Debate público en la cuadra

Irina Echarry

flamboyanesHAVANA TIMES — La tarde mostraba sus más bellos colores; los muchachos jugaban fútbol bajo la luz naranja que imprimen los flamboyanes a la cuadra; sus exclamaciones y gritos impedían la tranquilidad sonora. En el kiosco de la esquina los choferes de la terminal de ómnibus saciaban la sed y, como cada día, ventilaban sus problemas laborales a viva voz.

Pura rutina… hasta que unos borrachos (dos hombres y una mujer) irrumpieron en la cuadra, discutiendo. Tampoco era algo muy raro, a cada rato esa esquina se pone caliente; no sabemos si es la proximidad de la terminal, si es que los kioscos atraen a los conflictivos, si es por la afluencia de público a las paradas de guaguas; el caso es que los alrededores de mi edificio son regularmente escenario de disputas.

Los borrachines se robaron la atención de todos, pero luego de unos minutos la gente los dejó por incorregibles. Después la cosa se caldeó y uno de ellos la emprendió con la muchacha que venía con él. La tumbó en la calle de un empujón y ahí mismo le cayó a patadas como si de la pelota de fútbol se tratara.

La gente se movilizó, le gritaron horrores… y — ¡sorpresa!— los muchachos pararon el juego; uno de ellos, el Migue, visiblemente molesto, se abalanzó sobre el agresor. Alguien llamó a la policía y — ¡otra sorpresa!— como sucede en los programas policíacos que pasan los domingos, a los pocos segundos ya había arribado una perseguidora y el agresor estaba dentro de ella rumbo a la Estación policial.

Pero lo mejor, lo que me causó verdadero asombro, fue el debate público que se suscitó. La mayoría de los jóvenes que viven en la zona, pasan la vida perdiendo el tiempo, sentados en los bancos, hablando alto, escuchando reguetón, a veces, peleando o contando peleas, jugando. Nunca los había escuchado entablar una conversación interesante. Gracias al cubaneo pude oír en el quinto piso toda la sesión, pues la gente opinaba desde los bancos y desde los balcones.

¿Qué hablaban? Los temas fueron diversos, pero una pregunta acaparó la atención: ¿Hay que interceder cuando un hombre golpea a una mujer? Las respuestas fueron también numerosas: unos creen que Sí, porque es un abuso; otros que No, pues te complicas: “Mira como ahora se llevaron también al Migue”; algunos piensan que hay que interceder, pero de manera inteligente: “No puedes golpear a nadie, solo apartarlo”.

Fue un placer ver a los más jóvenes —que tienen fama de apáticos e indiferentes— exponer sus ideas sin que nadie lo orientara desde arriba, y sobre un tema sensible.

Alamar es un reparto de la periferia, con pocas —o casi nulas— opciones recreativas, un transporte depauperado (aunque con cierta mejoría respecto a otros años), con mucha población que sufre dificultades económicas, y con tendencia a la naturalización de estereotipos en el imaginario popular: el macho es quien manda; la mujer es puta o santa; etc.

Evidentemente, ese debate público no estuvo exento de otros rasgos que caracterizan a nuestra sociedad. La mayoría hablaba con guapería, vociferaba palabrotas, incitaba al combate: es un abuso si es mujer, pero “que venga el tipo a fajarse conmigo pa que vea lo que le pongo” o “el hombre que le da a una mujer es un maricón, un penco”.

O sea, todo era basado en la idea de fragilidad femenina versus superioridad de los machos; la ofensa y la condena a los que tienen una orientación sexual diferente; ¡ah! y un condimento adicional: el desprecio por los guajiros, pues los beodos tenían pinta de no ser de la ciudad.

Y así estábamos de entretenidos cuando el Migue regresó diciendo que no tuvo problemas mayores. No hubo más juego de fútbol esa tarde, los jóvenes se quedaron conversando hasta bien entrada la noche, con el mismo manoteo, pero más bajito; sus voces se opacaron cuando llegó el horario de la telenovela brasileña. No sé si siguieron discutiendo el tema o volvieron a la modorra cotidiana.

Irina Echarry

Irina Echarry: Me gusta leer, ir al cine y estar con mis amigos. Muchas de las personas que amo han muerto o ya no están en Cuba. Desde aquí me esforzaré en transmitir mis pensamientos, ideas o preocupaciones para que me conozcan. Pudiera decir la edad, a veces sí es necesario para comprender ciertas cosas. Tengo más de treinta y cinco, creo que con eso basta. Aún no tengo hijos ni sobrinos, aunque hay días en que me transformo en una niña sin edad para ver la vida desde otro ángulo. Me ayuda a romper la monotonía y a sobrevivir en este mundo extraño.

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4 thoughts on “Debate público en la cuadra

  • “el hombre que le da a una mujer es un maricón, un penco”.
    Completamente de acuerdo, y nada tiene esto de homofobia, pues en Cuba suele decirse: “Hay diez formas de ser maricón, y una sola tiene que ver con el trasero”
    Si esto es machismo, sería una de las muy pocas tesis en que el machismo tiene razón. Para mí no es cuestión de “fragilidad femenina”, sino de respeto, ante todo, porque todos tenemos una madre, que no es una coliflor, sino una mujer, es cuestión de bonhomía y de caballerosidad, como dirían mis abuelos; y no hay varón cubano que no haya oído decir esa frase alguna vez..

    Lo triste es que en la sociedad cubana, el primero que ha irrespetado ese valor en el cual nos educan a todos los varones es el propio gobierno que tanta alharaca forma para decir que ha mejorado la condición de la mujer. Ese mismo gobierno que manda a que humillen calumnien y pateen a mujeres en plena calle, solo por disentir.

    Menos mal que todavía hay quien inculca a los más jóvenes elprespeto y el no abusar de la mujer.

  • Que lindos los flamboyanes de alamar!!! quien dice que todo está perdido…

  • Me parece leer a un eskuaka venezolano, que se lanza una muy racional y todo, y luego la conjuga con el maldito gobierno chavista o cubano. Y ya eso es proselitismo tirado de los cabellos!

    https://www.youtube.com/watch?v=um6-hq-Bp-s En ese vídeo, por ejemplo, se ve a un policiíta cubano, un hombre joven del común y hasta humilde, ecuánime, valiente pero no temerario, que se enfrenta a una media docena de personas (el contexto no dice por qué..) pero como llueven los comentarios en su contra, carajo!

    Los cubanos disidentes vestidos de blanco comienzan a parecerse a otros movimientos de las clases medias internacionales como las siniestras manitas blancas venezolanas, el actual movimiento de pequeños burgueses contra Correa en Ecuador y Brasil, Ucrania, Bielorrusia, etc., etc. Son movimientos reaccionarios y hasta fascistas. Lo digo para que los cubanos prolos estén conscientes en dónde meten los pies, o en donde los quieren meter.

    Y no soy pro-castrista! Ah que no! Pueden leer cualquier comentario que he hecho en el pasado en HT, y para nada avalaré el talante represivo y contrarrevolucionario de los estalinistas: empero mucho menos aceptaré toda la argumentación pro-fascista, pro-burguesa o pro-imperalista instalada en la Internet, sea de Hong Kong, sea de Miami!

  • Flamboyant es un árbol, la “Caesalpinia pulcherrima”, que crece en las zonas intertropicales donde se encuentra la isla de Cuba, pero en francés significa ademas todo aquello que trata de llamar la atención por cualquier medio. Fijarse en lo artificial en el país de un Silvio Rodríguez, da qué pensar al resto de Hispanoamérica…

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