¿Gracias al Partido?

Erasmo Calzadilla

We have the solution to your problem. Photo: Caridad
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Días atrás  Grady Ross hizo un comentario a un diario mío al que titulé “de por qué el partido debe gobernar,” afirmaba allí, que si los EEUU no nos estuvieran agrediendo constantemente, el partido no hubiera tenido que ejercer un férreo control sobre los aparatos del gobierno, como lo ha venido haciendo.

Continúa escribiendo que, sin la autoridad de los líderes del Partido hubiéramos sido derrotados hace ya mucho tiempo, y vueltos a someter al poder de una potencia extranjera, termina invitándome a luchar contra la enajenación, el burocratismo y la baja productividad.

Este comentario despertó en mí un desasosiego que me impulsó a escribir.

¿Cómo sabe él que Cuba no hubiera resistido sin la tutela del partido?  ¿En algún momento acaso hemos tenido la oportunidad de hacer la prueba?  ¿Acaso fue el partido el que gestó u organizó la Revolución?

Usted señor, tiene la misma desconfianza en el pueblo que han mostrado siempre los lideres de los socialismos reales, una desconfianza que transmiten a la gente con palabras como las que usted usa, y que les resulta de paso muy conveniente para mantener sus privilegios políticos.

Quisiera recordarle que los pocos episodios de democracia que se han dado en el mundo, han ocurrido precisamente y no por gusto, bajo el peligro de una agresión extranjera; es decir, una agresión extranjera no es pretexto para no llamar al autogobierno, sino todo lo contrario.

Lo que si opino es que el autoritarismo ha contribuido enormemente a la enajenación, al burocratismo, a la baja productividad de la que usted misma advierte; todas esas son consecuencias inmediatas del divorcio de la gente con la cosa pública.

Soy de la opinión de que este estilo de liderazgo, más allá de su efectividad en conseguir un estado social estable y alejado de la miseria extrema, mérito que sinceramente le aplaudo, es insostenible porque engendra a la larga sus “propios sepultureros.”

Y no me refiero precisamente a un movimiento obrero consciente de si y de sus fuerzas como Marx creyó que ocurriría en el capítulo final del capitalismo, sino todo lo contrario, como usted misma ha ciertamente constatado.