La esperanza tiene el color de los dólares
Irina Echarry
“Son 500.000, cualquier sacrificio es poco.” Eso parece decir el amigo de mi tío mientras involucra a la familia en un viaje a la esperanza.
La firma Toyota (mediante una página en internet) lo ha elegido, entre muchos que se llaman Leonel, para ser el destinatario de tal cantidad de dinero.
Un buen día a su correo llegó la noticia, le pidieron el número de una cuenta bancaria para el depósito, como él no tiene acudió a mi tío. Enseguida le enviaron un modelo (en chino) de transferencia bancaria. Leonel esperó la plata durante mucho tiempo.
La transferencia, siguiendo el curso del juego, entró en una cuenta de impuestos y hasta que no se pagaran 1200 dólares, no llegaba el dinero a la cuenta de mi tío.
La familia de Leonel creyó que al fin resolvería todos sus problemas, hizo planes y tenía una euforia especial, positiva. Algunos le avisamos del engaño, todos los días miles de personas en diferentes partes del mundo son timadas de alguna manera a manos de pillos inescrupulosos (individuos o empresas).
Aún así, la familia reunió el dinero necesario e intentó pagar, pero no pudo. La Oficina Central de la Western Union, ubicada en la Habana Vieja, les dijo que no se puede enviar divisas de Cuba al extranjero.
Averiguando, una trabajadora de un banco les confirmó que existe una ley del gobierno que prohibe sacar dinero del país. Entonces la esperanza de Leonel y los suyos se fue decolorando.
Hablamos de un fraude, pero me pongo a pensar ¿y si fuera un hijo de Leonel que radica en el extranjero y necesita urgente unos cuantos pesos?
Habría que acudir a personas solidarias que lo lleven, o a otros (menos solidarios y sí preocupados por sus finanzas) que cobran por hacer el traslado de dinero. Sobre todo, habría que confiar en que esa persona no se quedará con los billetes. Y en estos tiempos es difícil confiar.