El año que se fue, y nuevas reflexiones
HAVANA TIMES – Cuando dejamos atrás un año, hacemos reflexiones, resúmenes de los hechos positivos y negativos que nos tocó experimentar. Desde luego, quizás hubo más de unos, y menos de otros. Lo cierto es que, fantaseamos, seguramente, que el nuevo año traerá suerte y cambios sustanciales a nuestra vida. Desde los primeros días, estamos a la expectativa de sucesos milagrosos, lo cual es un error, porque el actuar debe ser el resorte para ver el resultado de un proyecto. Nada va a caer del cielo. Si bien la vibración existe y nuestros pensamientos le dan forma.
Para mí, 2024 no ha sido un año desacertado. Me satisface que pude trabajar, también estar en contacto con amigos, que a pesar de la distancia compartimos vivencias y nos tenemos presente. He hallado belleza en las cosas simples, como dar de comer a los pájaros que vienen todas las mañanas a mi balcón.
A pesar de las presiones económicas y sociales a que estamos sometidos, y ante la imposibilitad de resolver estos asuntos, sólo nos queda trabajar y sobrevivir. Lo ideal es que la parte material y la espiritual estén equilibradas. Y eso aquí no es posible. Cada vez más crece la disparidad social, y se erigen valores que denigran y destruyen al ser humano.
No es raro que el mundo animal nos dé lecciones de convivencia constantemente, y es un error ignorarlas. Un amigo muy querido, con el que a menudo hablo por Whatsapp, tiene un criterio muy particular sobre la humanidad, y es el siguiente: somos esclavos desde que abrimos los ojos al mundo, dominados por las doctrinas que nos imponen, un modelo de vida y de pensamiento, para controlarnos y volvernos autómatas. Cuando la particularidad es el distintivo de cada persona.
Es obvio que estamos divididos por regiones, política y religiones. Mi amigo piensa que la mejor solución sería vivir sin la sujeción social, como el ermitaño que habita en la cueva y cultiva la tierra para alimentarse. Un mero espectador de la naturaleza en armonía con los elementos.
Sin embargo, un día vendrá alguien a explorar la cueva, irrumpirá en su paz, y, posiblemente, querrá construir, en esa misma tierra, un hotel o un centro comercial. Así es que, nada nos puede proteger de las fuerzas exteriores.
Ese ejemplo lo he visto en la literatura y en el cine. Recuerdo el filme Into the Wild, en la que un joven renuncia a sus estudios universitarios, y rompe el vínculo familiar y social establecido, para vivir como un nómada. Hay una escena en que destroza el dinero, como un recurso para desligarse de su poder. Montado en un autobús, que le sirve de casa, decide marcharse hacia la naturaleza, hacia lo salvaje. En el trayecto va conociendo una diversidad humana más sencilla, y de profundos valores espirituales. Esta es una historia verdadera, pero con un final devastador.
Yo creo que lo único que nos puede salvar, es vivir internamente, con intensidad, ampliar el conocimiento, ayudar a otros, rodearnos de amigos y familia, en una comunión de amor, comprensión y tolerancia. Construir algo, hacer arte, hallar un sentido a la observación y dejar que transcurran los días.
Hola Irina me gusta mucho tú artículo, tienes razón en las cosas que planteas sobre todo en trabajar y sentirte bien haciéndolo, se ve que tienes unas ganas de vivir muy grandes
Muy buena tú reflexión
Graciasss
Si me da asco ver lo q ha sido y es la humanidad !! Tanto tiempos de guerra y ni siquiera lo piensan y miles de la misma raza se van si una sola razón válida!! Estamos mal y todo indica q vamos a peor pero luego uno recuerda tus pájaros en el balcón y siento q algo bueno y esperanzador pueda pasar !! Muy buen artículo!! Mil gracias y Feliz 2025 !!