Niños cubanos sin mascotas

Por Esther Zoza    

El Besucón

HAVANA TIMES – Hace unos meses, antes de que la pandemia revolucionara nuestras vidas, uno de mis sobrinos llegó a mi casa con un pequeño acuario de cristal, en el que bailoteaba un pez muy peculiar. Un pez, como se dice en habanero, de ra–za, conocido como Besucón.

Negarle un deseo a un niño es algo que no se hace por capricho y menos si se trata de una mascota. Así que tras muchos besos y abrazos me dispuse a escucharlo. Lamentablemente, la historia de mi sobrino es la de muchos niños en Cuba.

Las mascotas, ya sean perros, gatos o peces, necesitan atención y cuidado. También, no es menos cierto que son beneficiosas no solo para los niños, pero en nuestra situación económica muchos padres se cohíben de ese maravilloso provecho.

Por supuesto, traté de explicarle a mi sobrino la escasez de alimentos que vivimos, adornándola y haciéndola lo más comprensible posible para su edad, pero no por eso él dejó de afirmar una y otra vez que los peces comen poco.

Finalmente, le prometí que yo cuidaría de su Besucón y que podría venir a visitarlo tantas veces como quisiera. Después de abrazarse a mi cuello se marchó con una sonrisa esperanzadora en su rostro.

Como dije anteriormente, Besucón me pareció un pez bien peculiar, así que me sumergí en el maravilloso mundo de la acuariofilia, y después de navegar en Internet, un ligero sudor me avisó que mi cuerpo se había puesto en alerta.

Sucede que este pez necesita alimentarse dos o tres veces al día, cuando su hábitat es una pecera; pero eso no es lo más inquietante: su alimentación debe realizarse a base de productos secos, escamas, comida congelada, larvas blancas o artemia, acelgas o espinacas hervidas.

Súmase a eso, que si está en cautiverio no sobrepasará los 18cm, a menos que el acuario sea bien amplio y esté ambientado con numerosos objetos decorativos y plantas, preferentemente el musgo y el helecho de java y la valisneria.

Pero las necesidades de este pez no terminan ahí. Como precisa espacio para nadar, el sustrato de la pecera debe ser de granulometría media en cantidad moderada, y los filtros (que también cuestan bastante) deben retornar el agua a la pecera sin producir corrientes fuertes.

Como deben imaginar, una vez leída toda esa información, mi cerebro comenzó a sacar cuentas, a sumar y restar, hasta que llegué a la triste conclusión de que me era imposible mantener a Besucón. 

Fue una suerte que no juzgara a mi hermana cuando se presentó al día siguiente en casa y me gritara a todo pulmón que criar peces era hobby de ricos, y que bajo ninguna razón me permitiría confundir a su hijo, descendiente de la clase proletaria del país.

Triste sí, en tiempo de inopia económica, lo único que nos queda a algunos de los cubanos es amarnos los unos a los otros.

 

 

Esther Zoza

Nací en la década del 60. Amo a mi país y a su gente sencilla y sacrificada. Gusto de las artes, en particular la literatura. En la música disfruto de la trova tradicional y contemporánea, también de la ópera y la música instrumental. Respeto todas las religiones. Me gustan los temas esotéricos y místicos, además disfruto de los enigmas del universo. Creo sobre todas las cosas en Dios. Soy persistente y disciplinada para cumplir mis metas. Me gusta el campo. Vivo cerca del mar. Creo en las relaciones de pareja y en el amor en todas sus manifestaciones.

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One thought on “Niños cubanos sin mascotas

  • Cuando lees el título de tu trabajo lo primero que te viene a la mente es la frase que te dijo tu hermana, he tenido mascota toda mi vida, y fui censurado en una ocasión por la UJC, pues dije que tenía que llegar rápido a mi casa porque tenía que darle la comida a mi perro, lo que me dijeron nunca se me ha olvidado, pareces un pichón de burgués, y cosas como esas e estado escuchando por años, es muy triste, y lo más triste, es que hoy personas sigan pensando igual

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