Francisco López Sacha, te doy mi último abrazo

La presentación de mi libro Los Signos y los Cantos en el año 2011. Me acompañó como presentador el maestro Francisco López Sacha.

Por Irina Pino

HAVANA TIMES – Casi nunca veo el noticiero estelar de la televisión cubana, el que ponen a las ocho de la noche. Lo tengo en mute; aunque a veces le activo el sonido para escuchar algo que me interese. Esta noche vi imágenes de Francisco López Sacha y temí que fuera una mala noticia. Era la de su muerte. Me quedé detenida, impactada, pues me sorprendió. Me sentí triste, y no fui capaz de reaccionar. No lo creí.

Admiré a Sacha como escritor, pero cuando lo conocí personalmente, descubrí a una persona de gran erudición, al oírlo aprendías miles de cosas, pues dominaba temas culturales y había leído tanto que te influenciaba con libros y autores. Decía que la lectura era lo principal para poder escribir. Para mi es liberar historias, y a la vez ser parte de las mismas. 

La primera vez que hablé con él, fue cuando trabajaba como Asistente de dirección en un programa televisivo. Nuestro equipo fue a grabarle una entrevista a su apartamento. Era un programa sobre The Beatles, y Sacha siempre fue un seguidor y vinculó la música anglosajona a la literatura. Uno de sus últimos títulos se llamó, Prisionero del rock and roll.

Le dije que escribía poesía, y él enseguida quiso leer mis textos. Entonces se ofreció a ayudarme a armar mi primer libro. Quería que compitiera en el Premio David, que convoca la UNEAC para los autores inéditos. Las visitas a su casa se sucedían varias veces a la semana, él hacia café y nos sentábamos a hablar de muchos temas, ponía discos de The Beatles y me contaba anécdotas de ellos. Luego pasábamos el resto de la tarde analizando el orden de los poemas, y descartando los menos sobresalientes. Aquella tarea resultaba agradable y sus críticas me eran sumamente útiles.

Con él aprendía, su oratoria embelesaba a cualquiera. Podía estar horas escuchándolo que nunca me iba a aburrir. Pienso que llegué a enamorarme de su personalidad. Además, era encantador y con un sentido de humor bastante corrosivo.

Aunque no gané ni fui finalista, mi libro, Los signos y los cantos, se publicó en la Editorial Extramuros. Sacha hizo una presentación hermosa, y también escribió la nota de contracubierta.

Multifacético, no sólo fue escritor y ensayista, sino que fungió como profesor de arte. Hacia algunos años se hallaba trabajando en la Escuela de cine de San Antonio de los Baños, impartiendo un curso de guión. 

Durante una etapa estuvo enfermo de cáncer y yo lo visité en algunas ocasiones. Sentía que debía darle ánimos, entonces le llevaba DVD con conciertos de música y hablaba un rato con él. 

Luego se recuperó y entró en remisión. Floreció y recuperó la salud. Fue milagroso y eso me alegró, ya que él se deprimió con la enfermedad. Imagino que el tratamiento funcionó, por lo que volvió a escribir con más ímpetu, como antes. Algo curioso que recuerdo es que, no le gustaba usar la computadora, prefería escribir con su máquina portátil, a la vieja usanza, empleando el corrector.

La última vez que estuve en su apartamento fue con una amiga y colega que quería hacerle preguntas para incluirlo en su tesis. Aquella tarde nos invitó a almorzar una sopa de pollo que él mismo había cocinado.

A pesar de ser un autor premiado, y ser una figura imprescindible dentro de la narrativa cubana, carecía de las ínfulas de los famosos, era todo lo contrario, emanaba cordialidad y sirvió de mentor a muchos escritores en ciernes, entre los que me incluyo.

Nunca dejamos de comunicarnos, nos prometimos los libros de cada uno, pero luego no llegamos a fijar una cita. Cada cierto tiempo hablábamos por teléfono y nos saludábamos.

Desde aquí miro en mi librero, El arte de la fuga, uno de sus libros, y viene a mi memoria cuando estaba creando aquellos cuentos de carácter erótico. Quería llamarlo Historias galantes, mas luego se decidió por el otro título.

Ahora quiero agradecerle todos los momentos en que me brindó su bondad y paciencia, y darle un último abrazo a su espíritu.

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3 thoughts on “Francisco López Sacha, te doy mi último abrazo

  • En efecto, es una lamentable pérdida. Lo conocí solo de vista. Yo trabajaba en la editorial Letras Cubanas atendiendo la tramitaciones y asignaciones de ISBN y mis contactos en el giro editorial era más con los técnicos que con los criadores pero coincidimos en diversos eventos, reuniones u otras actividades. Siempre me pareció un individuo muy activo, comunicativo, jovial y locuaz.

  • Es muy duro cuando perdemos a personas buenas q han significado tanto en nuestras vidas! Este artículo es muy emotivo y por sobre todo honesto !! Muy !! Ojalá y cada una de las palabras de admiración genuina llegan a Sacha donde quiera q este !!

  • Estas son las cosas que tiene nuestra existencia, es tan esfimera y pasajera, Aún así deseamos para nosotros y los nuestros una larga vida, pero ciertamente nunca se sabe que puede cambiar esos buenos deseos para nosotros.

    De los que partieron vive su recuerdo en nuestra memoria, justo como nosotros cuando hayamos extinguido nuestro tiempo aquí, viviremos igualmente en la memoria o recuerdos que los otros guarden de nuestros ratos compartidos con ellos. No importa quienes seamos, nuestros titulos, cargos, propiedades, nada de eso es realmente nuestro, al partir esto queda mías que claro, el más cercano a nosotros se lo queda todo, lo que no le sirva termina en la basura. Es la vida. Muchas fueron las veces que vi fotos amarillas de principios del pasado siglo rodeando los contenedores de basura en Cuba, Fotos que algún anciano que partió, las atesoró hasta su último suspiro, es el destino de la materia que hemos atesorado. Solo nos queda desearle buen viaje a las almas que continuan su camino.

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