Sobre la prueba citológica
Irina Echarry
HAVANA TIMES — Kenia dijo que nunca se haría la prueba citológica; y así fue. Mi curiosidad de adolescente no adivinaba cómo entrar en su laberíntico cerebrito para buscar explicación a tal negativa, cuando las otras mujeres del edificio se la hacían sin protestar.
Luego, dos de sus hijas también se negaron, y a esas sí he podido verlas evadiendo a las enfermeras, preguntándose hasta cuándo les van a caer detrás pa eso.
Recuerdo que una vez conversaba con una de ellas en el consultorio médico y cuando empecé a decirle que era un poco molesto, pero… ahí terminó todo: “Por eso mismo no me la hago”, fue la respuesta. La muchacha salió corriendo y dejó la conversación esperando.
Desde la primera vez que me realicé el examen me pregunto por qué hay mujeres que no quieren.
Entrar al consultorio o policlínico o una sala de hospital es escalofriante y si se trata de revisar los genitales la mezcla entre temor y preocupación aumenta.
Si a eso sumamos la frialdad y dureza de los espéculos y que muchas veces los locales no tienen la privacidad necesaria, pues es lógico que una sienta un poco de rechazo. Aunque renunciar a la tranquilidad de saberse sana o, en caso contrario, de atajar a tiempo algún problema en las células del cuello del útero o alguna infección, es realmente difícil de entender.
Aun así, muchas, por miedo al dolor, a la incomodidad o al diagnóstico, dejan de hacerse la prueba de Papanicolau o prueba citológica.
Unas veces por desinformación, otras porque la convocatoria de la enfermera o el Médico de la Famila no es convincente, algunas por experiencias desagradables en consultas anteriores, y muchas porque como no tiene ningún síntoma de enfermedad, no la encuentran necesaria.
Para todas tengo una noticia -que no es nueva, pero no la había experimentado-; y si llegó a Alamar es porque ya en muchos lugares lo están utilizando desde hace rato:
Los exámenes citológicos se están realizando con instrumentos desechables. Un kit sellado para tomar las muestras contiene: espéculo desechable, cepillo endocervical, espátula de madera, aplicador de algodón, lámina de vidrio porta muestra, caja porta lámina y una servilleta desechable.
Atrás quedaron los malos ratos y la aversión al espéculo.
Y algo más. Como la última prueba que me hice resultó no útil, la enfermera vino a visitarme y me realizó la citología en casa. Más privacidad no se puede pedir.
P.D. La prueba citológica se realiza cada 3 años a mujeres entre 25 y 60 años de edad.
me recuerdas que debo ir a hacerme la mía. Un beso
Una amiga mia se salvo haciendo la prueba citologica tenia un tumor, era benigno pero era siempre un tumor y se lo operaron sino se lo hacia quizas a esta hora estaba en el reparto bocarriba
oye, ayer me encontré una astróloga en el metro que me sugirió algo parecido a hacerme la prueba citológica, jeje, ¿hay una campaña a nivel Universal?, jeje, no sé si aquí la hagan gratis en algún sitio, pero voy a averiguar, sobre todo si ya no utilizan esos terroríficos espéculos, jeje.
Pues yo debo haber tenido suerte, porque a mi la prueba nunca me molestó, más allá del frío a la primera. Será que soy ardiente y se calentaba el instrumento? jajajaja. Pero el kit ese sin dudas es muy bueno, pues no solo es mas cómodo, también da tranquilidad en la higiene.