En Cuba ¿paramos o seguimos?

Irina Echarry

HAVANA TIMES – Llega otro Día Internacional de la Mujer; ya he contado cómo transcurren estas jornadas en Cuba, entre el tedio y la ignorancia; cómo una fecha de lucha se ha convertido en celebración vana. Muy pocas mujeres intentan darle un sentido a este día; la gran mayoría sigue contentándose con las felicitaciones de sus compañeros y entre ellas mismas.

En todo el mundo se movilizan las mujeres y salen a las calles a exigir respeto y equidad, a hacer visibles los problemas que les aquejan solo por ser mujeres, a denunciar el machismo que lacera a la sociedad toda.

Cuba sigue atada a la enumeración de logros y muy pocas se cuestionan cómo cambiar el presente, cuándo y quiénes lucharon por una existencia más justa para nosotras. Los derechos que hoy disfrutamos parecieran haber caído del cielo, u otorgados pasivamente.

La ley del divorcio, el derecho al voto, la patria potestad, la igualdad de salario por la misma plaza, el acceso al estudio y al trabajo, el derecho a decidir sobre nuestros cuerpos, todos fueron conquistados con lucha, tesón y activismo.

Sin embargo, las cubanas nos hemos detenido como en una foto, quizá porque nos sabemos poseedoras de tesoros con los que otras mujeres todavía sueñan y batallan: la representación femenina en el Parlamento es de 53, 22 %, ocupando dos de los tres cargos máximos; hay un 33% de mujeres ministras; y más de la mitad de los graduados universitarios en el país son mujeres, muchas son fiscales o dirigen centros de investigación, etc.

Con cifras como esas el Gobierno/Partido nos ha hecho creer que todo está bien, no hay nada que cambiar, y prohíbe la legalización de organizaciones femeninas autónomas.  La única posible es la FMC controlada por el Partido que a su vez es una organización patriarcal y autoritaria. La nueva constitución que entrará en vigor no reconoce el derecho de asociación ni de huelga, y otorga plenos poderes al Partido ubicándolo por encima de la propia constitución; es decir, seguiremos en las mismas.

En estas circunstancias, será difícil que muchas salgamos a las calles si no hay una “orientación de arriba”. Esto, a pesar de que la crisis económica –agudizada en estos tiempos- nos toca muy directamente; a pesar de que seguimos arrastrando mitos y estereotipos que lastran nuestra libertad; a pesar de que, debido a esa misma crisis, estamos cada vez más sobrecargadas con los cuidados familiares.

Si el Estado no logra facilitar ciertos servicios públicos o sociales con calidad, y la vida se encarece, es un hecho que somos nosotras las más afectadas pues la educación, la alimentación y la atención a los demás son “culturalmente” atribuidas a las mujeres.

Razones suficientes tenemos para luchar este y todos los días. Pero como apenas hay conciencia de género o necesidad de equilibrar la balanza y el activismo social está debilitado, yo creo que en Cuba falta mucho para que nos unamos masivamente al llamado internacional al Paro de Mujeres.

 

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