Después de la pandemia, la no vida de Cuba

HAVANA TIMES – Durante la pandemia nos encerramos, teníamos miedo de todo, hasta de reunirnos con nuestros amigos. Sin embargo, yo pude dedicarme a escribir y terminé un libro. Ese libro tiene un tono bastante oscuro y depresivo, pero es lo que se vivió.
Después de la experiencia del encierro, lo poco que teníamos comenzó a desmoronarse, primero con el llamado ordenamiento monetario, eliminaron el CUC, y hubo que cambiarlo en moneda nacional.
Luego crearon el MLC, y la gente que tenía dólares en casa fueron al banco a meterlos en esa tarjeta para poder comprar en las tiendas del estado con esa moneda. Yo la llamo moneda invisible. Que sirve para comprar sólo en ese tipo de tienda. Actualmente están habilitando tiendas en dólares, se puede pagar con tarjeta y en efectivo. Es un juego de tira y jala, pero lo que realmente quiere el gobierno es la divisa. La moneda nacional y mierda es lo mismo. Figúrense que una caja de cigarros puede costar hasta 800 pesos (la mitad de muchas pensiones).
Lo último que surgió son las Mypimes, las tiendas privadas, donde todo cuesta un ojo de la cara.
Aquí le voy a poner todas las cosas negativas que vinieron después de la pandemia.
- La ciudad es cada más asquerosa, las calles no se limpian como antes, cuando pasaba un camión con los grandes cepillos y echando agua.
- La basura permanece días y semanas fuera de los latones.
- Hay montones de calles donde el agua albañal parece un río.
- Hay descuido en los monumentos, también en obras públicas que se caen a pedazos, como el Teatro Amadeo Roldán, y los círculos sociales de playas del oeste.
- Los parques son objeto de vandalismo, se llevan los bancos completos.
- Han proliferado los buzos de la basura, que se la pasan registrándola y regando la basura en el piso.
- Vandalismo con las tapas de los colectores. Se las llevan para las fábricas clandestinas y con ellas confeccionan palitos de tendedera y enseres para guardar comidas.
- Los servicios públicos que no ayudan al ciudadano, sino que aumentan el burocratismo y la indolencia.
- El aumento tres veces más el valor de la venta de combustible, con largas colas para obtenerlo.
- Los hospitales no tienen los insumos y medicamentos que necesita el paciente.
- Se importan medicinas con precios elevados para vender en bolsa negra.
- Falta de médicos en los consultorios de la familia.
- En la farmacia escasean los medicamentos, y sobre todo los controlados.
- Insuficiente transporte público. Casi inexistente.
- Agresividad entre ciudadanos.
- Falta de solidaridad entre ciudadanos.
- Aparece una clase social, los dueños de los negocios particulares, que ostentan un alto nivel de vida.
- La libreta de abastecimiento es casi simbólica, por la falta de productos alimentarios.
- Aumentan los hechos delictivos, y los okupas en los inmuebles vacíos.
- Hoteles emblemáticos cerrados.
- Se han construido hoteles que están casi vacíos por la falta de turismo.
- Han desaparecido librerías tan importantes como la Moderna Poesía, y otras.
- El mal gusto y la contaminación acústica se expande con lo peor de la música (si es que al reguetón se le puede catalogar como música).
- Portales y garajes se han convertido en pequeñas tiendas de ropa de segunda mano y otras mercancías.
- Construcciones sin ningún tipo de estética atentan contra el urbanismo de la ciudad.
- Médicos, otros profesionales, y jóvenes graduados dejan de ejercer su carrera para trabajar en negocios particulares.
- Jubilaciones irrisorias, que no alcanzan ni para comprar un cartón de huevos.
- Agro-mercados y ferias populares con precios abusivos.
- Aumento de precios en los lugares de esparcimiento.
- Calles con huecos y sin iluminación. Con peligro para transitar de noche.
- Deterioro de las termoeléctricas.
- Crisis energética.
- Apagones de muchas horas varios días a la semana.
- Éxodo masivo, superior al Éxodo del Mariel en los 80, y al de los balseros en los 90. Se van del país, no sólo ciudadanos comunes, sino personalidades de la cultura, y hasta ex militares.
Si alguien quiere añadir otros temas a la lista, lo invito, pues seguramente habrá muchos más. La única verdad es que la decadencia se vuelve más cotidiana. La solución urgente es encerrarse y crear un micro-mundo para poder sobrevivir este desastre. Alguien me ha dicho que a Cuba debieran cambiarle el nombre, y rebautizarla como “Caos latente”.
Has realizado un pormenorizado conteo del rosario de calamidades que asisten al día a día de la ecatombe existencial en Cuba, todo un generador.de estrés, incertidumbre, desasosiego, ansiedad, inseguridad y miedo.
¿Cómo sobrevivimos en Cuba, los que nos quedamos, sin perder la humanidad más básica? El insilio es la única alternativa. Tratar de cambiar lo que nos afecta es chocar con una fuerza que nos destruye en silencio. Un día saldrán a la luz los traumas acumulados en el proceso de presenciar obligados la destrucción de nuestro propio país.