico que nada tienen que ver con el, pero es el destino y la tarea de los medicos, su juramento hipocratico, hacer todo lo posible por salvar la vida, aun cuando ya se este al final de la misma. La vida continua, recuperate pronto.

  • Lo siento mucho; y más todavía dadas las circunstancias en que tuviste que enfrentar esa pérdida, ya terrible de por sí

  • Irina, mis confolencias por tu perdida. El relato me parecio sobrecigedor, rayando con lo kafkiano.

  • ….siento mucho tu perdida pero….que hiciste ante tantas barbaridades que cuentas???….te quejaste,reclamaste,denunciaste,gritaste,te peleaste ante y con esos malos trabajadores,enfermeros,doctores ,los responsables y directores del hospital,el ministerio de salud publica o cualquier otra autoridad o medio posible ???…en estos momentos en que es tan facil tomar fotos en cualquier lugar….no te fue posible documentar todo eso para denunciarlo hasta las ultimas consecuencias y acabar y castigar con los responsables de tan terrible situacion???…me gustaria saber si hubo algun resultado de las denuncias que hiciste…normalmente nos hemos mal acostumbrado a no denunciar o quejarnos porque pensamos que no vamos a resolver nada…espero que ahora este no haya sido el caso….

  • Señor, es de suponer que Irina, como el resto de las personas saben que los Drs tienen que poner tubos y cumplir con su juramento hipocratico. De lo que se trata es del poco humanismo, la falta de sensibilidad hacia los familiares y la falta de dignidad hacia el paciente por parte del hospital completo. No es la primera historia que se oye de que a los pacientes los tienen orinados y desatendidos, así como les pasó a los pobres de Mazorra. Nada que es cuestión de compasión humana, cosa que se está perdiendo en nuestro país. Saludos.

  • Irina. siento mucho tu pérdida, que el Señor tenga en la Gloria a tu papá. Es verídico todo lo que nos cuentas, como paciente y acompañante vi de cerca historias realmente dantescas en las salas de los hospitales. Eduardo, usted me disculpa pero, piensa que realmente una persona agotada por la tensión , la tristeza de ver a su padre agonizar, el desgaste físico que supone un montón de días en un hospital teniendo que preocuparse hasta de cambiar una sábana puede tener fuerzas para formar un escándalo, tirar fotos y denunciar (dónde denunciar?) a los culpables? Todavía los infelices que murieron en Mazorra de inanición y frío están esperando verdadera justicia;metieron presos a cuatro gatos pero, que yo sepa, al entonces ministro de Salud Pública no lo tocaron ni con el pétalo de una rosa y yo considero que como mínimo tenían que quitarle el cargo. “Normalmente nos hemos acostumbrado a no quejarnos ni denunciar nada porque pensamos (pensamos no, estamos seguros)que no se va a resolver nada”; por favor, estamos entre cubanos, eso de las quejas que llegan a un “nivel superior y se resuelven” es un cuento que tal vez se le pueda hacer a un chino que visite Cuba.

  • Irina he terminado tu relato llorando, y mucho por tu papá, por el mio y por el de todos los hermanos(as) nuestras que hemos tenido parecidas vivencias. Toda la decadencia, la miseria la desidia y la inhumanidad que aqueja a la sociedad cubana se refleja muy crudamente en la enfermedad, muerte y funeral.de nuestros seres queridos.en especial los viejitos. Duele mucho cuando de una manera “natural y calmada” cuando decimos que alguien murio lo primero que preguntan es, qué edad tenia? y ante la respuesta de que pasaba los 80 hay una especie.de indiferencia y muy trnquilamente.te.dicen, bueno ya estaba viejo, que mas se va a pedir!.
    Como quieren que los niños y jovenes quieran a sus familiares viejitos abuelitas y abuelitos si en.Cuba los ancianos.han.sido.abandonados a.su.propia.desgracia, trabajaron toda una vida y el gobierno les robo.su trabajo y ahora empobrecidos reciben una pension de hambre, los familiares no.todos pero mucho mas de lo decente se ocupan poco de ellos y cuando mueren reciben la ultima humillacion, un cajon de ataud indecente, misero eso es lo que el.gobierno dispone.para.sus.miseros muertos y lo demas tan miserable.como el.ataud. Es muy cinico y despreciable.decir que ya uno muerto no.necesita mucho,.falso, yo quisiera y merezco despues de haber trabajado poder dar a mis seres queridos un funeral, decente, sobrio, digno no el ataud en que enterramos a mi padre con la tela rota horrible, las flores mi hija y mi hermano tuvieron que cortarla del.campo para hacer una pobres coronas.
    Que bajo, cuanta degradacion, cuanto abuso por la miseria impuesta por una elite indiferente a las penurias del pueblo y muy mala porque tienen la solucion pero no quieren hacerlo por arrogancia, miedo a.perder todo el poder y con ello la privilegiada, acomodada y burguesa vida que han llevado

  • Ud sabe que en Cuba no existe ni una Ley de Queja, no hay una Defensoría de los Habitantes, nada total impunidad y total indefenso así ha sido desde que se instauro la desgracia revolucionaria. Que hace con tomar fotos? van a botar a los médicos, enfermeras, van a devolver la sabana, van a mejorar el ataúd.
    Ud Eduardo lo sabe el sistema no funciona, colapso, fracaso ya no responde a los intereses del pueblo solo a los intereses de permanencia en el poder de una élite militar burocrática. Todos saben cuál es la solución pero implicaría perder cuotas de poder y esos ancianos iracundos y dementes no están dispuestos a reconocer el desmadre que apoyaron.

  • ….y no crees que debe ser al contrario???….que el ver y sufrir todas esas barbaridades le de las fuerzas necesarias para formar un escandalo y denunciar???….no creo que sea mas efectivo hacer una denuncia aqui que dar la pelea y denunciar donde si pueda ser efectiva esa denuncia…como digo…si no denuncias porque piensas que no va a pasar nada pues lo mas seguro es que si no pase nada…o no???….

  • Muy de acuerdo contigo y pena con ella, que ponga el nombre del hospital y te aseguro que yo sin ser pariente averiguo todo, es muy facil hacer una novela. Acabo de llegar de mi pais (Cuba) y tengo médicos en mi familia, que diga el hospital, y me encuentro con ella allá en un mes que es cuando regreso. Miguel

  • Mi más sentido pésame. Irina, viendo la foto y con el apellido te quisiera preguntar ¿tienes algún familiar llamado Jesús Pino?

  • Irina, me uno a tu dolor que es y sera aun el de muchas familias, tambien me subio algo caliente a los ojos cuando lei tus palabras pero mi solidaridad en el dolor se torno en indignacion al leer el muy poco feliz y forzado post del inefable “Eduardo”, lo que mas me subleva es que el mismo da la clave, desliz freudiano? “normalmente nos hemos mal acostumbrado a no denunciar o quejarnos porque pensamos que no vamos a resolver nada” lo que solo sucede cuando la desesperanza da lugar primero al excepticismo y luego al convencimiento de que, efectivamente, no vamos a resolver nada. Irina hizo lo unico que puede hacer, reflejarlo aqui. El tal “Eduardo” debio reservarse su muy pobre opinion y respetar el dolor ajeno, ojala que no le suceda a el.

  • Estimada Irina, qué triste es tener que despedir así a sus seres queridos. Mi más sentido pésame y no dejes de escribir. Siempre te leo. Un abrazo, Tania Quintero

  • Cuanto lo siento Irina , y tu relato me hace pensar en cuanto se a cambiado nuestra vision de la vida y la muerte , no hay nada mas importante ante la muerte que tener a tu familia cerca, no vale la pena prolongar lo improlongable (no somos inmortales) a cambio de morir solo. No deberiamos permitir que leyes , instituciones , tecnologias o juramentos hipocraticos determinen las condiciones de la muerte. Cuando fue que tuvieron ese derecho?.

  • Amen!

  • Vaya!! el Señor atendió mis réplicas. Se hicieron presente! A ver Eduardo, ya Irina en un gesto de valentía y coraje ESTÁ denunciando en este espacio lo que le pasó, aun con su dolor, porque : ¿qué tú crees que este post sino? Dígame Eduardo, ha estado alguna vez usted en posición similar en la vida, en similares y terribles circunstancias? Acaso usted no sabe que en esos momentos apenas puede uno valerse por sí mismo y cuidar del pariente? Acaso usted no sabe lo infructuoso de cualquier gestión que se haga para reclamar algo en Cuba? No conoce las miles de instancias burocráticas a las que hay que enfrentarse para denunciar algo y los riesgos que se corren por hacerlo? Pero lo más importante es evidente que usted no sabe que en una situación así, con un PADRE en cama, en manos de esos bárbaros, uno por instinto elige muchas veces callar, por temor a que sea el enfermo, el desvalido el que pague las consecuencias de cualquier reclamo, y créame! he visto que sucede.

  • Adhiero a esta excelente idea!

  • Eduardo, entienda que en el momento en que uno está con un familiar en cama es casi imposible hacer lo que usted propone. ¿Es tan difícil entender algo tan simple? Ya lo hablamos en otros comentarios en este mismo post.

  • Eduardo, para sentir la impotencia, la indefensión, la rabia se que no pasará nada, hay que estar en la piel del doliente.Dónde irá Irina a quejarse y desgarrar SU TRISTEZA Y FRUSTRACIÓN, a la redacción del Granma?, entonces su queja (ni hablar de fotos si las tuviera) pasarán por diez mil filtros y al final aparecerá (si acaso) una nota; qué irá directo al Minsap a denunciar el trato inhumano, allí le prometerán que se hará una investigación y fíjese, puede que la hagan y sancionen administrativamente a los enfermeros, pero eso con seguridad no compernsará a Irina el dolor por el que pasó. Es una verguenza que en nuestro pais pasen cosas así, verguenza y decepción.

  • …isabela…con todo respeto…me puede decir de que sirve denunciar en este espacio???….yo no pretendo hacer de este doloroso caso un vulgar tema de “conversacion” politica en este foro…creo que seria mas util intentar una denuncia en serio ante las autoridades correspondientes…eso si seria mas realista….quien dice que este no sea el primer caso en que si pase algo???….

  • “…..cosa que esta perdiendo nuestro pais….”

    esta perdiendo? usted le ha dado demasiado tiempo viva, eso esta perdido hace rato.

  • en realidad eduardo, de que sirve denunciar? cuando ha valido la pena en cuba?

  • Realista? Denunciar algo antes las autoridades correspondientes en Cuba (y que te atiendan) es algo realista? Eduardo, por favor!!

  • Mi mas sentido pésame.
    Tu descripción del evento me trajo recuerdos de una situación muy similar en Septiembre de 1960. Poco ha cambiado,
    En aquel momento aprendí que lo mas fuerte de perder a nuestros padres es aceptar que siguiendo el orden natural de la vida, nos movimos al frente de la fila. Todo aquel que deja hijos es inmortal.

  • Muy triste tener que aceptarlo, pero tiene razón, en “Cuba se acabó el querer”. Otro logro de la famosa revolución, no me explico como todavía hay cubanos que creen en esacosa.

  • Mis palabras exacta,aqui en los u.s.a mi padre tenia cancer ,el medico al ver que no se podia a hacer mas nada me dijo lleveselo a su casa a descansar con dignidad rodeado de su familia.

  • Eduardo en primer lugar Irina escribe acá lo que no puede publicar en ningún medio de prensa ni de radio ni de la televisión nacional. En segundo lugar no hay ninguna ley que ampare una denuncia de Irina.No existe una ley contra las malas prácticas ni en salud ni en educación. Por lo tanto los derechos de salud y educación se vuelven virtuales porque no hay ninguna forma legal de exigirlos. Usted pone una queja ante los directivos del hospital y además de demorarse el tiempo que quieran, la respuesta será que no hubo negligencia.No hay canales establecidos por ley para responsabilizar a nadie.Ese es el estado de indefensión de toda la población ante los servicios públicos. Y la prensa oficial de cómplice de los atropellos porque no refleja ninguno de estos casos de negligencia y maltrato.
    Yo creo que primero se debe informar usted y luego informarle a Irina los pasos que “puede dar” en un país en el cual no existen los mecanismos para mejorar las cosas.
    Por otra parte un padre muriéndo y usted quiere que Irirna esté además centrada en los atropellos y no en el dolor que le produce la muerte de su padre.Este mes no se gana la jabita.Espero por los pasos que debe hacer Irina para que arreglen tan siniestro hospital, ya que es usted el único que los sabe. Los demás sabemos la indefención ciudadana frente a los atropellos del estado.

  • Irina, siento mucho tu pérdida y la horrible experiencia. Yo soy enfermero registrado en la Florida y trabajo para el hospicio local de Tampa. La misión de los hospicios es brindar comfort a los enfermos terminales, aliviar el sufrimiento de ellos y sus familias, y hacer del “dying process” una experiencia menos traumática. Ojalá te hubiésemos podido ayudar. Un día, en Cuba, cuando se haya acabado el desasosiego, me gustaría abrir un hospicio y aprovechar lo que he aprendido aca, para evitar tanto sufrimiento e ignorancia.

  • Quiero agradecer a todos los comentaristas por su apoyo y sus palabras, sé que me entienden, porque muchos vivieron aquí por muchos años. Gracias nuevamente.

  • Querida Irina, mi mas sentido pesame por el fallecimiento de tu padre. Un abrazo fuerte.

  • Querida Irina,
    Muchas gracias por escribir esta historia. A mi abuelo le ha pasado algo muy similar hace poco. Yo vivo en Canada y quiero escribir un articulo sobre su muerte y sobre este tipo de incidentes en Cuba. Quisiera hablar con usted y hacer una pequeña entrevista si es posible. Por favor, mándeme un email y podremos hablar mas por ahi. Mi correo es [email protected]. Muchas gracias.

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