Sombras y leyendas de Pinar del Río, Cuba

Un dibujo digital de Fabiola González Díaz. 

Por Fabiana del Valle

HAVANA TIMES – Pinar del Rio, donde los mogotes se erigen como centinelas y el tabaco madura entre la neblina habita una herencia invisible que transita por generaciones, sus leyendas. A pesar de ser asociadas a la oralidad campesina muchas de estas historias han llegado a contextos urbanos o semiurbanos para adaptarse a los nuevos escenarios sin perder su poder.

En estas narraciones se concretan temores colectivos, advertencias morales que se transmiten por la palabra y la experiencia por lo que no se trata solo de cuentos para asustar a los niños. Recuerdo con nostalgia esas noches de los años noventa donde nos reuníamos los primos y a la luz de un farol alguien pedía un cuento de miedo. Mi abuelo se conocía los mejores, su voz los ungía de magia y al final de cada historia siempre había una enseñanza.

Una de las leyendas más conocidas es la Luz de Vueltabajo. La describen como una esfera luminosa que flota sobre caminos rurales o en los márgenes de fincas solitarias y aseguran que aparece al anochecer guiando a los incautos hacia el monte para luego desvanecerse repentinamente.

Investigadores como José M. Fernández en su libro Mitos y leyendas del occidente cubano, 2002 han recopilado múltiples testimonios sobre esta aparición. Algunas personas la relacionan con el alma de un esclavo asesinado injustamente o con espíritus guardianes de tesoros enterrados. El relato parece funcionar como una advertencia contra la curiosidad y como símbolo del extravío espiritual.

También tenemos la historia de El jinete sin cabeza de San Juan y Martínez, esta se remonta al tiempo de la colonia. Según los pobladores en las cercanías de una finca abandonada se escucha en algunas noches, el galope de un caballo sin jinete. Quienes lo han visto, cuando finalmente se revela, afirman que no tiene cabeza.

Esta versión del mito europeo ha sido reinterpretada por la tradición oral pinareña. Se asocia con un antiguo hacendado que era cruel y murió asesinado por sus esclavos. El antropólogo Lázaro Prieto en 2009 menciona casos similares en su estudio sobre las tradiciones fantásticas del occidente cubano. Allí destaca cómo estas figuras funcionan como representación de una justicia poética, aquellos que cometieron abusos en vida son condenados a vagar por la eternidad.

Otra de las leyendas más conocidas de la región es La mujer del Río Cuyaguateje. Este es un relato arraigado en comunidades cercanas a este importante afluente. Según cuenta la tradición al caer la noche puede verse a una mujer vestida de blanco caminando junto al río, a veces llora, en otras ocasiones llama a los hombres con voz afligida y quienes se acercan a ayudarla desaparecen.

La investigadora Lissette González en su libro Cuba misteriosa: crónicas de lo fantástico del 2015, sugiere que esta figura esta emparentada con La Llorona mesoamericana. Considera que representa dolor, pérdida y amenaza ante la feminidad incomprendida. Al mismo tiempo constituye una advertencia para quienes subestiman los peligros del río o el poder de lo desconocido.

Estas leyendas forman parte de un patrimonio intangible de gran valor más allá del miedo que pueden generar. En ellas se resumen temores históricos: la esclavitud, la violencia de clase o el castigo divino. El Centro Provincial del Libro y la Literatura de Pinar del Río conserva en su archivo varias de estas tradiciones que han sido recopiladas por promotores culturales y narradores entre los años 1990 y 2010. En esta época donde la sobreinformación digital nos consume, estas historias orales siguen siendo poderosos vehículos de memoria, de la identidad cubana y de nuestras raíces.

Quisiera poder dar marcha atrás en el tiempo a esas noches en las que mi abuelo nos contaba sobre la luz que a veces veía flotando sobre el cafetal, o la vez que iba cruzando un arroyo y escuchó una voz fantasmal que lo llamaba por su nombre, o como en el palmar de su finca había una marca con la firma de Bermúdez y si eras valiente para decir su nombre tres veces un espectro llegaba para concederte un deseo.

Y aquí esta Fabiana la escéptica, cansada de esta cotidianeidad lúgubre, de mosquitos, carencias y apagones buscando esas cosas de Cuba que aún son bellas, intentando conectar con esa dimensión del mundo que no se rige por la lógica sino por el asombro.

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