Ella es solo una niña

Foto: Cortesia de la tienda de juguetes cubana “Tin Marin”.

Por Fabiana del Valle

HAVANA TIMES – Tiene diez años y ya no es la pequeña que un día vino de la mano de su madre a un cumpleaños de mi hija. Siempre ha sido hermosa, con su pelo lacio, oscuro como el carbón y unos ojos grandes para explorar el infinito.

Tiene diez años y su cuerpo ya posee ligeras curvas, sus pequeños senos anuncian a la mujer en la que se convertirá un día.

Pero es solo una pequeña, aún juega con muñecas e inventa historias con sus amiguitas. Una niña y le han cortado de un golpe la sonrisa limpia, la inocencia de sus cortos años.

Cada vez que miro a mi hija tiemblo, quisiera protegerla, evitarle el horror de sufrir ese tipo de daño permanente, que no se borra nunca aunque pase el tiempo.

Sus padres tenían un amigo y lo acogieron en su casa cuando tuvo problemas con la esposa. El hombre atento traía regalos para los niños, cooperó con los gastos del hogar, comió en la mesa junto a la familia, dormía bajo el mismo techo.

Pero cada noche, cuando sus padres y hermanos dormían, la niña debía satisfacer los más sucios instintos de aquel hombre. Él besaba sus pequeños senos, tocaba su piel, se masturbaba manchando su vientre. Ella quería gritar, contarlo todo para salir de ese infierno. Pero no podía.

Le dijo que si hablaba mataría a sus padres cuando estuvieran dormidos. La tortura se repetía día tras día y no llegaba una mano salvadora que la pudiera rescatar. Su hermano de ocho años lo había descubierto hacía un tiempo, pero el hombre lo amenazaba. Así fue como el pequeño se convirtió en un cómplice temeroso de aquella ignominia.

Un día su mejor amiga vino de visita. Mientras jugaban con las muñecas le relató todo, no sin antes prometerle guardar el secreto. Pero la chica al enterarse sintió miedo y horrorizada le repetía que lo contara. La discusión fue subiendo el tono y su padre escuchó.

Algunas palabras le habían llegado y no podía creer que fuera cierto. Las interrogó, pero solo lágrimas obtenía por respuesta. Su hija temblaba en silencio. La amiguita asustada contó lo poco que sabía.

Se volvió loco, quería matar con sus propias manos a ese tipo que había sido capaz de tocar a su bebé. Agarró el machete, preparó el coche de caballos y salió dispuesto a todo. Esperó durante horas, pero el ignominioso ya había sido alertado y se mantenía escondido.

Entonces su padre lo convenció de ir a la policía para poner la denuncia. Pero allí la respuesta no fue la esperada, le dijeron que no tenían carro para salir a buscarlo. Así emprendió su propia cruzada. Dar caza a esa bestia era su único objetivo y hacer aquello que le correspondía a la ley.

Cuando finalmente lo encontró contuvo la rabia. Con el machete en la mano lo hizo subir al carretón. “Si te bajas de ahí, te juro que te voy a descuartizar”. Lo llevó hasta la estación de policía, lo entregó. Pero al otro día ya estaba en la calle de nuevo. Supuestamente no tenían espacio en la estación para tenerlo retenido. Esa fue la información recibida cuando la familia fue a reclamar.

Vivimos en un pueblo pequeño, de esos donde todos se conocen, donde las historias pasan de boca en boca. Y son esas historias las que se van deformando, adquiriendo dimensiones espantosas. Algunos murmuran que el hombre se encuentra escondido en las tierras de un amigo. Pero los padres de la niña dicen que está preso en espera del juicio

Lo más terrible son los comentarios, nunca faltan en estos casos, afirman que: ¡ella fue la culpable de todo porque lo provocaba, él reaccionó como haría cualquier hombre!

Quizás debo morderme la lengua para no insultar a esas personas, tan despreciables como el hombre que robó su inocencia. Pero no me logro contener, doy libertad a mi ira y reclamo justicia para esa pequeña que hoy sufre.

Ella solo tiene diez años y en sus ojos habita el dolor, la vergüenza de saber que la miran diferente, que todos somos cómplices de su secreto más triste.

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Fabiana del Valle

Fui una niña que soñaba con colores y letras capaces de lograr las novelas más leídas o esos poemas que conquistan a corazones rebeldes. Hoy cerca de los cuarenta, con los pies firmes en esta isla, dejo que el pincel y las palabras sean eco de mi voz. Esa que llevo apretada, prisionera de las circunstancias y mis miedos.

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3 thoughts on “Ella es solo una niña

  • El delito merece la pena máxima. No justifico a la mafia, pero se merece que lo corten en pedacitos.

  • I agree with Irina, I would not be responsible for my actions against this creature

  • Tocan a una nina y no hay carro ni celda para el bandolero, pon un cartel d fidel castro tirano y en menos d 2 minutos esta toda la seguridad del estado en la Zona, te atrapan y te meten 18 anyos guardado, descarados asquerosos comunistas

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