La corta vida de Carlitos

Irina Pino

Trabajaba todo el día, antes de la ocho de la mañana iba y venía, sacando cajas y bolsas de basura del centro comercial La Puntilla.

HAVANA TIMES – Se murió Carlitos, el “carga cajas”, me contó una vecina. La noticia me dejó atónita. Después de un conmovedor silencio, me brotaron estas palabras:

¿Pero qué le pasó, si era joven, cuarenta y pico de años, activo, lleno de energía?

Lo ingresaron ayer por un trombo pulmonar y no lo pudo rebasar.

¡Qué injusticia, los malos no se mueren! Dios llama primero a los pobres de espíritu…

Trabajaba todo el día, antes de la ocho de la mañana iba y venía, sacando cajas y bolsas de basura del centro comercial La Puntilla.

Siempre en acción, los residentes de mi zona sabían que podían contar con él para cualquier cosa, nunca se negaba a hacer labores de poca monta. Aunque no pedía nada a cambio, la gente le daba dinero.

Mantenía un optimismo envidiable. Parecía conforme con su manera de vivir.

No era bien parecido, nunca le conocimos de alguna relación amorosa, vivía con sus parientes y su distracción por las noches consistía en hablar con los parqueadores sobre temas cotidianos. Se bañaba e iba a conversar con ellos por varias horas.

Se caracterizaba por su sencillez. Tampoco lo escuché dar detalles de su intimidad.

Quizás llevaba una doble vida, o tenía un misterio por develar…, ya nunca lo sabremos.

Una vida pequeña, sin árbol, sin hijo, sin libro, como José Martí nombraría a una vida plena. Esta ha pasado sin lograr las maravillas que dejan una impronta, una historia. Es triste. Nunca viajó, no hizo nada trascendente.

Hay que aceptarlo, el hombre ha dejado su cuerpo. Tal vez su espíritu adquiera otra forma de existencia y siga siendo útil, porque de alguna manera cumplió tareas con sus amigos y conocidos.

Su paso por la tierra fue servir a los demás.

Irina Pino

Irina Pino: Nací en medio de carencias, en aquellos años sesenta que marcaron tantas pautas en el mundo. Aunque vivo actualmente en Miramar, extraño el centro de la ciudad, con sus cines y teatros, y la atmósfera bohemia de la Habana Vieja, por donde suelo caminar a menudo. Escribir es lo esencial en mi vida, ya sea poesía, narrativa o artículos, una comunión de ideas que me identifica. Con mi familia y mis amigos, obtengo mi parte de felicidad.

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5 thoughts on “La corta vida de Carlitos

  • EPD los que tenemos FE en Cristo él está gozando de la presencia del Señor

  • Irina…si dejó marca en la tierra, tu post lo dice, hablas de el con mucho cariño y respeto…evidentemente dejó una huella como ser humano grato, sencillo, EPD

  • Lo que parece es que ha logrado una trascendencia considerable, en ti y en tantas otras personas a las que sirvió… difícilmente se entiende el término inmortalidad, eso en lo que destinan billones de dólares los que mandan en el mundo, eso a lo que están avocados científicos de tiempo completo y grandes cerebros, “los más destacados del planeta”… mientras esperan que los resultados aparezcan, y el elixir de la vida eterna aparezca luego de la jugosísima inversión, esos cabrones dueños del planeta, desatan guerras por conveniencia económica, manejan los hilos de los gobiernos y de la economía con perversas estrategias como la degradación del ambiente, la creación de enfermedades que peguen bien con las medicinas que sus empresas producen, invierten poderosamente en medios de difusión de mentiras y basura inmensa, lo mismo da si es tele, radio, internet o cine, crean basura para tener cautivos a los más… el resultado ha sido el mismo siempre, año tras año se van muriendo y nadie jamás los recordará por servir a nadie, por ser humanos, por tentarse el corazón, por colaborar y brindar una mano o las dos, se irán al carajo y lo más que merecerán de sus empleados será flores de plástico… en resumidas cuentas la auténtica inmortalidad se gana de la manera en que lo hizo el personaje de tu relato, otra no hay.

  • Con tu articulo lo has rescatado del olvido.

  • Gracias a todos los que comentaron. Si que es un homenaje a un ser humano que hizo cosas buenas por los demás. A estas personas libres de egoismo se le debe mucho. Quizás los famosos nos deslumbren por sus escándalos, pero los seres callados nos nutren el espíritu.

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