Casas y familias

Irina Pino

En los altos, la casa de mis vecinos. A la izquierda, mi casa.
En los altos, la casa de mis vecinos. A la izquierda, mi casa.

HAVANA TIMES — Nací en el Vedado, en una casa heredada de una tía que emigró a los Estados Unidos. A comienzos de los sesenta el éxodo se intensificó, por lo que muchos domicilios quedaban vacíos. La gente que tenía malas condiciones o no tenían vivienda, irrumpían en estos inmuebles y se proclamaban sus dueños.

La hermana de mi madre le avisó que se marchaba del país, que trajera a su hijo y trasladara sus bártulos, porque si no lo hacía, aquella casa la tomaría alguien más. Mi madre se mudó en dos días;  llevó a mi hermano mayor, y mi padre, que se hallaba movilizado por el ejército se incorporó más tarde.

En mi barrio mucha gente se coló en las casas desocupadas. Según me cuenta mi madre, el cabeza de familia de los vecinos de al lado, se había metido por una ventana. Luego, por la puerta principal, estuvo entrando muebles. Los muebles se hallaban perfecto estado,  y  pertenecían a la mansión de la esquina, con muchas habitaciones, garaje, y un bello jardín con una fuente. Vivienda, que por supuesto, se hallaba cerrada.

Estas personas, posteriormente, se convirtieron en los “come candela” del barrio, siempre pendientes de los que no tenían entusiasmo revolucionario, de los que no hacían guardia, de los que tenían familias en los Estados Unidos. Enredaban chismes y hacían bajezas. Una de esas maledicencias involucró a mi familia. Ellos dijeron que nos íbamos del país. Esto nos trajo malas consecuencias, la gente nos miraba de reojo, teníamos pocos amigos en el barrio. Yo solo tenía solo dos amiguitas: una era hija de una artista, y la otra, de un médico.

Sin embargo, al comienzo de esta gente llegar, nos pidieron guardar sus alimentos en nuestro refrigerador; y nosotros, a cualquier hora, le pasábamos a través de la ventana, los litros de leche y la carne. Mi padre, alma de Dios, iba a inyectar a algún miembro de esta familia cuando lo necesitaba.

A medida que pasó el tiempo, algunos miembros de esta familia se hicieron profesionales, una hija periodista, dos hijas militares (con sus respectivos maridos militares). La madre tenía el apodo de Radio Bemba”, ya que se entretenía en averiguar la vida y milagro de los demás, hablar mierda hasta por los codos.

El viejo, otro “HP”, también se dedicaba a echarle la tierra arriba a los que le caían mal. Mirar jovencitas y decirles piropos obscenos, constituía su hobby favorito. Íntimos de la primera presidenta de los CDR;  estos activistas destacados se ponían en función de los presidentes de turno.

Resulta curioso, que los sucesores de esta buena familia, ya forman parte del éxodo: pues todos, sin excepción, se marcharon de su país. La única integrante que quedaba le vendió la casa a un alemán. Su plan era reunirse con su hijo en Australia.

Irina Pino

Irina Pino: Nací en medio de carencias, en aquellos años sesenta que marcaron tantas pautas en el mundo. Aunque vivo actualmente en Miramar, extraño el centro de la ciudad, con sus cines y teatros, y la atmósfera bohemia de la Habana Vieja, por donde suelo caminar a menudo. Escribir es lo esencial en mi vida, ya sea poesía, narrativa o artículos, una comunión de ideas que me identifica. Con mi familia y mis amigos, obtengo mi parte de felicidad.

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11 thoughts on “Casas y familias

  • Historia más que sabida, y que le revuelve el estómago a cualquiera.

  • …historia medio fantastica porque ,que yo sepa,para que te dieran el permiso de salida tenias que entregar la casa y automaticamente la sellaban y pasaba a ser controlada por el instituto de la vivienda,nadie podia quedarse a vivir en la casa si no tenia creo que mas de 2 años de residencia comprobada,fuera con carne de identidad o libreta de abastecimiento y etc,etc…no digo que no haya ocurrido pero no tan comun ni tan facil como se narra en el escrito y mucho menos en el vedado…

  • El artículo describe excelentemente la evolución de las relaciones sociale en Cuba en el marco de los barrios. esemismo guión se repitió hasta el cansancio y demuestra el oportunismo que floreció y aún florece entre los cbaunos aunque ya más atenuado porque ahora lo que imprta es el cash. tienes dinero, no tienes problemas. Todos los oportunistas como los de esa familia han ido metamorfoseándose de revolucionarios comecandela a emigrantes silenciosos. Muchos están aquí en USA y son los que contribuyen con sus viajes a la isla e incluso su apoyo a la tiranía a que aquello se mantenga. Despreciables.

  • Sí es una historia más que sabida, como dice Miranda, típica de la época, pero veo bien que se cuente y que se vuelva a contar.

  • Mi abuelo tenia una casa en la playa y se la quitaron al triunfo de la revolución y yo crecí escuchando aquella historia de la casa en la playa que solo vi en un par de fotos. Estando yo en el servicio militar y mi abuelo bastante mayor decidí emprender una aventura con mi abuelo, llevarlo a la que fue su casa de playa, a verla, a conocer a quienes la habitaba… la casa estaba deteriorada pero seguía en pie y la familia que vivía en la casa nos recibió con mucha amabilidad y nos brindaron de lo poco que tenían, una familia de pescadores muy modesta, agradecidos de la revolución por haberles dado la casa pero apenados por saber que se la habían quitado a alguien. La señora de la casa al ver que mi abuelo era una persona decente, que se alegraba de que su casa le fuese dada a una familia modesta y que solo quería recordar sus años mozos, sacó una caja de cartón con todas las fotos y algunos adornos que había en la casa cuando se las dieron y fue un encargo de su abuela que no botaran nada de eso porque esos recuerdos pertenecían a alguien y que quizás algún día le podrían ser devueltos… una historia con un final feliz, mi abuelo visito la casa unas 3 veces antes de morir y murió en paz…

    Lo curioso fue la historia paralela porque los vecinos de esa casa en la playa fueron de los colados, de los que se apropiaron de la casa y eran comecandelas… criticaban a la familia por recibir a mi abuelo diciéndole que tenían que haber quemado todos los recuerdos y haber sacado a mi abuelo de la casa a patadas entre otras tantas barbaridades… luego de morir mi abuelo fui a la casa de la playa para darles la noticia y saludarlos y como por arte de magia se aparece la mujer de la casa del lado con su hijo, pichón de delincuente, para decirme que ya era hora de que mi abuelo se hubiese muerto etc etc.. yo simplemente le comente al hijo de esa señora que mi abuelo había sido amigo del dueño de la casa en que ellos viven y que antes de irse a Miami habían enterrado oro y plata… se podrán imaginar como quedo la casa vecina..!!! la demolieron hasta el ultimo pedacito de cemento, gente bruta y sin cerebro, codiciosos y envidiosos, ese fue el fin de sus vecinos, terminaron viviendo allí un tiempo con 4 palos y una carpa hasta que los sacaron de allí… hoy cuando voy de vacaciones a Cuba siempre los visito y encuentro la tranquilidad de no tener vecinos molestos ya que solo queda un terreno vacío, así de fácil fue…

  • Asi mismo paso por mi casa. Un barrio modesto , de clase media baja donde vivian muchos jubilados americanos, jamaiquinos, españoles. En los seseinta se vaciaron alrrededor de 60 viviendas que de la noche a la mañana se llenaron de “nuevos dueños” entre ellos una que enseguida se ofrecio a ser la sede de los CDR y otra la de vigilancia. Lo que vino despues ya todos lo sabemos aunque algunos pretendan borrar la historia.

  • Irina cuenta siempre historias cotidianas sinceras y de gran valor, que leo con deleite. Con la historia de meresbala me he reido muchisimo.

  • mentira edu, sucedió cientos de veces, fue una época de rapiñas donde el deterioro de la vivienda creado por un estado fallido desde el principio dio rienda suelta a las miserias humanas y alimentó con propósito de chivateo popular y a nivel de cuadra toda esta caterva social de la mas baja calaña, que siempre les ha servido para saber que se mueve en el ideario de la población. Así ha malvivido la sociedad cubana, entre chismes, mucha miseria, mucha escasez (que los rusos jamas supieron mitigar) y la envidia como deporte nacional, en una sociedad tan enferma la única solución para no volverse un demente es largarse en lo que flote o vuele.

  • toda esa calaña miserable, no ha sido otra cosa que unos envidiosos recostados que han vivido pensando que al que progresa hay que joderlo y quitarselo todo para que este tan jodido como ellos que no saben salir del hueco en el cual nacieron.

  • “llego la noche” como bien dijo aquel comandante.

  • Mire señor Eduardo, la historia de mi familia y de mis vecinos no es nada fantástica y ocurrió tal como la cuento, eso de que Ud. habla: libreta de abastecimiento y demás, no fue en aquella época. Ud. tiene una ceguera terrible, pero una ceguera psicológica que es mucho peor. Mi tía se fue para los Estados Unidos y dejó a mi mamá en su casa. Esa casa era de la familia del esposo de mi tía, todos ellos emigraron. Esa casa ya no existe por desgracia, porque la demolieron en 2011. Mis padres nunca fueron compensados por una casa que se pagó hasta el último centavo. Les prometieron vivienda de tránsito, y ni siquiera eso entregaron, lo que hicieron fue engavetar el expediente. Mi padre murió sin ver el techo prometido. Lea el trabajo de Yusimí Rodríguez: Cuando se cae la casa, https://havanatimesenespanol.org/?p=54275 y saque sus propias conclusiones.

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