¿Dívide et ímpera?
HAVANA TIMES – El día a día se me presenta como un puzzle en un tablero gigante y aunque me esfuerzo no lo puedo resolver. Las piezas se pierden o confunden unas con otras y cuando logro colocar alguna en su lugar otra se mueve. Al finalizar el día estiro la sábana, me acuesto y empujo el tablero con la esperanza de que el amanecer traiga alguna solución y no más piezas inesperadas.
¿Cuántas veces he pensado o dicho “tengo muchas cosas por hacer”? ¿Y en cuántas me he sentido bien? Es obvio, los seres humanos no somos multitareas, sólo nos podemos enfocar en un trabajo cada vez.
¿Existe un modo viable en el cual mis deseos y obligaciones no interfieran entre sí? Ante esta disyuntiva decidí investigar. No soy de los que arreglan sus vidas con folletos de autoayuda solo que esta cuestión me agobia.
Hasta ahora he aprendido sin asistencia de terceros a manejar los problemas. Estos no son ni fáciles ni difíciles, tampoco grandes o pequeños, solo me llevan más o menos tiempo solucionarlos en función de su complejidad.
Pero durante toda mi vida me he expuesto con frecuencia a pasatiempos y trabajos que poco tienen que ver unos con otros. Me gusta el teatro, la pintura, el cine y la música. Me gusta leer todos los géneros literarios y escribir, caminar por la orilla del mar, bañarme en un rio, compartir con mis amigos, ver series con mi esposo, dibujar con mi hija.
He trabajado como instructora de arte, profesora de pintura, especialista en una Galería de Arte, estadística en una Empresa de Cultivos Varios, artista independiente, he vendido muñecas de trapo realizadas por mí, llaveros, osos de peluche, como diarista para Havana Times, he trabajado como vendedora en una MiPyMe, ama de casa y copropietaria en una pequeña tienda de acuariofilia.
Si me alcanzaran las horas del día haría más de todo lo que me gusta y de lo que no me gusta si esto último garantizara el bienestar de mi hija. Sin embargo, los días no tienen horas ilimitadas, no tengo energía ilimitada, y no puedo, aunque quiera, hacer todo lo que me viene a la mente.
“El secreto para salir adelante es comenzar. El secreto para comenzar es dividir tus complejas tareas abrumadoras en pequeñas tareas manejables, y luego empezar con la primera” . Esta frase de Mark Twain me llevó a otra más antigua atribuida a Julio Cesar; Dívide et ímpera o Divide y vencerás que sería aproximadamente su traducciónal español.
El concepto se refiere a una estrategia que rompe las estructuras de poder existentes y evita la vinculación de los grupos de poder más pequeños. Pero podría ser utilizada en todos los ámbitos en los que para obtener un mejor resultado es necesario o ventajoso romper o dividir lo que se opone a la solución.
Según lo que he investigado, en la vida y en cada proyecto que nos proponemos realizar, una estrategia fundamental para alcanzar el éxito es dividir el problema grande en problemas más pequeños. Esta idea se puede aplicar de manera efectiva en diversas áreas. Es aquí donde entra en juego el concepto aparentemente simple de dividir el problema grande en problemas más pequeños.
Y bien, entiendo que en teoría puede funcionar. Solo que mi problema es el tiempo y resulta imposible fragmentarlo aún más. Entonces, con el ánimo por el suelo encuentro otro punto de vista en el blog de mi amiga de la infancia.
Leyendo el texto descubro que compartimos la misma inquietud, solo que sus vivencias, aventuras y obligaciones son las de una inmigrante que llegó a Estados Unidos hace 23 años, por otro lado, las mías son las de una cubana que lleva 41 años anclada en esta isla.
Ella piensa que agrupar en vez de dividir es más factible. Combinar algunas de esas aficiones y labores de forma que no sea necesario dividir el tiempo sino que de cierta forma la inversión en un área alimente la otra.
Para poner a prueba este experimento personal compró una agenda y escribió ciertas metas que desea alcanzar la mayor parte de los días de cada semana. No sé el resultado final de este proyecto, pero en honor a los años que compartimos juntas, a las cosas que aprendimos una de la otra decido sumarme a su idea.
Ya he rescatado una agenda que tenía guardada desde hace años. Bajo la fecha de hoy escribo las tareas, solo que en vez de dividirlas, las agrupo. Solo espero que al finalizar el día haya una marca de verificación en cada objetivo cumplido.