Claustro obligatorio

Por Irina Pino

Foto: Aurora Uribe

HAVANA TIMES – Escribir sobre la pandemia que arrasa nuestro planeta resulta un tema obligado. Ver y escuchar los noticiarios se vuelve aterrador. Si tuviéramos una alacena bien provista todo fuera diferente, con el estómago lleno y el entretenimiento podemos olvidar por un rato la desgracia.

Tal como sucedía en los cuentos del Decamerón, de Giovanni Boccaccio, que los personajes se recluyen fuera de la ciudad de Florencia durante la epidemia de la peste bubónica, y se la pasan contándose picantes historias de aventuras sexuales. Fatal casualidad, pues Italia es uno de los países donde la Guadaña ha hecho de las suyas.

Para algunas personas, el aislamiento no pega tan fuerte, se convierte en utilidad. En Cojímar, Nike hace títeres y sonajeros de conchas marinas. Ahora está cosiendo mascarillas para sus amigos y la gente del barrio. Trabaja cada mañana en su jardín, repleto de plantas frutales y decorativas; riega y trasplanta especies, halla solaz en su pedazo de naturaleza.

Kay fabrica “atrapa sueños”, esos agradables adornos que cuelgan de las puertas. Ambas tienen gatos y perros que atienden con cariño. El amor une a estas hermanas, que no se ven, pero se comunican a través de sus celulares. Ariel, el esposo de Nike, es quien busca la comida para las dos casas.

De manera inevitable, cuando hablo con Kay por teléfono, me confiesa que hablar del tema la deprime, siente que el cuerpo se le afloja como si se fuera a desmayar. Eso es un ataque de pánico, le digo. Todos tenemos miedo, se ha sembrado el terror.

En mi caso, a pesar de evitar salir si no lo necesito, cuando lo hago, la sensación de fragilidad que me invade dura el tiempo en que estoy en la calle, quiero regresar con premura a casa, como si fuera una fortaleza.

Hay algo positivo en medio de este mal: he leído noticias de animales del bosque que pasean libremente por las carreteras y avenidas. Asimismo, se han visto delfines y cisnes en los canales de Venecia. ¿Será que ellos hacen un llamado de atención a los humanos para que no los sigan exterminando con sus industrias de alimentos? ¿Para que dejen de quitarles sus pieles? ¿Para que los dejen vivir en armonía con la naturaleza, como hace décadas lo dejó de hacer la raza humana?

Por mi parte, estoy activa, escribiendo un nuevo libro, claro que, tendrá mis propias reflexiones sobre la negrura de este momento.

¿Saldremos de esta pesadilla para contarlo? Esto me recuerda La guerra de los mundos, de Herbert G. Wells. Aunque, por lo menos, en la novela los temibles marcianos eran visibles.

 

 

Irina Pino

Irina Pino: Nací en medio de carencias, en aquellos años sesenta que marcaron tantas pautas en el mundo. Aunque vivo actualmente en Miramar, extraño el centro de la ciudad, con sus cines y teatros, y la atmósfera bohemia de la Habana Vieja, por donde suelo caminar a menudo. Escribir es lo esencial en mi vida, ya sea poesía, narrativa o artículos, una comunión de ideas que me identifica. Con mi familia y mis amigos, obtengo mi parte de felicidad.

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3 thoughts on “Claustro obligatorio

  • En el transcurso de mi vida e conocido a personas que tienen un poder de adaptación envidiable, están en un lugar y lo disfrutan lo viven a la intensidad, si estoy hoy en esta situación que puedo hacer que me corresponde en este momento, cuales son los pendientes, como hacen tus vecinos, aprendí de joven que cada momento de la vida tengo que hacer una historia y aprender de ella. Felicita a tus vecinos los admiro.

  • Gracias por tu comentario. Pues sí, estas chicas son maravillosas en lo que hacen y buenas amigas. Con ellas la vida se hace más agradable.

  • Saldremos de la pesadilla, alla durara un poco mas y las heridas seran mas fuertes. Los animales tendran que retirarse nuevamente el lugar donde vinieron. Finalmente, no aprenderemos nada, solo a vivir con miedo.

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