Jardín Zoológico de La Habana (+Video)

Por Irina Pino

 
  

HAVANA TIMES – Hace rato tenía ganas de pasar por el Zoológico de 26, y al fin lo hice. Nadie le llama Jardín Zoológico, pues es un nombre largo y medio rimbombante.

Me sorprendió una música estridente en la entrada de la instalación. ¡Tremenda bulla! ¿Qué es esto? Pensé.

Fue inaugurado en 1939, en la antigua finca La Rosa. Es un sitio hermoso, donde predomina la vegetación y varios lagos naturales.

En la zona de las aves observé pocas. Cocodrilos, solo vi uno desde lejos. De los monos, solo dos chimpancés, un mono araña y un macaco. Nada de orangutanes.

Me hicieron reír unos patos blanquísimos que venían en comitiva, graznando con tremendo escándalo. Los flamencos rosados aún se mantienen y exhiben su elegancia. También celebré a dos ardillas rojas que se movían con graciosos movimientos.

Se nota la escasez, no hay osos, leopardos, cebras, pelícanos, tortugas, gatos salvajes…, como 8 años atrás. En aquel momento los niños y mayores se podían hacer fotos con cachorros. Se cobraba a 5 pesos la foto. A mi hijo le encantó la idea y le tomé algunas.

Leí en Ecured que han retirado jirafas y elefantes debido a la falta de espacios extensos para sembrar su alimentación. No obstante, allí estaba un dromedario solitario comiendo hierba fresca…

Conversé con algunos trabajadores y me dijeron que han adquirido especies nuevas. Cuando le pregunté a otro qué comían las hienas, me contó que le dan carne de caballo dos veces al día. Agregó que solo matan a los caballos más viejos.

Tras una cerca viven los pobres caballos destinados a ser comidos. Bueno, eso forma parte de la cadena alimenticia.

Me disgustó escuchar una música horrenda por los altavoces, en la parte de los aparatos que montan los pequeños. También hay mesas de merolicos con juguetes plásticos del peor diseño.

Es criticable que la administración permita la música. La atracción deben ser los sonidos que emiten los animales en su hábitat.

Otra cosa estúpida: en ninguna cafetería se ofertaba nada para comer, excepto en dos, en una vendían helado en vaso y sin cuchara (que se terminó rápidamente); en otro punto de venta solo refresco de lata y agua, en CUC.

Los empleados se pasan el tiempo sin trabajar. Uno de ellos me dijo que solo venden golosinas los fines de semana, cuando va más público.

A pesar de todo, invito a la gente a venir con su familia y amigos. Traigan comida en su mochila si vienen entre semana. Su apertura es de 9 a 5 de la tarde, de miércoles a domingo. Precios asequibles: niños 2 CUP y mayores 3 CUP.

Por momentos, sentí tristeza al ver a todas esas especies que viven en cautiverio, rememoré la película Madagascar, en la que los animales se fugan y regresan a su tierra de origen. No me gustaría (en otra vida) reencarnar como un animal de zoológico.

Me dejaron un grato recuerdo los venados, con su inocencia y mirada de bondad. Pude acariciar a uno de ellos, cuando se acercó de manera amistosa mientras filmaba.