Apariencias y la pedofilia

Irina Pino

Niños en la Plaza San Francisco de Asís

HAVANA TIMES — La semana pasada, en el espacio televisivo La séptima puerta, del canal CubaVisión, se proyectó la cinta austríaca Michael, sobre un pedófilo. Confieso que no tenía ganas de verla, el tema es asqueroso, y resulta difícil de asimilar, pero la advertencia del crítico fue decisiva.

Explico sus razones, es bueno que la gente no deje de la mano a sus niños, les abra los ojos y los aliente a desconfiar. Sin embargo, para mi tranquilidad, el director no se sirvió de escenas de violencia, utilizando el recurso de la elipsis, evadió lo explícito, demostrando que con poco se puede decir mucho.

El pervertido tenía a un niño secuestrado, y había creado su mecanismo de convivencia con él, que aunque engañoso, le funcionaba: lo alimentaba, le compraba juguetes, incluso lo llevaba a pasear afuera algunas veces; no obstante, someter a alguien, sobre todo, a un menor, al horrible abuso sexual, es algo imperdonable.

Nunca nadie sospechó de este hombre. Para su familia y amigos era un buen ciudadano. Las apariencias engañan, cualquiera puede ser un brutal asesino en potencia.

Esto trajo a mi memoria un personaje que vivía en mi antiguo barrio, al que le gustaban los adolescentes; el tipo era como el del filme, un hombre correcto, aunque a diferencia del otro, tenía esposa e hija, pero estaba divorciado, por lo que también vivía solo. Su familia solo venía a visitarlo por cortas temporadas.

Cinta negra de karate, atraía a los jovencitos para enseñarles artes marciales sin cobrarles nada. Viajaba mucho y tenía un alto nivel de vida, poseía aparatos electrónicos sofisticados y mucho dinero. Se valía de aquellas posibilidades para organizar fiestecitas con los jovencitos: los invitaba a ver películas en video, y preparaba suculentas comidas.

Los chicos que solían frecuentarlo contaban que en ocasiones les ponía pelis porno para excitarlos. Muchos solo iban a ver qué se les pegaba, y salían corriendo durante las escenas pasadas de tono, casi ninguno se quedaba hasta el final.

La reputación de este hombre comenzó a discutirse en la cuadra, pero el asunto nunca fue denunciado: el tipo tenía un hermano poderoso.

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