Los hijos de Maquiavelo
Esther Zoza
HAVANA TIMES – Existen personajes que, en ocasiones, pasan desapercibidos, pero dejan tras de sí una amarga estela de confusiones e intrigas: los saboteadores.
Estos son especialistas en arruinar relaciones de pareja, de amistad, incluso familiares. Expertos en supuestas conspiraciones, son capaces de crear malestar, incluso pánico en la población, tergiversando cualquier noticia.
Es frecuente encontrarlos en las aglomeraciones que se producen en los mercados, bodegas, carnicerías, inclusive en los bancos. También se les ve en las guaguas, los juegos de dominó o los parques, donde se supone que la gente va a descansar o refrescar.
No importa el lugar, ya sea hospital, institución científica, cultural, o una simple imprenta poligráfica, el saboteador despliega toda su oscuridad.
Otro dato digno a tener en cuenta es que es capaz de pasar de sierpe a conejo en un santiamén, y ¨virar la tortilla¨ como se dice en Cuba.
Si él comienza en un nuevo centro laboral, tenga por seguro que, si en el ambiente primaba la armonía, sembrará el camino de espinas y la estabilidad se irá rompiendo, hasta que todos duden de todos y pongan en tela de juicio decisiones ya tomadas.
El contexto será de guerra y lo peor es que nadie advertirá quién encendió la pólvora.
Aprender a pensar por uno mismo requiere entrenamiento y nivel de decisión, no dejarse manipular y advertir el rastro de los reptiles que sobreabundan las alcantarillas de cualquier cuidad demanda de una atención continua, máxime si el saboteador aguarda por su alimento.
Conozco a muchos saboteadores en Cuba, y coincido con este articulo. ¨Aprender a pensar por uno mismo requiere entrenamiento y nivel de decisión, no dejarse manipular y advertir el rastro de los reptiles que sobreabundan las alcantarillas de cualquier cuidad demanda de una atención continua, máxime si el saboteador aguarda por su alimento¨ Lo mas triste es que, con todos los problemas que existen, estos reptiles siguen saboteando todo lo que encuentran.