Se incrementa la iniciativa privada en Cuba

Graham Sowa

Gymnasio privado improvisado.

Havana Times, 24 enero — Si usted quiere acceder a algún servicio para individuos en Cuba, le va  a costar. Para que se entienda bien, pongo el ejemplo de cómo han subido los precios de los gimnasios privados. En las dos últimas semanas he visto dos artículos diferentes, en la prensa extranjera, sobre los gimnasios en Cuba. El más reciente fue en el sitio msnbc.com.

Este tipo de negocio se realiza en las casas y, generalmente, quienes lo frecuentan son vecinos y amigos. El equipamiento se inventa y se adapta de algo que jamás se pensó en que fuera empleado como pesa.

En la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM) nosotros buscamos piezas de guaguas (buses) viejas.  Pues sí, en Cuba utilizamos todas las partes de la guagua, igual que los primeros habitantes de América del Norte usaban todas las partes del búfalo.

El gimnasio es una institución para las personas, y cuesta dinero inscribirse. En playa Baracoa, el pueblo próximo a la ELAM, cuesta  dos pesos convertibles (aproximadamente 2.50 dólares americanos) inscribirse mensualmente al único gimnasio que conozco.

Existen opciones gratis, pero son ejercicios en grupo y deporte obligatorio que forman parte de los planes de estudio de todas las escuelas cubanas, incluyendo la ELAM.

Así que usted puede realizar ejercicio gratis en grupo, o puede pagar para recibir entrenamiento individual. El ejercicio en grupo es un servicio estatal, el gimnasio es privado. El gobierno tiene éxito proveyendo y organizando servicios en masa, pero prácticamente ausente cuando se trata de opciones y servicios personales. Por lo que este hueco se llena con el mercado privado, que en ocasiones es ilegal.

Sin embargo, este mercado ilegal se encuentra, ahora, en las primeras etapas para adentrarse en el nuevo espacio abierto, recientemente, por el Gobierno cubano, para todos aquellos que quieran trabajar por cuenta propia. Hasta ahora más de 80,000 cubanos han solicitado licencias para vender servicios y bienes de forma privada y mucho más de 75,000 han sido aprobados.  Todos, incluso el gobierno, se están moviendo con agilidad. Cuando llega abril de este año unos 500,000 trabajadores habrán perdido sus trabajos estatales y necesitan amortiguar el golpe.

Ahora existen espacios reconocidos legalmente para abrir negocios, tales como, los gimnasios en casa. Como este mercado ahora es legítimo en los ojos del Gobierno, los dueños, probablemente, se sentirán más cómodos para invertir dinero y mejorar sus servicios. Los clientes deben estar esperando ansiosos.

Y de la misma forma que ir a un gimnasio en Cuba te costará, también te costará comenzar un negocio particular.

Para los pequeños empresarios cubanos con familiares en el extranjero, es obvio de donde vendrá el efectivo para comenzar. Los que no tienen una entrada de euro o dólares enviado por familiares iban a quedarse  atrás, al menos era así hasta la pasada semana.

Fue entonces cuando el presidente Barack Obama hizo algo un poco inesperado. Cuando comience el próximo mes, cualquier estadounidense, sin importar si tiene familia o no en Cuba, puede enviar 500 dólares cada tres meses, a cualquier ciudadano cubano. Hay que tomar por sentado que estos ciudadanos no pueden ser funcionarios del Gobierno cubano o miembros del Partido Comunista, aunque no creo que ninguna de estas personas constituya un grupo importante dentro de la gran cantidad que intentarán abrir un negocio privado.

Los cubanos tienen, ahora, una inmensa posibilidad de nuevo capital privada para realizar inversiones iniciales. La nueva realidad es que cualquiera en los Estados Unidos de América tiene la facilidad para invertir de forma directa y discreta en los pequeños negocios cubanos. Todavía está por ver si esta idea se materializará con transferencias de persona a persona. Sin embargo, con más cantidad de dinero para costear el costo de la vida y las aperturas de negocios privados, más cubanos flexibilizarán sus finanzas individuales.

Graham

Graham Sowa: He vivido en Cuba durante tres años. Me gustaría achacar la pérdida de cabello, que se ve claramente en esta foto actual, a los rigores de la vida aquí y a la escuela de medicina, pero probablemente se deba a cuestiones genéticas. Las amistades más fuertes que he hecho durante mi estancia en Cuba han sido con otros autores de este sitio web. La fuerza de esas amistades casi ha restaurado mi fe de que el mundo en la red puede traer cambios tanto fuera de esta como en la vida real. Me he ajustado a utilizar Internet una o dos horas al mes. Mientras tanto he redescubierto cosas tales como pasar páginas de libros, escribir cosas a mano alzada, y tener que admitir que no sé algo en vez de buscar rápidamente la respuesta en Google mientras el profesor no está mirando.

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