Verano en Cuba, pensando en Haití

Graham Sowa

Productos en ventas privadas en moneda nacional.

En Cuba los estudiantes han realizado sus exámenes finales y las familias se trasladan para visitar a sus parientes de otras provincias. Las guaguas están repletas y las plataformas del ferrocarril se mantienen abarrotadas.

El pasado viernes  la celebración de la “Noche de los libros” hizo que los habaneros se lanzaran a las calles para comprar libros durante el menos intenso calor de la noche. Los poderes terrestres y celestiales han proclamado que llegó el verano a Cuba.

El pueblo costero Playa de Baracoa, que se encuentra a solo un kilómetro de la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM), se prepara para el arribo de gran cantidad de cubanos que diariamente vendrán a disfrutar de la pequeña playa.

Se abrió un nuevo bar, decorado con  numerosos póster de buena calidad que anuncian el lema nacional de esta temporada “Un Verano Diferente”. Por supuesto que en el bar todo se vende en pesos convertibles (equivalente al dólar US).

Subiendo la colina, lejos de esas caras ofertas, encuentras cervezas más baratas (que se venden en el envase plástico que el consumidor lleve) y al menos una docena de puestos de comida particulares que brindan sus ofertas en moneda nacional. Esto es gracias a las nuevas leyes que permiten que la gente venda por cuenta propia.

Pero cuando dentro de pocos días viaje de regreso a mi casa en los Estados Unidos, no extrañaré el verano en Cuba, lo que estaré extrañando será el verano en Haití.

Los años anteriores he pasado gran parte de los meses más calurosos del año en Haití. He trabajado de forma voluntaria en varios proyectos de agua potable y en una pequeña clínica rural.

Mis amigos de esa clínica están viendo más casos de cólera ahora que al comienzo del brote el pasado año. Las lluvias de verano han permitido que la enfermedad resurja nuevamente. Para Haití este verano es lo mismo.

Las noticias y la opinión pública están prácticamente silenciadas con respecto al nuevo brote de cólera en Haití. Para los haitianos es normal morir de cólera, como es normal morir de hambre o de alguna otra enfermedad curable.

Productos que se vende en CUC (equivalente al USD).

Pero la opinión pública y los cables solo logran frustrarme. Mi rabia esta con las atroces mentiras con varias importantes organizaciones no-gubernamentales (NGO) que han convertido a Haití en la república de las NGOs.

Estas grandes organizaciones no pueden catalogarse ellas mismas sin fines de lucro porque evidentemente eso no es lo que son. Sus beneficios provienen de la falta de existencia de un estado haitiano, el sufrimiento de los pobres y varios proyectos diseñados más para los donantes de los Estados Unidos y Europa que para los granjeros o pobres sin hogar haitianos.

Estas organizaciones han recibido miles de millones de dólares bajo la promesa de que “reconstruirían una Haití mejor” y evitarían que la gente muriera de cólera. Ellos no han conseguido nada de lo primero y muy poco de lo último; han hecho de Haití un país que continúa demostrando que lo peor aún está por llegar.

En lugar de apoyar la creación del Gobierno Haitiano, que tiene obligaciones con los ciudadanos haitianos, las multinacionales organizaciones no-gubernamentales se aprovechan de la ausencia de servicios estatales para justificar su papel en la sociedad haitiana. Nadie elige la presencia de estas, ellas se sustentan únicamente con la cantidad de dinero que tienen para sus proyectos.

La existencia de las ONGs está tan relacionado con el fracaso del Estado Haitiano que existen muchas razones para dejar el término de organización no-gubernamentales y usar en su lugar uno más apropiado: organización antigubernamental.

El pasado año Tracy Eaton, un bloguero que trata todo tipo de tema relacionado con Cuba, abrió un sitio web llamado El Proyecto del Dinero Cubano (www.cubanmoneyproject.org). El señor Eaton ha usado este proyecto para  resaltar la cantidad de dinero que ha gastado el Gobierno Federal de los Estados Unidos en programas relacionados con Cuba. Los resultados de estos programas son similares a los resultados de Haití: fracaso.

Los programas que fracasan debían ser investigados, incluso y especialmente por los individuos. Sería de gran ayuda para los donantes individuales, los voluntarios y para los haitianos si alguien llevara a cabo un programa similar al del señor Eaton relacionado con organizaciones antigubernamentales en Haití.

Cualquier investigación de este tipo descubriría que los cubanos tienen mejores resultados en este país y gastan menos dinero al hacerlo. Los médicos de la Isla están bien establecidos en Haití y aproximadamente 600 haitianos están matriculados en escuelas de medicina a lo largo de Cuba.

La diferencia radica en que el trabajo que realizan los cubanos es de apoyo al gobierno haitiano. A diferencia de las organizaciones multinacionales y antigubernamentales, el trabajo de los cubanos no depende de un vacío de poder creado por un fracasado estado haitiano.

Y pensando y dándole la bienvenida al verano no sé a ciencia cierta qué debería escoger Haití para su lema. Palabras tales como “esperanza”, “cambio”, y “diferente”, están demasiado envuelto por el contexto de desilusión para ser tomado en cuenta.

 

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