Cánones comprados y un experimento de pareja

Irina Pino

HAVANA TIMES — De los últimos artículos que he leído últimamente, me llamo la atención uno que hablaba sobre operaciones quirúrgicas de rostro y cuerpo a que se someten mujeres y hombres en España para poder aspirar a un buen puesto de trabajo. La gente fea y vieja de por sí está descalificada, por lo que se prefiere contratar a los “hermosos y jóvenes” que atraen y hacen más exitosos los negocios.

Se hacen agrandamientos de determinadas zonas del cuerpo, se inyecta botox para las arrugas, depilación láser, blanqueo de dientes, disímiles tratamientos de belleza para definir la integración social de un individuo, en este caso para conseguir empleo.

Los gordos, los feos, los viejos se discriminan. Causan risa dos gordos haciendo el sexo. El aparataje de los medios masivos funciona para establecer lo que vale y lo que no. No es usual mostrar escenas de desnudos entre personas negras.

La cáscara se convierte en lo más importante, los valores espirituales se relegan, y el conocimiento pasa a un segundo plano. No es decir que la inteligencia le corresponda solo a los “etiquetados de no bellos”. Todo eso varía.

No veo mal que las personas quieran sentirse bien consigo mismas, y hagan esfuerzos por elevar su autoestima, pero yo me pregunto qué tal sería hacer ese experimento en Cuba, donde las posibilidades de una cirugía estética son limitadas. Una amiga me contó que su marido le había pedido que se agrandara los senos (aunque a ella no le complacía la idea en lo más mínimo). Al saber el costo, descartaron la idea, ya que nunca podrían reunir el dinero para la operación. Le dijo a su esposo que se buscara una amante de senos grandes, porque ella iba a seguir con su talla de huevos fritos.

Pero a él se le ocurrió la propuesta de compartir el sexo con una mujer exuberante, con la que harían un trío y así poder satisfacer su gusto. Después de alguna polémica, todo estaba preparado para la aventura, pero mi amiga tuvo otra idea: sumar a alguien más, que según su fantasía tendría que ser un melenudo con muchos tatuajes. Por supuesto que el esposo de mi amiga no aceptó. El supuesto rival, podría disminuirlo frente a su mujer.

Acordaron, cada cual por su lado, hacer el experimento. Dentro de una “pareja abierta” se permiten estos arreglos sin que exista una amenaza para el matrimonio. Eso se lo habían oído decir a unos amigos que lo practicaban.

Luego de llevar a cabo el plan sexual experimental, siguió el curso de su relación. Ella disfrutó con el joven tatuado, y él con la mujer tetona. Sin embargo, nunca se sintieron plenos con esas parejas, confesaron que faltaba empaste: no amaban a estas personas, ni siquiera compartían afinidades.

Las fantasías pueden no cumplir con la expectativa, la ilusión despierta los deseos, aunque en ocasiones ni siquiera se acerca al objetivo que lo generó.

Seguramente a otras parejas les haya pasado lo contrario, no hay un molde para los intereses amorosos, tampoco para lo bello y erótico, abundan múltiples formas de ver y sentir.