Un virus dentro de nosotros

Irina Echarry

Foto por Pam Martin

Por estos días estoy un poco más aprehensiva, todo me resulta agresivo y creo que tolero menos a las personas.  No es para menos, la muerte de los cachorros me ha afectado.  Sentir la “pelona” cerca hace comprender muchas cosas (de pronto podemos dejar de existir) y despierta otras inquietudes   No voy a contar las preguntas que me rondan, solo explico cómo me siento.

Septiembre se ha tornado muy agresivo, la gente habla más alto, cuentan historias espeluznantes en las guaguas (Enamorado le dio unas puñaladas al padrastro de su hijo porque se tomaba la leche en polvo que él, con tanto esfuerzo, le compraba); se gritan ofensas (el chofer abrió la puerta de pronto y le agarró un pie a un muchacho, este gritó: abre la puerta, maricón y el chofer demoró varios minutos mientras el pie era aplastado por la puerta de hierro.

Entre los pasajeros surgió una polémica sobre la mala actitud del muchacho que ofendió al chofer.

Nadie dijo nada sobre el tiempo que la puerta estuvo apretando el pie del muchacho, es normal que el chofer tome represalias como esa si otro lo ofende); sin contar lo cotidiano de la vida en el barrio, lo que siempre está presente cuando no estamos solos (a Gissel la trajeron casi arrastrada hasta su casa, el hombre le apretaba las manos y la obligaba a caminar, ella forcejeaba, él le decía: quien va a querer estar contigo si eres una perra.

Nadie defendió a Gissel aunque es una muchachita de 16 años y embarazada, al contrario, todas las damas de la cuadra se miraban con complicidad y decían: esto es un caso perdido).

Pues ya estamos terminando el mes de septiembre y luego de ver todo esto me he dado cuenta de que erradicar la violencia que padecemos es difícil, casi imposible.

¿Por qué?  Pues porque no es un simple animalito que uno espanta y se va alocado.  Ni siquiera es una manchita que cuando nos lavamos con el líquido indicado puede caerse.  No, hablo de una plaga que ha inoculado un virus dentro de nosotros y todavía no sé si habrá una solución que lo contrarreste

Irina Echarry

Irina Echarry: Me gusta leer, ir al cine y estar con mis amigos. Muchas de las personas que amo han muerto o ya no están en Cuba. Desde aquí me esforzaré en transmitir mis pensamientos, ideas o preocupaciones para que me conozcan. Pudiera decir la edad, a veces sí es necesario para comprender ciertas cosas. Tengo más de treinta y cinco, creo que con eso basta. Aún no tengo hijos ni sobrinos, aunque hay días en que me transformo en una niña sin edad para ver la vida desde otro ángulo. Me ayuda a romper la monotonía y a sobrevivir en este mundo extraño.

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One thought on “Un virus dentro de nosotros

  • Bueno me inclino a decir, y aquí uso el método inductivo; poco riguroso, que el fondo de la cuestión es la pobreza. Lo digo porque aquí donde vivo la cualidad verdaderamente diferente de las de cuba es la riqueza de la nación. Las personas se saludan en la calle sin conocerse; una amabilidad formidable, una educación excelente. Menciono el tema económico porque no veo otra cualidad tan diferente respecto a las cualidades de cuba. Quizá la solución sea dejarse de tanto altruismo y demás babas e incentivar en la gente el sentimiento egoísta para que los ciudadanos en la búsqueda del bienestar personal desarrollen como consecuencia colateral la sociedad. En fin, la propiedad privada en general, también de los medios de producción. “La persecución de los individuos por sus propios fines desarrolla la sociedad” adam smith. Prueba de ello, casi todas las naciones liberales. El que diga que a cambio se pierden ciertas cosas. ¿Bueno qué tenemos nosotros tan valioso que perder? ¿Educación, medicina “”gratuitas””? eso ya existe en inglaterra desde hace más de medio siglo. No es exclusivo de las naciones pro-soviéticas. Bueno iri ya no te doy más muela. un saludo. Y paciencia, que si no es en ésta, en la otra vida(muerte) tendremos paz.

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