Mi pasión por Cuba

Francisco Castro

Foto de La Habana por Ihosvanny

Hoy escribo porque siento una necesidad imperiosa —que se convierte en frustración— de proclamar a los cuatro vientos mi pasión por Cuba.

Actualmente realizo cuatro lecturas paralelas: por las mañanas, la “Obra Poética” de Fina García Marruz, y la “Poesía Completa” de José Martí; por las tardes, “Volver sobre mis pasos,” una selección epistolar de Mirtha Ibarra sobre la correspondencia escrita por Tomás Gutiérrez-Alea (Titon); y antes de dormir “Lord Jim,” de Joseph Conrad.

Esta lectura, al parecer, exacerba mis sentimientos patrióticos.

De todos los autores, solo el polaco Conrad parece desentonar un poco, sin embargo, la narración en flash-back de las aventuras del joven Jim, que trata de encontrar en el mundo un lugar donde pueda ser útil, es una especie de broche de oro para mi día, cuando pone en boca del narrador sentencias como “[…] La juventud es realmente insolente: esto constituye su derecho, su necesidad. Tiene que afirmarse a sí misma y, en este mundo de constantes dudas, toda afirmación es un reto, una insolencia.”[1]

Los cubanos, por su parte, me muestran tres Cuba de las tantas posibles. Una que es ensoñación, memoria queridísima, olores de campo y ciudad, mezcla de imágenes sonoras y visuales que conforman una isla suave, profunda, susurrante; otra que es dolor y luto, cadenas y grilletes, y a la vez río sonoro y luz clarísima, mujeres virtuosas y hombres gallardos, también memoria querida y añorada; y otra que es todo eso a la vez, más un escándalo tremendo de multitudes acaloradas, revolucionarias, en constante pugna con otra multitud –menor, pero con poder- arraigada a valores caducos, con actitudes que frenan el desarrollo, ciertamente contrarrevolucionarios.

Es muy grande mi país, porque son muy grandes sus hombres y mujeres –lo es su Obra.

Es el conocimiento de esa obra gigante lo que agiganta mi pasión por Cuba. Y mientras más grande es mi pasión, mayor es mi dolor, causado por los contrarrevolucionarios.

Entonces me encantaría poder convertirme en un rabo de nube, ese que pediría Silvio Rodríguez, y arrasar, limpiar de un tajo el cuerpo de la Isla de los parásitos que la desangran.

Entonces, me gustaría ser Titon.

Pero como evidentemente no puedo ser el fabuloso rabo de nube que fue Titon, no tengo otro remedio que intentar ser, al menos, una depresión tropical.

Quiero proclamar a los cuatro vientos, a través de mi obra, mi pasión por Cuba.  Como lo hizo Titon, como lo hace aún desde sus películas.  Quiero defender el derecho a la existencia de todas las Cuba posibles, y su coexistencia pacífica, enriquecedora, polémica.  Quiero que mi obra esté impregnada del dolor por esa ausencia, del optimismo por un futuro grande y sano.

Pero mi obra está aún en bocetos, y mientras mi talento, mi capacidad y mi sensibilidad no estén listos, no la podré realizar.  Por eso me empeño en apoyar este proyecto, que se encarga de mostrar las diferentes pasiones que existen por Cuba.  Por eso intento poner algunas líneas en esta revista, cada vez que puedo, en las que me desgarro hasta el dolor en el intento de decir la verdad, ejercicio que me ha hecho crecer y fortalecerme infinitamente, algo que toda la vida he de agradecer.

Desde aquí aprovecho para gritar mi amor por Cuba, hoy que la conozco un poquito más gracias a mis lecturas, y exijo mi derecho, mi necesidad, de defenderla como puedo, como sé, como me gustaría hacerlo.


Francisco Castro

Francisco Castro: Todo se vuelve más simple cuando uno cruza la línea de los treinta años. Que no significa que sea más fácil, sino más bien, todo lo contrario. Ahí estoy yo, del otro lado de la línea, tratando de averiguar, con lo poco que sé de arte, política, economía…, vida, cómo seguir sin romper algunos juramentos que parecían esenciales, cómo no claudicar, cómo hacer de los años vividos, un faro hacia el futuro.

One thought on “Mi pasión por Cuba

  • Hola Francisco, mi nombre es Alejandro y vivo en EEUU, especificamente en la ciudad mas al norte de la Florida llamada Tallahassee. Queria escribirte porque me tope con tus escritos navegando en internet hoy precisamente. Estaba buscando informacion de Nuestro Apostol en ingles y me encontre con un escrito tuyo en ingles donde hablas de lo importante que fue el desde tu ninez y todas las cosas que te psaron despues al crecer.
    La informacion la buscaba en ingles porque es para un trabajo de mi escuela. Soy amante de la obra de Jose Julian, pero cuando quise traducir al ingles lo que queria de el, aunque se ingles me fue muy dificil.
    Bueno el caso es que queria dacirte que difruto mucho tus escritos, espero que nunca pares de hacer esto que haces y tomar ventaja de publicar tus escritos en internet ya que de esta manera es mucho mas asequible a todo el mundo, bueno ya te puedes dar cuenta que alguien en Tallahassee lee lo que pones aqui. Yo difruto muchisimo mas leer en espanol que en ingles.
    Soy cubano, naci alla y sali con mi famila a los 14 anos de edad, volvi despues de 8 anos, ahora tengo 22.
    Tambien amo a mi isla, creo que tanto como tu y como muchos mas millones de cubanos, por eso me identifico tanto con tus escritos y estoy tratando de iniciar el concepto de el amor a mi patria en mis trabajos plasticos, y tus escritos me han ayudado mucho a poner muchas ideas que tengo en mi cabeza en orden.
    Queria que supueras que admiro mucho lo que haces porque lo haces desde dentro, y es algo desde mi punto de vista muy respetable. Tambien me concidero revolucionario porque fue lo que vi desde que naci en mi casa. Fue una revolucion muy grande que tenian que hacer mis padres dia a dia para poder darnos de comer a mi y a mi hermana. Lastima que esa Revolucion solo la vi en mi casa, a pequena escala. Ahora que tengo pensamiento critico y propio de seguro me hubiera gustado ver tambien una revolucion en mi patria pero nunca paso, nunca la vi. Todos los dias espero porque poco a poco entre todos pues colaboremos a esa revolucion que tanto queremos. Se que desde adentro es como se debe hacer, como lo estas haciendo tu y muchos mas. Loq ue me queda es desearle la suerte del mundo en todo y si en algo puedo cooperar, creeme que lo hare.
    Alejandro

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