De Suite Habana a Últimos días en La Habana

Su visión particular de la vida en su país está cargada de símbolos

Fernando Perez. Foto: agramfilmfestival.com.in

Irina Pino

HAVANA TIMES – Fernando Pérez hace un cine de autor, su visión particular de la vida en su país está cargada de símbolos, personajes que traducen sus deseos, tristezas y alegrías, y conforman un lenguaje (otro), para delinear la realidad inmediata.

Después de ver Suite Habana (2003), una película sin diálogos, pero con imágenes visuales de gran intensidad, me dije: ¿podrá superar esta obra? ¿Es documental o largometraje? Poco importan los límites, lo esencial son las historias, la cotidianidad de la gente más humilde.

El padre que tiene un hijo con Síndrome de Down, que su único entretenimiento es subir al techo por las noches con su hijo a mirar las estrellas; la pareja de ancianos que viven en un cuartucho en extrema pobreza, pero que fueron en su juventud destacados profesores; la viejita vendedora de maní, que sale cada día a probar suerte; el joven que trabaja en la lavandería de un hospital y hace espectáculos nocturnos como travestido; el hombre que se prepara para marcharse del país; el obrero que después del trabajo toca en la iglesia; el bailarín que tiene que arreglar su casa, porque prácticamente le está cayendo en la cabeza…

Son historias duras, verdaderas, los personajes fueron filmados interpretando sus propias vidas. Hacia el final de la película, hay un epílogo: donde ellos hablan de sus sueños. ¡Y hay que ver qué clase de sueños tienen estos caracteres tan variopintos!

Los insto a buscar esta hermosa producción cubana, con premio del jurado en Trieste, ganadora además, del Coral a la mejor dirección, y a la mejor música en el Festival de Cine Latinoamericano de La Habana.

Últimos días…

Se acaba de estrenar en la capital, Últimos días en La Habana, que ha conquistado varios premios cinematográficos internacionales, como el premio a la mejor película iberoamericana en el Festival de Málaga.

Esta vez Pérez nos trae una historia sobre la amistad, un dueto entre dos personalidades: el gay postrado que tiene el SIDA y se está muriendo, y el lavaplatos que anhela marcharse hacia los Estados Unidos. Sin embargo, aunque estos amigos se la pasan en una constante dicotomía, se aman, y la prueba es evidente: se ayudan en un medio plagado de incertidumbres, miserias materiales y humanas, con una ciudad de fondo que parece detenida en el tiempo, es La Habana de la gente que lucha por la sobrevivencia, esa Habana que muestra los rostros feos, olvidados de la mano de Dios, esos que no pueden elegir.

Vale la pena ver a los actores Jorge Martínez y Patricio Wood, que “vivieron esos días sus personajes”, y luego detenerse a pensar: ¿habrá personas como ellos en La Habana Vieja, conviviendo en un solar destartalado pero con tremenda dignidad? ¿Habrá vidas tan pequeñas y tan grandes como estas, que nadie conoce, y que a muchos no les importa conocer?

Y claro que es posible, la realidad siempre supera la ficción.

La película de Fernando Pérez puede no ser su obra perfecta, pero tiene una fotografía con imágenes contundentes, personajes atractivos, otros con cierto halo de misterio. Una trama que invita a reír, a pesar de la tragedia. Todos ingredientes atractivos para disfrutarla.

Hilvanando estas dos películas a través del tiempo, vemos que tienen un punto en común: retratan a la ciudad que nos vio nacer; para algunos, los más afortunados, un contexto que está cambiando, con negocios e inversiones que los harán prosperar y convertirse en una clase social diferente. Para los de abajo, será la misma, cada vez más ajena a lo que soñaron.

Invito entonces a su director, a realizar un filme sobre esta clase social que emerge: los que tienen dinero en un socialismo como modelo económico.

Irina Pino

Irina Pino: Nací en medio de carencias, en aquellos años sesenta que marcaron tantas pautas en el mundo. Aunque vivo actualmente en Miramar, extraño el centro de la ciudad, con sus cines y teatros, y la atmósfera bohemia de la Habana Vieja, por donde suelo caminar a menudo. Escribir es lo esencial en mi vida, ya sea poesía, narrativa o artículos, una comunión de ideas que me identifica. Con mi familia y mis amigos, obtengo mi parte de felicidad.

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4 thoughts on “De Suite Habana a Últimos días en La Habana

  • Conozco muy bien la obra de Fernando, desde aquella “Madagascar” que todavía me hace pensar; una y otra vez. Él es -en mi opinión- de los pocos serios y buenos directores con que cuenta hoy el ICAIC. Artista digno, modesto y que no entiende de florituras superficiales como ocurre en la gran mayoría de los filmes cubanos producidos por el ICAIC, los cuales: pintan a una Cuba que no existe y donde todo está OK; ridiculizan al cubano con ese choteo y groserías que nos quieren indulgar como “cultural” o se basan en la propaganda al régimen con roles ridiculamente maniqueos. Fermando retrata, una vez más, lo feo porque es lo que más abunda y es lo verdaderamente popular ?Qué hay otra Cuba con glamour y lentejuelas? Por supuesto, pero esa, está muy lejos de ser un cuadro de nuestra realidad como pueblo. Una película sobre la “clase social” que emerge sería interesante, pero me temo que tendría que exponer, en ese material, toda la red de corruptelas y sobormos a las que se expone -oficialmente- esa (supuesta) nueva clase: ni nueva, ni clase. Pus son los “hijitos de papá” -véase la nomenclatura- de siempre y algún que otro cubano con apoyo económico de sudores allende los mares desde ese Capitalismo “cruel e inhumano” que vuelve -cuan piedra de Sísifo- a darle oxígeno al moribundo “Socialismo próspero” , Cosas de esa contradictoria realidad cubana.

  • A mi me gusto mucho Madagascar, pero aunque creo que es un cineasta serio y conocedor, su cine me molesta porque no tiene ironia, carece de un minimo de sentido del humor que lo vuelve pretencioso y solemne. Quiza esa no es su intencion, pero es lo que le sale y sus peliculas se vuelven demasiado previsibles. Tu critica es buena, porque leyendola me dan ganas de ver las peliculas, incluso Suite habana, que la vi y no me llego.

  • La película últimos días en la habana, para que decirte, no me llama la atención verla porque realidades como esa las he visto en tres ocasiones. En una de ellas me tocó bien cerca.
    Y en cuanto a el clásico de 2003, la película me demostró en aquel entonces que realmente la realidad es más intensa que la ficción.

  • Los invito a ver Madagascar, obra de gran lirismo, llena de contradicciones y de sueños.

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