No te busques lo que está pa ti…

Irina Echarry

Acoso callejero. Ilustración por Carlos
Acoso callejero. Ilustración por Carlos

HAVANA TIMES — Hace días tuve una experiencia inaudita.  En un p11, casi al unísono, dos hombres decidieron agasajarme. Uno me recostó su miembro erecto en el muslo izquierdo; el otro, un poco más alejado, sacó un fajo de billetes y gestualmente insinuaba que podrían ser míos si yo quisiera. La escena se desarrolló en un tono absurdo, sobre todo porque sentí un aturdimiento paralizante, me invadió una sensación de temor y vergüenza. Al otro lado iba un señor mayor que, al percatarse de la situación y para no verse involucrado, clavó su vista más allá del horizonte; por momentos temí que saliera por la ventanilla.

Dos veces pedí al joven cariñoso que alejara su pene, pero él optó por jugar un poco y comenzó a pegarse, despegarse, etc. Yo, que soy muy pacifica e intento no maltratar a nadie, terminé amenazándolo con sacar unas tijeras que supuestamente guardaba en mi bolso. Al final tuve que abandonar el asiento y hacer el resto del viaje de pie.

No importa si eres más o menos agraciada, tímida o muy coqueta, si vistes de una forma o de otra; el hecho de ser mujer te obliga a soportar “frases galantes”, insinuaciones, silbidos, manoseos, groserías, exhibicionismo y masturbaciones en espacios públicos.  Cuando son más light les llaman piropos y, si se pasan de tono, acoso. Es una actitud culturalmente aceptada, naturalizada, que la mayoría de las veces nos culpa por provocar a los hombres.

No sucede solo en nuestro país, pero varias extranjeras me han comentado que en las calles cubanas se sienten violadas casi todo el tiempo. Según dicen, en algunos lugares de Europa es fácil adivinar si el hombre que se aproxima te dirá algo; pero aquí no importa la edad, la raza, ni el nivel intelectual ni económico: TODOS lo hacen.

Generalmente, quienes recibimos estos “halagos” no sabemos cómo actuar: algunas gritan horrores al emisor; unas callan y otras sonríen; muy pocas intentan un diálogo que les permita reclamar su derecho a estar tranquilas y solas. La falta de apoyo de otras personas y de las autoridades también desalienta pues la mayoría de las veces chocamos con burlas y falta de sensibilidad.

Un día esperaba a una persona en el parque de la Fraternidad, y se me sentaron al lado tantos hombres con la misma pregunta: “¿por qué estás aquí solita?”, que hasta yo comencé a cuestionármelo. Cuando uno, borracho, se propasó, llamé al policía que estaba en el parque. ¿Saben lo que me dijo? “A ti ná más se te ocurre… vete de ahí…”. Y tuve que hacerlo porque ya oscurecía y me entró miedo. Un miedo mezclado con rabia y desamparo.

La calle puede ser un lugar hostil para nosotras, incluso, las que no somos tan agraciadas. Es comprensible, desde pequeñitos los varones comienzan a escuchar que ese es SU espacio, entonces, allí pueden hacer lo que les plazca.

Recogiendo opiniones entre la gente que conozco y evaluando mi experiencia, redacté este decálogo. Si eres mujer y decides salir a la calle, seas cubana o estés de visita en la isla, no lo olvides:

  • Desecha la ropa cómoda que no sea larga y holgada, olvídate de las estaciones y adáptate a sudar
  • No mires a los lados cuando camines
  • No entres a un bar si no tienes compañía masculina, aunque sea el único sitio donde vendan agua o refrescos fríos
  • Evita las guaguas repletas de gente y, en los carros, ingéniatelas para que tus piernas nunca rocen con el de al lado, por mucho que él se pegue
  • Evita sonreír, no mires a los ojos de ningún hombre, sin importar su edad; nunca se sabe lo que puedas trasmitir
  • No pases frente a un grupo de hombres ociosos, pero si están trabajando, tampoco
  • No te sientes sola en un parque ni en una cafetería, y mucho menos en un cine
  • No respondas al llamado de un desconocido
  • Evita, en general, las aglomeraciones, pero tampoco te alejes tanto de la gente: no provoques
  • Intenta no mover las caderas al caminar

Quizá usted piensa que es un chiste, pero le aseguro que para mucha gente esa debería ser la cartilla rectora de nuestro recorrido por la vida, la que se enseñe en las escuelas y la que toda madre debería trasmitir a su prole. Y me pregunto, si así fuera, ¿disminuiría el número de agresiones callejeras hacia las mujeres?

 

 

Irina Echarry

Irina Echarry: Me gusta leer, ir al cine y estar con mis amigos. Muchas de las personas que amo han muerto o ya no están en Cuba. Desde aquí me esforzaré en transmitir mis pensamientos, ideas o preocupaciones para que me conozcan. Pudiera decir la edad, a veces sí es necesario para comprender ciertas cosas. Tengo más de treinta y cinco, creo que con eso basta. Aún no tengo hijos ni sobrinos, aunque hay días en que me transformo en una niña sin edad para ver la vida desde otro ángulo. Me ayuda a romper la monotonía y a sobrevivir en este mundo extraño.

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12 thoughts on “No te busques lo que está pa ti…

  • una burka como las arabitas, con los ojos afuera na’ma’

  • Irina pues mi sugerencia es que deseches el decálogo, porque luego que lo cumplas vendrán otras restricciones hasta que como dice Luis, tengas que ponerte la burka para salir a la calle y entonces si lo haces serás el hazmerreir de todo el mundo aunque no sería malo empezar una campaña personal o colectiva de varias mujeres con burkas por las calles de la Habana como performance para llamar la atención sobre el problema, ya que el gobierno cubano no le interesa el tema como tantos otros que afectan a la ciudadanía
    La reacción debe ser la contraria.Yo tú me iría al CENESEX y me reuniría con Mariela o con alguna especialista para preguntarles qué campaña de sensibilización ciudadana se está llevando en los medios masivos, en las escuelas primarias secundarias y pre, en la Universidad contra el fenómeno del acoso sexual. ¿Qué se está haciendo con la policía y el ministerio del interior con relación a las golpizas impunes contra las mujeres y las burlas de las autoridades a las propias leyes del país?.Por otra parte ¿Cuáles son las leyes que te protegen del acoso sexual en Cuba?Esta última pregunta creo que es retórica porque en el código civil y penal cubano no existe la figura del “acoso sexual”, como tampoco otra que castigue a quien sea hombre o mujer y golpee a mujeres esposadas porque eso lo hacen todos los domingos las fuerzas del MININT con total impunidad. Como ves Irina, tu indefensión es mucho más grave de lo que percibes y el decálogo es un nuevo “autogrillete” para asfixiarte.

  • Aprendan a defenderse, mis hermanas viven en La Habana y no le aguantan una pesadez a nadie, ni mujeres ni hombres.

  • Pues así es Doctora, a santo de qué, tengo yo que caminar sin poder mirar a los lados, ni de tener que morirme de la sed porque no pueda a entrar a un bar a comprarme un pomo de agua yo sola. Estos son derechos que nos pertenecen, y obligatoriamente los tienen que respetar. Antes de yo hacer ninguna de esas Concesiones mejor le caigo a piñazos a quien me toque.

  • Irina se te olvido 3 puntos principales

    No respires

    Metete el burka como las arabes o sea si eres invisible mejor

    Sale acompanada solo y esclusivamente con un hombre

    Espero que no estes hablando seriamente, iscrivete a un curso de defensa personal asi el 1ero que se pasa lo metes en su lugar

  • Marlene y Miranda, estoy de acuerdo con ustedes, mi intención con el “decálogo” es tensar bien la cuerda hasta que nos demos cuenta de lo absurdo de esta situación que vivimos, de la que el imaginario popular nos culpa.

  • Te entiendo al mil porciento Irina, pero tiene que llegar el momento en que como me cuenta una amiga mía, “que la madre siempre le tenía una lata de leche condensada en su bolso” como arma para defenderse, yo me morí de la risa con ese cuento, estudió en San Alejandro, y es toda una pacifista, pero dice que quien se le acercara en condiciones no aceptadas por ella se llevaba su merecido. Desgraciadamente tienen que resonar casos donde estos atrevidos se lleven su merecido.
    Suerte y anímate a defenderte hermana.

  • Irina, lamento tus malas experiencias por el solo hecho de ser mujer. En tus consejos veo dos que son casi imposibles de sortear en Cuba a no ser que te muevas en un helicóptero.

    “Evita las guaguas repletas de gente y, en los carros, ingéniatelas para que tus piernas nunca rocen con el de al lado, por mucho que él se pegue”.

    “No pases frente a un grupo de hombres ociosos, pero si están trabajando, tampoco”.

    Yo sustituiria estas dos recomendaciones por otra más realista: “relajate y pon la mente en blanco”

  • Irina te entiendo perfectamente pero no hay “imaginario social” que aguante los derechos que deben ser respetados con una legislación que permita la defensa ciudadana. El CENECEX se llena de propaganda defendiendo los valores de género y tiene la responsabilidad de responder ante los ciudadanos y ciudadanas por lo que es su responsabilidad y no hace.No digas que hay un “imaginario social” que culpa a las mujeres, mejor dí que hay una ausencia de derechos de la mujer respaldados por ley .Los atropellos no son el resultado de un “imaginario social” sino de la ausencia de reglas y derechos. Si vives en las condiciones de una jungla, las personas se conducen como en la jungla.Y tenemos un gobierno que coloca a mujeres y hombres en las condiciones de la mayor arbitrariedad. Son las autoridades las primeras en violar las leyes o en generar el atropello cotidiano con total impunidad.

  • Irina , te invito a que cuentes los hombres que pasan por tu lado , veras que si caminas por Obispo pueden que te digan groserias 15 hombres ; pero han pasado por tu lado miles sin meterse contigo. Una cosa si es cierta , no hay nada que evite que esos 15 continuen haciendo lo que hacen. En tu lista yo agregaria unas muy importantes – nunca entres a una casa, habitacion , o lugar donde nada mas hay hombres o son mayoria.- no camines por las cuadras donde hay centros de trabajos o escuelas despues de que cierren, ja ja ja .

  • Claro, Marlene, coincido contigo, otras veces he comentado la indefensión jurídica y política que en muchos aspectos sufrimos las mujeres en Cuba. Una indefensión escondida en cifras de logros y beneficios. Es cierto que hay ausencia de derechos de la mujer y de una consistente política de estado dedicada a mejorarnos la vida en todos los sentidos. Pero también creo que, a la par de eso, sí existe un imaginario social que nos culpa, que justifica el machismo, lo naturaliza y que no siente esta ausencia de la que hablamos aquí, por lo tanto, no luchará por la legislación que nos respalde. Ese imaginario también alimenta el machismo político (por darle un nombre), ese que golpea o ningunea a las mujeres en plena calle impunemente. Es un círculo, por eso creo que no debemos obviar a ninguno de los dos, pues se complementan; uno es el combustible del otro y viceversa.

  • Queriendo masificar la cultura se masificó la incultura. Esos lastres que mencionas y te agobian existían latentes en la marginalidad, pero la revolución les dio voz y protagonismo a estos actores sociales y terminaron imponiendo su jerga y sus acciones. Los sectores privilegiados, portadores de cultura, huyeron del sistema. Cuando se elevó el nivel ya era como una plaga y la miseria ayuda a fomentar lo peor. El regguetón vino como a maximisarlo y repartir la vulgaridad equitativamente. Males difíciles de desarraigar y menuda tarea para la Nueva Cuba.

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